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Imagen del interior de la ermita de Santa Catalina tras las obras. COBER

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria cubre las filtraciones de agua que dañó los murales de Arencibia del Pueblo Canario

Un informe alertó de que parte de un mural de la ermita de Santa Catalina no se podía recuperar, pero ahora se es más optimista

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 19 de junio 2025, 02:00

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Un informe emitido por el director general de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Héctor Fermín Romero, relativo al estado de conservación de los murales de Jesús Arencibia en la ermita de Santa Catalina, en el Pueblo Canario, detalla que se ha cubierto ya «los posibles puntos de entrada de agua al interior de la edificación». La decisión se adoptó después de detectar el avanzado estado de deterioro de algunas partes de los murales del artista de Tamaraceite como consecuencia de la afección por parte de una colonia de hongos que proliferó por las filtraciones de agua desde el techo de la ermita.

El informe, dirigido al Cabildo de Gran Canaria el viernes pasado, detalla también que se ha procedido a ventilar el interior del inmueble, «así como las tareas necesarias para evitar la proliferación del daño ocasionado por los hongos». Pero reconoce que todavía hay que aclarar «el origen concreto de las humedades», para lo que se están impulsando «los estudios necesarios».

La comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se acompaña de un informe, realizado el 11 de mayo por una conservadora y restauradora de bienes muebles, que deja entrever un nivel de deterioro de la pintura peor de lo que se había planteado hasta ahora.

En ese análisis, la especialista se refiere al mural que ocupa la pared norte de la ermita en los siguientes términos: «su estado es lamentable ya que una parte importante y muy significativa dentro de la composición de la obra ha desaparecido por completo, siendo del todo imposible su recuperación».

La experta atribuye estos daños a «filtraciones de agua muy potentes y el impacto repetido en la parte alta del muro de la sala contigua». Y aclara que las humedades «han ocasionado la pudrición y completa descomposición de parte del textil que es el soporte de la obra, de su estrato de preparación y de su estrato o película pictórica».

Sin embargo, ahora la perspectiva es más optimista. «Según las manifestaciones realizadas por la restauradora que hemos contratado a la dirección facultativa de las obras de rehabilitación de la ermita, las previsiones para la restauración de los murales son mucho más favorables una vez realizadas las labores urgentes de limpieza», explicaron fuentes municipales, «el informe es anterior a la adopción de medidas urgentes que, una vez ejecutadas han tenido sus resultados».

La misma fuente municipal añadió que «en estos momentos se está realizando, por la restauradora, la propuesta para la recuperación total de los murales que, junto con las actuaciones que deriven de los estudios y análisis que están realizando por especialistas en humedades, permitirán abordar la reparación de los murales y su conservación, previa aprobación del Cabildo de Gran Canaria».

La actuación es, en todo caso, urgente. La misma conservadora que advirtió de la gravedad del estado de los murales de Jesús Arencibia consideró, en otro informe de 20 de mayo, «apremiante la eliminación de hongos y bacterias para evitar la rápida propagación de los mismos, ya que una vez descubiertos y expuestos a la mínima circulación de aire, esparcen sus esporas, pudiendo contaminar el resto de la obra».

Por eso, plantea una intervención en tres fases: en la primera, se trataría de eliminar los hongos «mediante el proceso físico de la aspiración muy leve con aspiradora y ayudados de una brocha suave para evitar la dispersión ambiental de dichos microorganismos»; una vez eliminados los hongos, se tendría que aplicar un fungicida, con una periodicidad de tres veces en días alternos, «para erradicar, en la medida de lo posible, la infección y, por lo tanto, la proliferación de elementos nocivos para la pintura y demás elementos de la ermita»; y, por último, la protección de las zonas de fragilidad de la película pictórica si se detectasen una vez eliminados los hongos.

Los murales de Jesús Arencibia de la ermita de Santa Catalina fueron realizados entre 1957 y 1958 y están inspirados en la iconografía de Santa Catalina de Alejandría. Las obras de la ermita, que cerraron las puertas del templo, en 2018, pueden haber tenido su efecto en el deterioro de las pinturas.

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