Un hostelero se viste de pollo y se ata a una farola ante Hacienda para aplazar su deuda
«No quiero limosnas, quiero pagar a plazos mi deuda y seguir con mi negocio para pagar a mis empleados y proveedores», asevera Agustín Camacho
Agustín Camacho, dueño del restaurante Don Quijote de la capital grancanaria, protagonizó este jueves una reivindicativa acción ante la sede de la Agencia Tributaria de Las Palmas de Gran Canaria. Como muchos empresarios de la hostelería y restauración, Agustín ve peligrar su negocio por la crisis derivada de la pandemia y las restricciones en locales como el suyo.
Vestido de pollo «porque me están desplumando», Agustín se ató al pie una cadena y esta a una farola para reclamar que le atendiesen y llegar a un acuerdo con Hacienda para aplazar el pago de su deuda. «Hace unos tres o cuatro días me llegó la notificación del embargo. Debía unos 12.000 euros a la Seguridad Social, y ya pagué unos 6.000; mientras que Hacienda me reclama unos 13.500, aunque ya he pagado unos 6.500. Yo no quiero una limosna, solo que me escuchen y negociar un aplazamiento o forma de pago. Yo quiero saldar mi deuda, nada más«, aseveró a este periódico Camacho, que finalmente logró su propósito tras unos 15 minutos encadenado.
«No pretendía hacer ningún espectáculo. El día anterior el jefe de sala no me quiso atender, por lo que no podía quedarme quito porque no solo está en juego mi negocio sino los ocho empleados que tengo. Todos asegurados. El dinero que estoy haciendo es para pagar a mis empleados y proveedores, que gracias a ellos no he cerrado mi restaurante como sí lo han tenido que hacer muchos hosteleros. Así que me disfracé de pollo para simular que me están desplumando, me até a una farola con una cadena de tres metros y mostré una pancarta para que me atendiesen. Esperé unos 15 minutos hasta que salió el director de la sede de Hacienda«, dijo Agustín, agradecido esta vez por la respuesta.
«Me han vuelto a dar una cita y tengo la esperanza de poder saldar mi deuda a plazos. Mi restaurante es rentable y yo quiero pagar lo que debo, pero creo que lo primero es pagar a mis empleados. Sin ellos no podría seguir adelante ni pagar a la Seguridad Social y Hacienda. Si me veo obligado al cierre nadie cobrará«, dijo el dueño del restaurante a este periódico. »El argumento de ellos para no atenderme era que tengo una cita para dentro de mes y medio, pero dentro de un mes y medio no tendré solución. Necesito una solución ya«.
«Mi misión era atarme ahí hasta que alguien me atendiese. No quiero publicidad, solo quería que me escuchasen. Solo quiero negocia para pagar, yo quiero pagar«, insistió Agustín, que entiende las dificultades por las que están pasando muchos hosteleros en las islas.
«Las ayudas no llegan o llegan tarde y son insuficientes. Al primer día, cuando no me quisieron atender, me contestaron que otros muchos empresarios están en mi misma solución y que no podían hacer excepciones. Pero deben entender que la situación es muy complicada, que estamos desesperados y de nosotros también dependen muchas familias. Queremos pagar, pero también necesitamos ayuda. Yo voy a seguir peleando por mi negocio y mis empleados«, manifiesta Agustín Camacho.