La Isleta se viste de colores por el Carmen
Fiestas. Cientos de vecinos alfombraron este sábado las calles del barrio para la procesión terrestre de la Virgen en su día grande | Desde esta madrugada Ella pisará la primera por tapices de sal, arena o caucho
Juan Carlos Gil, peninsular y casado con una hija de La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria), ultima con sal la decoración que remata el perímetro de una alfombra en un tramo de la calle Menceyes. «No soy de aquí, pero llevo más de 20 años participando, te acabas involucrando por cómo se vive esta fiesta». Se le escucha a duras penas. La música está alta. Son las cinco de la tarde de un sábado, pero el barrio bulle de vida. El pueblo entero se bate el cobre para estar a la altura el día de Ella, que es como conocen a la patrona, a la Virgen del Carmen. Las calles se visten de sal, caucho, arena y colores para la procesión terrestre más esperada, la de este domingo.
Menceyes tiene varias alfombras, pero la que trabaja Juan Carlos ha sido idea de un joven entusiasta de 32 años, José Juan Díaz, que vive esta tradición desde niño aunque solo lleva 5 residiendo en esta calle. «Mi familia es de La Isleta, pero ya yo me compré mi propia casa aquí; tenía claro que yo quería una casa en La Isleta en una calle donde la Virgen del Carmen pasara el día de Ella». Y es Ella, de hecho, la que inspira el diseño de la alfombra, «solo con motivos carmelitas, desde los escapularios con la m de María, al escudo del Monte Carmelo, el nombre de la Virgen, y el escudo de la orden.
Luces y focos le dan el toque definitivo a una calle de tonos canelo, blanco y negro, fruto de una semana intensa de convivencia y trabajo que no solo 'pintó' de colores el asfalto, sino que también decoró las aceras con 14 estandartes y los frontis. «Cada vecino puso 40 euros», apunta José. En total, 500 kilos de sal, 400 de arena de montaña y 300 de caucho triturado. Y mucho reciclaje.
No mucho más allá, en el tramo más al este de la calle Menceyes, Cristina Batista recorre la alfombra, rematando la faena, porque el trabajo parece listo y la vecindad ya anda metida en modo tenderete. Unos bailan y otros están de tertulia. Buena parte del jaleo sale del número 55, la casa familiar de la bisabuela de Cristina, que tuvo 10 hijos y lleva lustros dando vida a esta tradición con tanta descendencia.
En aquel hogar de los inicios ya solo reside un primo, pero aquí paran todos cada mes de julio, para colaborar y para reencontrarse, otra bonita excusa que siempre procura la Virgen del Carmen. Diseñada por Néstor Domínguez, la alfombra, de fondo negro, recrea motivos marinos, desde un barco a una morena, una estrella, una fula o una vieja, todos de llamativos colores.
En contraste, el diseño del tapiz de la calle Romeral es de figuras geométricas y en un sobrio blanco y negro, obra de Josué Quevedo. Su madre, Coralia Reyes, anda en faena en la cocina, con otro rancho de mujeres de la familia y amistades, que ayer sirvieron a la comunidad su habitual menú de tortillas variadas y ensaladas de col. Fuera aún queda tarea. Siguen rellenando arena. Pero estará lista para cuando Ella la pise. Esta será la última alfombra de su día, la del regreso al templo, este domingo, ya avanzada la mañana.