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Los exteriores de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. ARCADIO SUÁREZ

Abusó de la hija menor de su novia aprovechando el aturdimiento que le ocasionaba una medicación

tribunales ·

La Audiencia Provincial le impone doce años de cárcel por haber abusado de la joven en, al menos, siete ocasiones durante todo 2018

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 18 de julio 2022, 01:00

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«No tenemos el más mínimo motivo para dudar del testimonio de la menor». De esta forma tan contundente se expresó la Audiencia Provincial de Las Palmas sobre la declaración de una víctima que en la actualidad tiene 17 años y que sufrió abusos sexuales por parte de la pareja de su madre en, al menos, siete ocasiones. Por estos hechos, la Sala impuso una condena de doce años de prisión, alejamiento durante 20 y que indemnice a la perjudicada en la cantidad de 10.000 euros por los daños morales ocasionados.

Como consecuencia de estos hechos, la menor sufrió un daño psíquico del que está siendo tratada aún por el 'Servicio insular de prevención y atención integral a mujeres y menores víctimas de violencia de género'.

La sentencia relata que Wolfgang Mingote Solar -de 40 años- mantuvo una relación sentimental con una mujer que tenía una hija menor de edad. Esta joven estaba atravesando por un episodio depresivo y tomaba un tratamiento prescrito por el especialista que la trataba.

Esta circunstancia fue la que aprovechó el acusado para cometer los abusos sexuales con acceso carnal por los que fue condenado. En concreto y durante los meses de junio y octubre de 2018, Wolfgang Mingote Solar se prevalía del «estado de aturdimiento» que experimentaba la víctima cuando se medicaba para mantener relaciones sexuales con ella con penetración. Estos hechos se produjeron en la vivienda en la que vivían situada en el municipio de Telde.

La resolución hace suya la tesis planteada por la Fiscalía y la acusación particular ejercida por la letrada María Rosa Díaz-Bertrana. En el fallo se destaca que el testimonio de la menor fue totalmente creíble al referir con detalle los abusos que sufrió a manos del acusado. Dijo que este aprovechaba cuando estaba medicada para hacerle masajes y tocarle sus partes íntimas hasta llegar a la penetración. Que esto ocurrió en, al menos, hasta siete ocasiones cuando cambió la medicación por una más suave, por lo que no pudo precisar si ocurrió también con anterioridad.

Manifestó que «sabía que estaba pasando algo», que sentía como «una fuerza sobrenatural» encima suya, que era muy raro porque pensaba que era que soñaba «cosas eróticas», pero para nada fue eso, sino que estaba siendo objeto de abusos por parte de la pareja de su madre. Añadió que «le tenía miedo» y que no quería que su madre «se quedara sola», por lo que no contó nada en primera instancia para que «todos fueran felices». También detalló que, cuando lo contó todo y fue al Materno, el acusado le dijo «perdón si te he hecho algo que no te haya gustado», expuso.

También resultó totalmente esclarecedor para la Sección Segunda de la Audiencia el hecho de que la declaración de la menor hubiese sido corroborada por «datos objetivos» como que se hallaron «células epiteliales del acusado en el lavado vaginal que se le realizó a la menor el día en que interpuso la denuncia», así como semen en las sábanas de la cama donde dormía la víctima.

La condena

  • 12 años de prisión es la pena privativa de libertad que impuso la Sección Segunda de la Audiencia Provincial a Wolfgang Mingote Solar, por la perpetración de un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años de edad. Además, debe de cumplir con una orden de alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima durante 20 y que la indemnice en la cantidad de 10.000 euros por los daños ocasionados.

Estos dos hechos no fueron contrarrestados por el acusado, según expusieron las acusaciones en sus informes finales y asi recoge la sentencia. Wolfgang Mingote Solar no ofreció «una explicación al respecto» y se limitó a sostener que no se «explicaba cómo podía estar su ADN en el lavado vaginal». Con relación al semen, argumentó que mantenía «a veces» relaciones sexuales con la madre de la menor en su cama, una versión que fue desmentida por completo por su expareja que, además, detalló que «llevaban entre dos y tres meses» sin contactos íntimos de ningún tipo en la fecha de los hechos.

Por último, los médicos forenses consideraron el testimonio de la joven como «sincero», afirmando que no tenían «el más mínimo motivo» para dudar del mismo.

La sentencia, que tuvo como ponente a la magistrada Pilar Parejo Pablos, condenó al acusado en los mismos términos que interesaron las acusaciones pública y particular, aunque es susceptible de ser recurrida en apelación ante el TSJC.

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