
Del Pino al Carmén: 120 años entre dos coronaciones
José Luis Yánez Rodríguez
Cronista oficial de Teror
Viernes, 2 de mayo 2025, 21:47
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José Luis Yánez Rodríguez
Cronista oficial de Teror
Viernes, 2 de mayo 2025, 21:47
En 1904, la comisión formada en Gran Canaria para conmemorar el cincuentenario de la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción entendió que la mejor ... manera de hacerlo era solicitar al Papa la Coronación Canónica de la Patrona de la diócesis; y así lo propusieron al Obispo de Canarias ,José Cueto, quien en mayo de 1904 la elevó al Vaticano. El 24 de julio de aquel año, el Papa Pío X otorgaba a Nuestra Señora del Pino los honores de su Coronación Canónica.
Cuando el Cabildo de San Pedro de Roma decretaba la Coronación, comenzó en Gran Canaria una ilusionada cuenta atrás en lo que iba a ser el primer acto de relevante importancia de los muchos que durante el siglo XX fueron conformando la singular idiosincrasia de la advocación del Pino, su relación con los poderes públicos durante décadas y el auge y configuración de las fiestas que en su honor y en honor a la simbología de lo canario, fueron acrecentándose y mejorando a lo largo del siglo. Teniéndose prevista la celebración del acto para diciembre, ya que se deseaba hacerlo coincidir con la onomástica de la Inmaculada Concepción, los temores a las lluvias, el deslucimiento del evento y la buena acogida que estaba teniendo, sobre todo entre las mujeres grancanarias, la campaña de recogida de donativos y de joyas con las que realizar las coronas y sus aureolas nimbadas de doce estrellas tal como las describe el Apocalipsis, determinaron el que la comisión propusiera al obispo retardar la fecha de la coronación hasta el año siguiente. La propuesta, aceptada por el prelado fue elevada a Roma y con su visto bueno se eligió el mes de septiembre de 1905 para llevar a cabo el acto con todos los honores que merecía.
Durante más de un año se estuvieron recogiendo aportaciones para realizar las coronas y cientos de mujeres donaron joyas para que formaran parte de las mismas; un aspecto que les daba un valor sentimental añadido. El orfebre Casimiro Márquez realizó una filigrana digna del fin a que se destinaba: 800 gramos de oro de 18 quilates, 56 esmeraldas, 34 brillantes, 180 granates y zafiros y 700 perlas ornamentaron una pieza sin igual que fue el resultado del empeño de un pueblo que, en su mayoría, estaba formado por personas que sufrían la penuria económica de las islas, pero a las que no importó desprenderse de las pocas joyas que tenían y, poco a poco, reunir lo necesario para realizar las Coronas, de las que, a fin de cuentas y en justicia, todos eran partícipes.
Una semana antes de la Coronación, el Sol sufrió un eclipse total, quizás como un preludio de la magnífica y luminosa mañana con que, tal como nos describen las crónicas, la víspera de la Natividad de Nuestra Señora de 1905 anunció a la Gran Canaria que el día tan esperado había llegado. Y al mediodía de aquel 7 de septiembre de 1905, la voz del obispo José Cueto y Díez de la Maza, revestido de pontifical, anunció, después de mostrar las coronas al pueblo, con tono solemne desde la puerta principal del templo de Teror, donde se había ubicado el Trono, a los más de treinta mil canarios que asistieron a la ceremonia, las palabras establecidas por la fórmula del Ritual, y repetidas según coronaba a al Niño y a la Virgen: «Así como eres coronado en la tierra por nuestras manos, así merezcamos ser coronados por Ti en los cielos de gloria y honor. Así como eres coronada por nuestras manos en la tierra, del mismo modo merezcamos ser coronados de gloria y honor por Cristo en los cielos». El entusiasmo se desbordó durante todo el resto del día.
Setenta años más tarde, las coronas que lució la Patrona en miles de actos y celebraciones, desaparecieron en el triste robo que sufrió el Camarín de la Basílica del Pino en enero de 1975.
Después vinieron las coronaciones de las imágenes de Nuestra Señora del Rosario en Agüimes, el 4 de octubre de 1959; Nuestra Señora de la Soledad de la Portería en Las Palmas de Gran Canaria, el 19 de marzo de 1964; Nuestra Señora de los Dolores en Vegueta, el 24 de mayo de 2012 y Nuestra Señora de Guía en Santa María de Guía, el 15 de julio de 2012.
La fuerte presencia social, el fervor desbordado y emotivo que La Isleta, Gran Canaria, el archipiélago entero manifestaba en los últimos años hacia la advocación titular de barrio y parroquia hizo que muchas personas empezaran a pensar en que la Virgen del Carmen del portuense barrio capitalino también tenía méritos para ello. Y comenzó a moverse todo para conseguirlo.
