Las dos especialistas que depusieron ante el Tribunal del Jurado de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas, sostuvieron que el autor confeso del crimen sufría un «síndrome depresivo ansioso que fluctúa a lo largo del tiempo con mayor o menor adicción al tratamiento» y un «trastorno de personalidad que es un patrón de comportarse que, si bien se aparta de sus expectativas culturales, no altera sus bases cognitivas y volitivas».
Es decir, que cuando atacó a la víctima presuntamente «era consciente» de lo que estaba haciendo, en contra de lo que afirmó el acusado durante su declaración en la que alegó que no recordaba nada y que lo único que vio cuando se produjeron los hechos fue como «una película». Y todo ello, debido, según Federico Antonio, a sus problemas de salud mental. Se trata de una persona «histriónica y narcisista, con altos rangos de trastorno límite», añadieron las forenses.
El juicio está pendiente de que el jurado delibere.
El fiscal se mantuvo pidiendo 19 años y medio de prisión, por los 24 años y medio de la acusación particular y los cinco de la defensa.
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