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Manifestación de los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria este lunes. Cober

Las Palmas de Gran Canaria

Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria: un conflicto al rojo vivo

Los agentes del cuerpo municipal se «hartan» del Ayuntamiento por la falta de medios, personal o hasta de un protocolo para apagar un incendio en un vehículo eléctrico y el gobierno de la ciudad defiende «la mayor inversión de la historia»

David Ojeda Merino

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 29 de septiembre 2025

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Las Palmas de Gran Canaria y su cuerpo de bomberos tienen una relación espinosa, un desencuentro histórico que de vez en cuando sube de intensidad. Eso ocurre estos días, con el anuncio de «conflicto» que la plantilla escenificó en el parque de Miller Bajo arrojando contra una pared los modernos uniformes rojos que recibieron como dotación hace poco.

El gesto tiene sentido y para los agentes va cargado de simbolismo. «Es una falta de respeto, desde hace más de 100 años el color de los bomberos de la ciudad en sus actuaciones es azul», indica el cabo y delegado de UGT Raúl Esclarín.

Pero más allá de choque cromático se denuncian asuntos serios, de los que tienen que ver con la capacidad de respuesta del órgano de seguridad y emergencias de la ciudad ante una incidencia en sus calles. Los bomberos de la capital más poblada de Canarias señalan, para empezar, que son pocos: «Hay activos unos 80 bomberos para una ciudad de más de 380.000 habitantes», denuncian.

A partir de ahí, la lista de agravios crece. Una plantilla mayor, con 52 años de media, una flota de camiones obsoleta, con dos décadas de servicio en la mayoría de los casos, y hasta la ausencia de protocolos elementales para actuaciones en la calle: «Si hay un incendio de un vehículo eléctrico no tenemos ni formación ni protocolo de cómo afrontarlo. Lo que decida el mando que está de turno en ese momento. Porque nuestros procesos operativos son de 2002», expresaba Esclarín ante el aplauso sin fisuras de sus compañeros.

La concentración de este lunes es la primera de las medidas que la plantilla pone en marcha contra el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. El miércoles hay una reunión con los responsables del área y el jueves con Josué Íñiguez, concejal de Seguridad y Emergencias. En ese punto las cosas pueden reconducirse o romperse del todo.

Íñiguez, por su lado, es más optimista que los agentes al respecto. En sus palabras se abre un «espacio de diálogo» con la plantilla que aspira a cerrar heridas y empezar de cero. Para el edil socialista «estos años se ha realizado la mayor inversión de la historia en el cuerpo, calculo que más de siete millones de euros. Se han incorporado 31 agentes y funciona la lista de reserva; se ha producido el nombramiento de cabos y sargentos y, además, se les ha dotado de más medios materiales, como drones».

Las palabras del concejal responden a las que horas antes se habían escuchado en las objetivamente obsoletas dependencias de Miller. Los agentes colgaban una pancarta cuyo lema era «SOS bomberos. Más soluciones, menos incompetencia».

La primera queja son las propias instalaciones. Las paredes de Miller muestran la erosión del paso del tiempo. Muros desconchados y mobiliario desvencijado. Techos corruptos por el oxido. «Es cierto que es algo que no se ve y que nos gustaría que fuera más rápido de lo que va. Pero la renovación de la infraestructura ya está en ejecución, no es un plan de futuro. Se está trabajando en el interior a través de una licitación de una primera fase con una inversión de 2'5 millones», explica Íñiguez.

Por su lado, Esclarín hacía el recuento de problemas y lo compartía con los medios: «Para modernizar todo hace falta dinero. Que no tiene que ver con que nosotros pidamos cobrar más, porque eso es falso. Hay un montón de cosas que se pueden resolver a coste cero. Porque nuestros problemas también son de eficacia y organización del servicio. Invertir en respeto al trabajador. Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria es un cortijo. La jefatura y tres o cuatro alrededor. Son los mismos siempre los que realizan las formaciones, los que compran los materiales, los que organizan el servicio... Queremos tener voz y que se nos respete», señala.

Ante este escenario, el concejal de Emergencias y Seguridad insiste en que el cuerpo tiene una jerarquía y en la negociación con los trabajadores eso no se puede obviar. «Todas las denuncias que se han presentado por esas acusaciones han sido archivadas», cuenta Íñiguez, al que los bomberos acusan de suspender una reunión minutos antes de que se produjera el pasado jueves. «Surgió un imprevisto que es que había junta de portavoces del Ayuntamiento y al ser el único suplente, y la ausencia en la isla de la titular, no podía faltar. Porque surgieron situaciones de última hora que le daban importancia como el paso al grupo de los no adscritos de la concejala de Vox Clotilde Sánchez».

En cualquier caso, el responsable de Seguridad y Emergencias insiste en que pronto llegarán seis vehículos para renovar camiones y otras unidades para otro tipo de acciones. O que se ha iniciado el expediente del proceso de compra de un camión de autoescala por 1'5 millones.

Debate histórico

El conflicto de personal es una referencia permanente en la colisión entre los bomberos de la ciudad y el Ayuntamiento. «Tienen un debate histórico para que se modifique la Relación de Puestos de Trabajo y ampliar la plantilla. Y podría ser razonable, pero es un proceso complejo. Al ser empleados municipales hay que modificar la RTP del Ayuntamiento entero. No solo del cuerpo», señala Íñiguez.

El concejal expresa que la plantilla de 112 bomberos trabaja con las bajas en la actualidad a un 80% de su capacidad, por lo que se encuentra en uno de los ratios más altos dentro de los distintos departamentos del Ayuntamiento capitalino.

En los próximos días se verá cómo evoluciona este conflicto al rojo vivo y si hay que subir el nivel de alerta.

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