El día principal de sus fiestas de 2023, el obispo auxiliar de la diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz, anunciaba la apertura del expediente para su coronación canónica. Dijo que ello implicaba el inicio de un proceso que llevaba ya más de un año de trabajo y preparación y que se prolongaría un par de años como explicaba por entonces a la prensa el presidente de la comisión de las Fiestas del Carmen, Alexander Arce.
El 31 de mayo de 2024, ya se pudo llegar a la presentación del informe de la coronación al obispado por un grupo de devotos del Carmen, que incluía la amplia, profunda e intensa historia de la advocación con el inmenso añadido de la devoción que movía en miles de mujeres y hombres de toda Canarias. El informe, en el que habían participado diez personas, entre vecinos y miembros de la parroquia, reunía, en más de 200 páginas, documentación de archivos y hemerotecas, así como fotografías y testimonios orales que avalaban no solo «la fidelidad que se tiene a la Virgen del Carmen en La Isleta, sino también el trabajo comunitario que se ha desarrollado desde siempre en la parroquia que lleva su nombre, lo que había comenzado a fraguarse con la propuesta de la coronación en 2013, coincidiendo con el centenario de la llegada de la Virgen del Carmen a La Isleta».
Nada más hacerse pública la intención de la comisión, se iniciaron los apoyos tanto institucionales como personales. Todo es poco para Nuestra Señora del Carmen, era el pensamiento unificador y la voluntad que los movía. Ayuntamientos como Gáldar o Teror, cronistas, intelectuales, amantes de nuestra historia y tradiciones avalaron lo que se pretendía. Y que la Virgen del Carmen fuera la sexta imagen de la Virgen que se coronaba en la isla, un orgullo popular y una inmensa alegría para los que la sentían en lo profundo de sus corazones.
Por ello, al año justo del anuncio del inicio del expediente, el obispo José Mazuelos anunciaba la coronación para el 3 de mayo de 2025. Algo que «hacía realidad el sueño de quienes llevaban años trabajando para conseguirlo». Se anunciaron los detalles de los miembros de la comisión, el trabajo realizado por Ruymán Hernández, la coronación en la Base Naval; la utilización de la corona que ya poseía la Virgen del Carmen, años antes por las familias de La Isleta a través de una iniciativa impulsada por los costaleros y diseñada para la imagen en Sevilla; unido todo ello a conferencias, y reconocimientos a la Armada y a las Hijas de la Caridad, por su papel en el proceso de configuración de barrio y fervor.
La sensible implicación del equipo humano que realizo propuesta e informe recibió posteriormente el apoyo directo de la Casa de Su Majestad el Rey en forma de una carta, dirigida al párroco de la parroquia de la calle Benartemi, en la que se da respuesta afirmativa a la petición cursada a esta institución para que los reyes Felipe VI y Letizia asumieran la presidencia de la comisión honorífica que se ha creado para distinguir a personas y entidades que han contribuido a lograr este proyecto. Un orgullo para un barrio humilde como La Isleta, tal como indicara David Sánchez, integrante asimismo del equipo que elaboró el informe y realizó la petición.
Luego todo ha sido un camino lleno de efemérides y de mucha alegría: el cartel realizado por el artista orotavense Josué Hernández; las bellísimas coronas de talco donadas por la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de La Orotava y obra del artista Daniel Benítez con las que la imagen esperará la Coronación; el pregón de Juan Dobado , prior del convento del Santo Ángel de la Guarda de Sevilla; el traje confeccionado por el artista Omar Jesús Nelson Navarro, vecino de Visvique, experto en bordado de oro, que ha realizado una obra sin igual y que pasará de inmediato a formar parte de las obras más valiosas y preciadas del patrimonio religioso textil de la Iglesia de Canarias.
El obispo Mazuelos dijo que «la coronación no es un premio que le damos, sino un fruto que recogemos. Si hay una devoción fuerte y hay motivos, pues se recoge el fruto de la coronación y de la corona, en un barrio con gente que sabe lo que es el mar, las dificultades, personas que se encuentran pequeñas ante la inmensidad del océano y, sin embargo, María está ahí siempre como un consuelo, como una madre, que tal como afirmara el Papa Francisco, la gente sencilla tiene esta fe».
Quizá sea ésa la diferencia entre esta corona y aquella otra de hace 120 años. A Nuestra Señora del Carmen la corona la inmensa y profunda voluntad del pueblo como el de La Isleta que reivindica con fuerza todo aquello que aún falta para completar el bienestar de sus habitantes. Pero a la vez manifiesta un amor tan intenso hacia la Virgen, que nada allí se entiende sin la presencia de Nuestra Señora del Carmen; ni Ella querría si le preguntáramos, estar en otro sitio que no fuera el barrio de La Isleta. Por algo será.
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