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Celebración delcarnaval en la plaza de Manuel Becerra. ARCADIO SUÁREZ

Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria: la última rebelión

Vecinos de la zona Puerto-Isleta preparan movilizaciones contra la celebración de los mogollones cerca de sus viviendas

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 1 de febrero 2025, 21:41

Es casi ya una tradición institucionalizada en el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria que allí donde se disfraza una mascarita y se prepara el mogollón, se produce una reacción en contra, casi tan airada como ansiada es la celebración de esta fiesta de interés turístico internacional. Es casi una ley física que dicta que las ganas de baile debajo de la ventana de un vecino son inversamente proporcionales a la necesidad de ese ciudadano o ciudadana de encomendarse a los brazos de Morfeo. Esta celebración de las olimpiadas no iba a escapar ni de la tradición ni de la ley natural.

Por eso la fiesta ha ido encendiendo voces en contra que han obligado a la organización del carnaval a ir variando de rumbo: primero fueron los colectivos feministas, que lograron que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria reflexionara y cambiara la fecha de la cabalgata para no opacar la celebración del Día Internacional de las Mujeres, el 8 de marzo; luego fueron algunos vecinos y ecologistas, que no quisieron que el escenario trasplantara sus sombras en el parque del Estadio Insular y consiguieron que las galas se plantaran en el parque de Santa Catalina, en el parterre que dejó la MetroGuagua; ahora los vecinos de La Isleta y la zona Puerto son los últimos en levantar la voz para poder descansar o poderse mover sin problemas por la ciudad. Un grupo de ciudadanos han comenzado a organizar una manifestación de protesta para que el mogollón se mude otra vez.

Algunos de los organizadores acumulan experiencia en rebelarse contra el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, no en vano formaron parte del grupo que presentó una denuncia contra la celebración de la fiesta el año pasado.

Juan José López, que prendió la mecha del movimiento de resistencia en la parte baja de La Isleta, ya ha comenzado a organizar grupos para conseguir que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria reconsidere sus planes de fiesta.

La semana pasada, la concejala responsable del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, Inmaculada Medina, anunciaba los espacios definitivos que van a acoger las noches festivas. De acuerdo a la información facilitada entonces, las carnestolendas dedicadas a los juegos olímpicos se van a vertebrar a través del espinazo que se ha articulado entre el parque de Santa Catalina y la plaza de Manuel Becerra.

Así, el carnaval de día y el familiar tendrán como escenario la trasera del parque de Santa Catalina, sobre la plaza de Canarias; la feria de atracciones se instalará en la zona del Refugio -donde ya se iniciaron los primeros movimientos de tierra para acondicionar el espacio que dejó la obra interrumpida de la MetroGuagua; y, por último, los mogollones se esparcirán por distintos lugares en función del ambiente que se busque: la zona de chiringays estará ubicada en la calle Agustín Millares Sall y en la zona del Mercado del Puerto más próxima a la pasarela peatonal Onda Atlántica; el espacio de música latina y orquestas será la plaza de Nuestra Señora de La Luz, con un aforo de unas 7.000 personas; y de nuevo la plaza de Manuel Becerra, por segundo año consecutivo, que esta vez será la caja de resonancia de las músicas urbanas, en un espacio que puede dar cabida a unas 20.000 personas.

«Queremos hacer una manifestación», explica Juan José López, quien recuerda los altos niveles de ruido que tuvieron que soportar el último año en la parte baja de La Isleta. «Este año no solo vamos a tener los mismos ruidos sino que la movilidad va a ser peor porque encima la calle del Doctor José Guerra Navarro se ha quedado en sentido de entrada», advierte, «no sabemos por dónde van a pasar los coches».

Estos vecinos lamentan que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria no busque un emplazamiento para el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria donde no produzca molestias. «Hay que planificar bien estos eventos, hay que encontrar un sitio adecuado que permita celebrar la fiesta y que los vecinos puedan descansar», expuso.

Temen que si se produce una emergencia en La Isleta las entradas principales al barrio (Pérez Muñoz, Luján Pérez o Roque Nublo) queden cortocircuitadas, lo que obligaría a los vehículos de emergencias a callejear por vías estrechas antes de llegar al punto donde se requiere la asistencia.

López entiende que «el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, desde hace tres o cuatro meses, ha ido cambiando los sitios para que pase el tiempo e impedir que haya manifestaciones».

No será el único rechazo que despertarán las fiestas en esta zona. Ya hay movimientos que van en la línea de denunciar la fiesta, al igual que han anunciado residentes de la calle Eduardo Benot.

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