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Los servicios de vigilancia de playa de Cruz Roja volvieron a izar este martes la bandera amarilla que desaconseja el baño en la playa de Las Canteras. La acumulación de microalgas obligó al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en cumplimiento de los protocolos sanitarios de la Comunidad, a recomendar a los ciudadanos a no zambullirse entre el muro Marrero y La Puntilla, si bien, por lo general, no representa ningún riesgo grave para los bañistas.
«Los efectos para la salud derivados de la presencia de los 'bloom' -proliferaciones o afloramientos- de esta especie, se describen como un cuadro de irritación ocasional de la piel cuando se entra en contacto directo con la masa de microalgas», se aclaraba en un informe elaborado en 2017 por parte de la dirección general de Salud Pública del Gobierno canario ante un episodio que duró varios meses. También puede producir irritación de las mucosas.
La protagonista de esta situación es una cianobacteria del género 'Trichodesmium', que «no forma parte de la lista de microalgas y cianobacterias nocivas de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO».
Su presencia es notable por una coloración anómala del agua; en ocasiones se forma una especie de nata; y hay veces que genera un olor desagradable.
Un informe sobre el episodio de 'Trichodesmium' en Canarias en 2017, elaborado por Javier Arístegui y Antonio J. González-Ramos, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y Mar Benavides, del Instituto Oceanográfico de Francia, señalaba que «apenas hay una decena de estudios que hayan tratado los efectos de la toxicidad de 'Trichodesmium', y no conocemos casos registrados de toxicidad directa sobre personas (más allá de procesos de dermatitis, irritación de mucosas o estrés respiratorio). Las actuaciones en países con una cultura ambiental y sanitaria avanzada, como Australia, recomiendan simplemente no bañarse cerca de manchas de Trichodesmium, e informan del carácter nocivo, pero no tóxico en humanos de la cianobacteria».
El protocolo sanitario especificaba en 2017 que «ante la presencia de un bloom de este tipo de microalgas, no está indicado el uso de la bandera roja como advertencia ya que en ningún caso estaríamos ante un grave riesgo para la vida humana o para la salud de las personas». Por eso, se opta por la amarilla.
Ducharse o enjuagarse abundantemente para retirar cualquier resto sobre la piel.
Lavar y secar la ropa que tuvo contacto con las microalgas.
En caso de que note algún efecto sobre la salud, acudir al médico
Se trata de un fenómeno natural que nada tiene que ver con fenómenos de contaminación, sino que responde a unas determinadas condiciones oceanográficas, como explica el miembro del Grupo en Biodiversidad y Conservación del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-Ecoaqua) de la ULPGC, Fernando Tuya.
La primera condición es que el agua está muy caliente, algo que Tuya relaciona con las olas de calor marinas que están asociadas al fenómeno de fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial (El Niño-La Niña).
En efecto, en junio, la Agencia Española de Meteorología (Aemet) informaba de que se alcanzaban valores entre 2,5 y 3,5 grados por encima de lo que se considera normal para las aguas canarias. Es más, durante la pasada primavera, la temperatura superficial del mar en la zona marítima de Canarias alcanzó su temperatura máxima desde 1940, con 20,8 grados.
A ello se añade la estratificación de la columna de agua. Al debilitarse el alisio y el oleaje, las diferentes 'capas' que hay en el mar -en función de la salinidad o la temperatura- se estabilizan, con lo que se genera un ambiente más propicio para la proliferación de estas microalgas. «Los filamentos que se observan son colonias, es decir, es como si un grupo de personas nos diéramos las manos y pudiéramos hacer una cadena», explica Fernando Tuya, «lo que ocurre es cuando hay oleaje o viento, estas cadenas se rompen», con lo que no llegan a la costa y no nos enteramos de que están ahí.
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Otro de los factores que influye en que estos afloramientos lleguen a la costa es la propia dinámica marina, que hace que en el sur muchos de estos episodios no acaben en la orilla -de hecho se están observando desde hace más de una semana en el entorno de Puerto Rico a varias millas del litoral-, pero que en cambio en el norte puedan entrar dentro de La Barra, en la playa de Las Canteras.
El director del IU-Ecoaqua, Ricardo Haroun, detalló que los filamentos de 'Trichodesmium' están siendo vigilados vía satélite y se trata de «enormes colonias de varios kilómetros de largo». Las herramientas de observación permiten constatar su presencia, pero no consiguen que se pueda predecir cuál va a ser su deriva en la superficie oceánica.
Canarias ha vivido ya otros florecimientos de microalgas. En los últimos años se ha constatado casos en 2004, 2011 y 2017.
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