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La moda de lanzar huevos contra las guaguas para celebrar Halloween se extendió este año por toda la ciudad. Según los datos que aporta Guaguas Municipales, más de 85 vehículos tuvieron que pasar por los talleres para que les fueran retirados los restos de los huevos que fueron estampados, en general, por grupos de adolescentes y menores disfrazados.
Las líneas más afectadas fueron las que prestan servicio a los barrios de Tamaraceite, Siete Palmas, Coperfham, San José y San Cristóbal, según informaron fuentes de la compañía, pero los chóferes también reportaron problemas similares en San Nicolás, los alrededores de Usos Múltiples, Rafael Cabrera y Casablanca III.
El número de partes por estos incidentes se redujo, en todo caso, a veinte porque muchos de los conductores prefirieron no dejar constancia de los hechos y optaron por meter la guagua en el taller para que retiraran los restos. Los huevos son uno de los productos que más cuesta quitar de la chapa de los vehículos, llegándose al punto de que hay veces en que es necesario pulir.
A la vista de la experiencia de otros años, Guaguas Municipales decidió reforzar el servicio de talleres, si bien hasta ahora nunca se habían registrado tantos casos como en esta noche de Todos los Santos. De hecho, los primeros ataques con huevo de este año se registraron el pasado martes en un vehículo que circulaba por Pedro Infinito.
«Esto empezó hace dos años pero este año ha sido una pasada», explicaron desde el comité de seguridad y salud laboral de la empresa municipal de transportes, «nos ha pasado en casi todos los barrios».
Más peligroso resultó el hecho del lanzamiento de piedras contra tres guaguas que acabaron con los cristales rotos. Una impactó y resquebrajó el parabrisas frontal de la linea 33, en Coperfham; otra afectó al retrovisor de un vehículo de la línea 13, en Tres Palmas; y a una tercera un vehículo de transporte de personal, le rompieron el cristal de la puerta lateral.
«No hubo heridos», explicaron los chóferes, «pero es un riesgo para los viajeros y para nosotros».
Sí tiene, en todo caso, consecuencias económicas: la luna frontal tendrá un coste de 2.000 euros; la sustitución de la luna lateral saldrá unos mil euros; y el cambio de retrovisor supondrá unos trescientos euros. A ello hay que añadir alrededor de 500 euros para el personal de refuerzo y los gastos de agua, champú, cera...
Esta moda está vinculada a la celebración estadounidense de Halloween, donde se lanzan huevos contra las casas que no reparten golosinas a los niños. Sin embargo, en la capital grancanaria, y en otras ciudades españolas, se ha desvinculado de la petición de chucherías.
Es más, se ha extendido a otros vehículos, viviendas y mobiliario urbano. La Policía Local capitalina contabilizó trece servicios desde las 19.00 horas hasta las 02.00 horas por las quejas reiteradas de vecinos, pero reconocen que «recibimos llamadas de prácticamente toda la ciudad». El hecho más grave ocurrió en la calle Lomo La Plana donde tuvieron que desplazarse tres coches de la Policía Local para identificar a un grupo de treinta jóvenes que estaban tirando huevos contra edificios y personas.
Los agentes recuerdan que el lanzamiento de huevos hacia personas o vehículos pueden causar lesiones e incurrir en una responsabilidad penal.
Tampoco los taxis se libraron de la lluvia de huevos en Schamann, Las Rehoyas y Casablanca III.
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