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El pez trompetero tiene su hábitat a unos 600 metros de profundidad, en los grandes cañones que componen el fondo marino de la costa sur de Gran Canaria, y cuando sale a la superficie para alimentarse de plancton en horario nocturno, arrastrado por el cambio ... de las corrientes marinas, como es de actividad vertical, se desorienta y ya no puede regresar al fondo del mar, quedando varado en la orilla.
Esta es la causa por la que han aparecido hasta 1.000 kilos de peces muertos de esta especie en las playas del sur durante diciembre pasado y también en fecha reciente. Así lo explicaba el responsable del centro de recuperación de fauna silvestre del Cabildo de Gran Canaria, Pascual Calabuig, al ahondar sobre un fenómeno que aunque alarme «no deja de ser absolutamente natural».
«La aparición de tantos peces muertos de una misma especie, eran sin duda cantidades realmente inusuales para que sea provocado solo por la acción de los depredadores naturales, por lo que he realizado una amplia investigación con consultas a diferentes textos científicos, pero al final la respuesta la encontré en un experto biólogo marino grancanario, ya jubilado, un súper especialista, quien me aseguró que la causa de la mortandad era natural y que era como consecuencia del cambio de las corrientes marinas», indicó.
«La versión que me ha dado este científico es que este pez es de vida oceánica, de alta mar, que se mueve en grandes masas, y que cuando se ve a solo tres metros de profundidad y lejos de su hábitat, como su actividad es vertical, queda totalmente desorientado, acabando muerto en la orilla», subraya Calabuig, quien destaca que estos pequeños peces suben a la superficie desde el fondo del mar, agrupados en bolas de millones de ejemplares, para alimentarse tanto de zooplacton como fitoplancton.
Su movimiento lo hacen dentro de una columna de agua, una corriente marina, que al desplazarlos hacia posiciones muy cercanas a la orilla los están condenando a una muerte segura. «La explicación que me da este científico es que se desplazan mientras comen, y cuando quieren retornar, como son de actividad vertical, es decir que suben y bajan prácticamente en el mismo sitio, se encuentran en una posición donde al fondo lo tienen a tres o cuatro metros, entonces ya no pueden regresar a su hábitat y mueren en la orilla».
Calabuig considera que la opinión que le ha dado el experto, está contrastada por años de experiencia a través de numerosos trabajos científicos sobre la vida en los fondos marinos de Canarias. No obstante, el responsable del centro de recuperación de fauna silvestre también ha estado echándole horas a la investigación, visitando las playas del Sur donde se daba la aparición de los peces muertos y buscando datos e informes al respecto.
Calabuig asegura que los peces muerto están sanos, en ninguno de ellos se ha detectado indicio alguno de patología. «Es más , durante las inspecciones a las playas los he visto llegando a la orilla totalmente vivos, saltando, sin poder dar la vuelta, porque no funcionan en horizontal sino solamente en vertical, un fenómeno que se da en Gran Canaria pero también en Fuerteventura y en Tenerife», apunta.
No obstante, también se producen muertes trompeteros cuando huyen de sus depredadores. Este es un pez que forma parte de la cadena alimenticia, al biomasa, de ballenas, roncuales, atunes, lubinas, delfines y pardelas.
El trompetero Macroramphosus scolopax, es un pez óseo, de pequeño tamaño, no comestible y sin interés comercial, muy popular en el sector pesquero, conocido por su morro en forma de tubo, como una trompeta.
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