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Francisco José Fajardo y EFE
Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 4 de abril 2024, 15:47
La pareja acusada de asesinar a Antonio Ojeda García, conocido por Nono, un discapacitado de 60 años vecino de Pedro Hidalgo, al que –presuntamente– retuvieron durante más de una semana para robarle su pensión sometiéndolo a maltratos continuos, cometió unos «hechos gravísimos» y hay «pruebas más que suficientes para condenarlos», según insistió este jueves la fiscal Cristina Coterón durante su informe en la última sesión del juicio.
Por contra, el letrado Guillermo Nieves, defensor de Jefrey F.B.S., niega los hechos. Se trata del hombre al que la fiscal achaca haber dado a la víctima un golpe fatal que desencadenó finalmente su muerte y hacerlo, además, mientras lo tenía atado y no podía defenderse, por eso, la calificación como asesinato y no homicidio.
Un planteamiento de descarga de responsabilidad penal que también secunda el abogado Israel Godoy, que defiende a Ylenia R.S., la mujer que «es igual de responsable» del fallecimiento que su pareja, según la fiscal, porque no hizo nada para ayudarle, es decir, actuó en comisión por omisión, según su criterio.
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Para ambos, la Fiscalía ha pedido «un veredicto contundente» al jurado que decidirá sobre su culpabilidad tras haber recibido el objeto sobre el que tendrá que deliberar durante las próximas horas o días.
Coterón solicitó un veredicto que sea «acorde a la gravedad de los hechos», ocurridos en septiembre de 2021 en un piso del barrio de Zárate donde residían los encausados –al menos el varón– y que estaba «en estado deplorable», planteó la acusación pública.
Esta parte sostuvo que la pareja supuestamente asaltó en la calle a Nono para subirlo a un vehículo y llevarlo a su domicilio para encerrarlo allí a fin de obligarlo a darles unos 1.100 euros que cobraba al mes a cuenta de una pensión que cobraba por orfandad y otra que percibía porque tenía un grado de discapacidad psíquica reconocida del 66% y dificultad para caminar por un problema en las piernas. Tras este hecho, su presunto ejecutor «le pegó, le pegó mucho», de forma habitual, expresó la fiscal.
Y lo hizo, añadió, hasta el punto de que «tenía la cara completamente destrozada» a resultas del daño que le había causado y «no solo el día en que lo mató», sino a diario, apuntó, aduciendo como pruebas, de un lado, las declaraciones de la mujer con que convivía, que admitió que el fallecido «le pedía ayuda» según ha afirmado, y, de otro, los análisis forenses que revelan que presentaba «heridas de días anteriores».
Una circunstancia a la que el defensor del principal imputado –al que la fiscal pide imponer una pena de prisión permanente revisable por un supuesto delito de asesinato y otra de seis años por detención ilegal–, aludió por contra y como posible indicio de que las marcas de golpes que tenía su cadáver, que eran «lesiones que ya presentaba cuando lo encontró» y lo llevó a su casa.
Ya que, según la versión del abogado, la pareja no abordó en la calle al muerto para subirlo por la fuerza a un coche y llevarlo contra su voluntad a su casa, sino que le prestó auxilio porque le perseguían otras personas y lo acogió en su hogar.
Además, Guillermo Nieves sostuvo que estas marcas como señales de ligaduras que se apreciaron en sus muñecas y tobillos eran antiguas y ese hecho daría veracidad al testimonio de su cliente respecto a las circunstancias en que se produjo su fallecimiento. El mismo, adujo, se debió a un golpe que él mismo se dio accidentalmente estando en la cama y sin que lo tuvieran maniatado para someterlo, como así asegura el Ministerio Público.
Si bien la fiscal apuntó que a los miembros del jurado «no les debe quedar ninguna duda del infierno que pasó la víctima» a manos del hombre que lo retenía, también recalcó que constaban incluso declaraciones que hizo en distintos momentos de la investigación la otra procesada, que habló de que «Nono decía lo de siempre: 'no me pegues, no me pegues'».
Testimonios de la mujer, para quien solicita 18 años de cárcel por un supuesto homicidio en grado de comisión por omisión y otra de seis años por detención ilegal, confirman, al tiempo, que el final del discapacitado fue consecuencia de que su pareja, encontrándose aquel atado y «cuando estaba sentado en la cama, le dio un golpe fortísimo», tanto que «le reventó la cabeza contra la pared», expuso también.
Y agregó que, en la medida en que presenció los hechos y permaneció luego en la misma casa en que acabó falleciendo Nono más tarde, la mujer, «aunque no participó en la muerte», es culpable «igual que si hubiera dado el golpe, porque no hizo nada para evitar su resultado», cuando podría haber llamado a los servicios sanitarios de urgencias o a las fuerzas de seguridad.
Un parecer que rebatió su abogado Israel Godoy, quien negó que la mujer colaborara cuando se atrapó al discapacitado, porque no había «ninguna prueba de que ayudara a meterlo en el vehículo» y porque –sostuvo– si no dio la alarma tras presenciar el golpe fatal se debió a que mantenía «una situación de dependencia» de su pareja y el miedo a su carácter violento o, como mínimo, el «respeto» que este le causaba le impidió hacerlo.
Por todo ello, Godoy instó al jurado popular a emitir «un veredicto justo», desde la tesis de que el proceder de su clienta podría ser considerado «moralmente reprobable, absolutamente, pero no condenable» por los delitos que le imputa la fiscal.
Mientras, la defensa del hombre concluyó que «si fuera responsable, no lo sería de un delito de asesinato, sino de un homicidio» por el que no podrían condenarlo a la pena de prisión permanente revisable.
El caso está pendiente del veredicto del jurado popular.
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