Los hechos probados recogidos en la sentencia describen como el acusado, nacido en 1998 en Colombia, estaba destinado en el buque de acción marítima Meteoro y había sido admitido en el proceso selectivo de acceso a la escala de suboficiales del Cuerpo General de la Armada. Por ese motivo, acudió el 15 de julio de 2021 al centro médico del mando Aéreo de Canarias (Macan) al objeto de pasar el correspondiente reconocimiento médico y, entre las pruebas que tenía que realizar, estaba la de oftalmología. Tras rellenar la documentación en la recepción del centro médico accedió a la sala de oftalmología donde se puso a las órdenes de la sanitaria militar.
La cabo que efectuó la prueba observó que el acusado tenía bastante falta de vista, «más de cuatro dioptrías», destaca la sentencia. A continuación, procedió a realizarle pruebas de visión lejana a través de una pizarra en la que el examinado tenía que taparse uno de sus ojos, pero se percató que el cabo 1º «permanecía con los dos ojos abiertos». Por eso, le dijo que tenía que taparse el ojo correspondiente, pero no hizo caso y «volvió a abrir ambos ojos». Entonces, la sanitaria le advirtió que llamaría a la capitana de sanidad «si insistía en su actitud».
Seguidamente, le realizó la prueba con unas gafas que tienen una lámina que tapa el ojo y, aun así, el cabo 1º «desplazó con la mano las gafas para evitar que la lámina le tapara el ojo».
Actitud cansina
Harta de su actitud, cabo llamó a la capitana enfermera quien le indicó que la prueba se la iba a hacer una enfermera civil. De esta forma, la nueva protagonista de esta historia observó como nuevamente el cabo 1º «evitaba taparse el ojo que le indicaba, abriendo los dedos de la mano», por lo que decidió ponerle un paquete de gasas en el ojo que debía d estar tapado. Así pudo, finalmente, realizar la prueba correctamente.
La enfermera rellenó la ficha con los datos obtenidos tras las pruebas y se la entregó al cabo 1º para que éste pasara a realizar la siguiente prueba.
Con la ficha en su poder, el acusado cogió el ascensor para dirigirse a la planta alta del centro médico y, aprovechado que estaba a solas, procedió a alterar con su propia mano los datos de la ficha oftalmológica.
Al terminar todas las pruebas, el cabo 1º entregó las distintas fichas en la recepción del centro y fue en ese momento cuando la cabo que había examinado su visión se dio cuenta que «la ficha en la que constaban los resultados de la prueba oftalmológica estaba sobrescrita». Por ese motivo, le preguntó a la enfermera «si recordaba los datos obtenidos del mismo» y vieron que los mismos no se correspondías con los que aparecían en el documento.
Desde el primer momento, «el acusado reconoció los hechos y la alteración de las fichas oftalmológicas», sostiene el fallo judicial.
La sentencia firme dictada por el Tribunal Militar Territorial Quinto condena a este cabo 1º a la pena de cuatro meses de prisión con las accesorias de suspensión de empleo y de derecho de sufragio pasivo por el mismo periodo de tiempo.
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