Imagen de los dos operarios que retiraban la valla de Maestro Rodó. C7

«¡Menos mal que quitan la valla, ya era hora!»

Un ruido de sierra levantó ayer a los vecinos de la calle Maestro Rodó. Dos operarios cortaban el obstáculo que les impedía el acceso rodado y que fue instalado hace 18 años

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 31 de marzo 2021, 06:48

José subía, casi sin resuello, tras superar la raspa de escalones que constituye la espina dorsal del Barranquillo de Don Zoilo. Le sorprendió el ruido que había en la calle Maestro Rodó. Y no ocultó su sorpresa cuando descubrió que la valla que impedía a los vecinos entrar y salir y con sus coches, había sido ya retirada. Dirigiéndose a Matías Dávila, el presidente de la asociación de vecinos Unión Vecinal Don Zoilo, resopló: «¡Menos mal que nos la quitan, ya era hora!».

Publicidad

«Esto, que debería ser lo normal», apuntó Dávila en relación a tener una calle abierta que conecte con el resto del viario urbano, «se ha convertido aquí en una odisea y en poco menos que un milagro».

El tiempo en esta parte del Barranquillo de Don Zoilo se cuenta casi como una condena. Dieciocho años y alrededor de treinta días ha sido el tiempo que ha necesitado la justicia para tumbar una valla que separaba el vial privado de la urbanización de chalés Jardines de Chil de la calle Maestro Rodó, donde vive una veintena de familias en casas terreras.

Un poco de historia

  • 1997. La promotora Guaylucky compró la parcela al Ayuntamiento para construir la urbanización Jardines de Chil.

  • 2002. Guaylucky concluye la obra de la urbanización y reconoce la servidumbre de paso de los vecinos de Maestro Rodó, si bien existía una diferencia de cuota importante con el vial de Jardines de Chil.

  • 2003. La comunidad de propietarios de la urbanización privada instaló una cadena que impedía la comunicación con Maestro Rodó. En octubre de ese año, la cadena fue sustituida por una viga de hormigón en todo el ancho de la carretera. Sobre ella, se colocó la valla.

  • 2021. El Tribunal Supremo pone fin a una larga batalla judicial al ratificar la sentencia que obligaba a retirar el obstáculo y reconocía la servidumbre de paso en favor de las familias de Maestro Rodó.

La última vivienda que se construyó en el barrio fue la de José Castellano, quien forma parte del grupo de vecinos que tomó el testigo de la batalla judicial iniciada por la asociación de vecinos Unión Vecinal. La casa de José, construida hace veinte años, es la única que tiene garaje, solo que, por falta de uso, ya no funciona el mecanismo de apertura y cierre. «El último coche que entró aquí fue el camión que me trajo la puerta del garaje», recuerda. Y de eso hace ya dos décadas. Su coche, como los del resto de estos vecinos, tienen que aparcar en la parte alta, en la calle Pepe García Fajardo o en un callejón sin salida que está 38 escalones por encima de las viviendas.

Mientras Castellano relataba el esfuerzo que han tenido que afrontar todos los vecinos para lograr retirar la valla, algunos residentes salen a la calle y no pueden reprimir una sonrisa. La señal del pulgar enhiesto se contagia con esa viralidad que solo posee la alegría. «Estamos muy contentos porque hoy es un día para la historia», explica este residente de la calle Maestro Rodó, quien no quiere dejar pasar la oportunidad de hablar con CANARIAS7 para mostrar su agradecimiento al abogado con el que ganaron la última batalla judicial, la del Supremo, y que no es otro que Juan León Esper-Chain Armas.

Publicidad

A flor de piel

Matías Dávila se asoma a la obra desde la perspectiva que le dan sus lágrimas. Ya no sabe si reír o llorar. «Estoy emocionado». La declaración se entrecorta. «Al fin se hace justicia, han pasado veinte años y con la sentencia del Tribunal Supremo, esto ya se acabó», señala a la valla metálica que está ya apoyada en el muro, mientras dos operarios siguen picando la base de cemento sobre la que se colocó la barrera.

Sin embargo, la felicidad nunca es completa. Los dos vecinos muestran su preocupación por el hecho de que el acceso a la calle se siga haciendo a través de una puerta automática, que se abre con mando a distancia.

Publicidad

«Ahora quieren condicionarnos con una llave para controlar quién entra y sale», denuncia Dávila, «si hacen eso, significará que un familiar no puede venir a casa; o que si necesitamos una ambulancia, tengamos que salir corriendo para abrir la puerta automática; o lo mismo con el camión de limpieza».

También José Castellano mostró esta preocupación. «No estamos conformes del todo porque esperamos que quiten la puerta», añadió.

Matías Dávia, José Castellano y otra perspectiva de la obra. C7

Hay que tener en cuenta que la sentencia del Tribunal Supremo, que es la que ratifica la determinación del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en favor del tránsito de los vecinos de Maestro Rodó, reconoce la servidumbre de paso «a favor de los inmuebles sitos en la misma calle Maestro Rodó de esta ciudad». Residentes de la urbanización Jardines de Chil y han explicado que la sentencia obliga a retirar la valla para permitir el paso de las familias de dicha calle, pero no hay que entenderla como que el vial pasa a ser de uso público.

Publicidad

Por eso, el presidente de la asociación de vecinos demanda del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que expropie todo el vial, de tal forma que pase a formar parte del dominio público y no haya nadie que pueda ejercer el control sobre el acceso en coche a Maestro Rodó. «El gobierno municipal tiene un informe firmado por (el coordinador general de Urbanismo, Edificación y Vivienda) José Setién favorable a la ejecución de la expropiación forzosa de esta calle», aseguró Matías Dávila.

El presidente de Unión Vecinal Don Zoilo también reclama que se aproveche la llegada de fondos y las posibilidades que da la supresión del techo de gasto para crear un pequeño vial con aparcamiento para los vecinos de la parte baja de Maestro Rodó, quienes siguen sin acceso viario.

Publicidad

Castellano, por su parte, advierte de que «los vecinos no queremos que se politice la apertura de la calle ya que, con nuestro dinero y el buen hacer de los abogados se ha conseguido esto, sin ayuda de ningún estamento». Recuerda que el Ayuntamiento «nos daba largas diciendo que no había presupuesto».

«Siempre nos hemos sentido abandonados», añade Dávila, «el Ayuntamiento se ha escondido detrás de sus despachos y ahí sigue».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad