Este procedimiento se inició a raíz de la puesta en marcha de la 'Operación Magnesio' contra la pornografía infantil llevada a cabo por el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Las Palmas. La misma determinó que un soldado profesional grancanario estaba creando y descargándose pornografía infantil y luego descubrieron que abusaba sexualmente de su hija, una amiga y su propia exmujer.
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Casos separados
A pesar de que se trata de una única investigación, los casos se instruyen de forma separada, uno por Violencia contra la Mujer con su ex y otro en un juzgado ordinario con las menores.
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Enorme impacto
Este procedimiento que dio a conocer CANARIAS7 en junio de 2020 es uno de los más duros y estremecedores en el ámbito de la pederastia en las islas.
El procedimiento se dividió en dos, uno para las menores y otro para los hechos concernientes a su ex y, en este último, la fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer, María Luisa Ordóñez de Barraicua, acusó al militar de un delito continuado de abuso sexual y otro también continuado contra la intimidad.
El militar reconoció que, aproximadamente en el año 2007, inició una relación de pareja análoga a la matrimonial con la víctima, con quien tuvo dos hijos que en la actualidad siguen siendo menores de edad.
El encausado y su mujer fijaron su residencia en la capital grancanaria en 2014 y, aunque en junio del 2018 rompieron la relación sentimental, continuaron viviendo juntos pero durmiendo en habitaciones separadas hasta el mes de septiembre del mismo año, fecha en la que el militar la abandonó definitivamente.
Pese a la ruptura, el autor confeso de los hechos entre los meses de junio y septiembre de 2018, al no aceptar la ruptura y «como acto de dominación, con ánimo libidinoso, vulnerando su intimidad y sin su consentimiento», según la fiscal, entró en la habitación de su exmujer y, mientras dormía, «se acercó a ella, le retiró las braguitas» y le tocó sus genitales sin llegar a introducir sus dedos en el interior de la vagina «no siendo ella consciente de o sucedido, comportamiento que realizó en distintas ocasiones aprovechando idéntica oportunidad».
En una de estas ocasiones, sin que ella fuera conocedora y consintiese dicha forma de actuar, el ya condenado «grabó, la escena» y mientras sostenía la cámara con una mano, con la otra «retiraba la braguita y tocaba la vagina» de la víctima. Además, el 8 de agosto de 2018, tras ocultar una cámara en el baño, grabó a su exmujer «vulnerando su intimidad y sin su consentimiento, completamente desnuda, comportamiento que realizó en distintas ocasiones aprovechando idéntica oportunidad». También le tomó «fotografías estando la víctima desnuda o en ropa interior, con cámara oculta o aprovechando que dormía».
Por estos hechos ya reconocidos ante la autoridad judicial, ha sido penado a siete años de prisión, 11 de alejamiento y 10.000 euros de indemnización.
Procedimiento paralelo
Hay que destacar que en el otro procedimiento que se sigue instruyendo, el militar está investigado tras el hallazgo en su casa de unos archivos pornográficos que los investigadores calificaron de «extrema crudeza». En los mismos, determinaron que no solo se dedicaba a la descarga de pornografía infantil, sino también a su producción al encontrar vídeos y fotos en los que aparecía su propia hija que tenía alrededor de 11 años en el momento de los hechos y, presuntamente, una amiga suya también menor de edad. También localizaron los vídeos de carácter sexual de su expareja, en los hechos antes narrados, juzgados y condenados en firme.
La menor reconoció en ese momento a los agentes que su padre había abusado de ella de forma continuada y, a raíz de esta declaración, el investigado también lo admitió todo.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Las Palmas de Gran Canaria lo investiga por los presuntos delitos de producción, tenencia y distribución de pornografía infantil, abusos sexuales con penetración sobre menor de 16 años y un delito contra la intimidad de menores en un procedimiento que está en la recta final de su instrucción.
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