La estela del volcán de La Palma lleva al belén
Nacimientos. La rica tradición belenística en Gran Canaria incluye homenajes a la Isla Bonita y hasta un original portal inspirado en Antonio Padrón
El volcán de verdad, el de La Palma, ya no ruge. Y ojalá no despierte más. Pero la fuerza de su estela se deja sentir en varios de los belenes que se exponen estos días en Gran Canaria. El más explícito, con animación incluida, está en el nacimiento canario de San Gregorio, en Telde, que cumple su 54 edición y que está dedicado a la Isla Bonita. Los que lo visitan comprueban con sorpresa que incluye un cono que desprende humo y hasta deja ver rescoldos de su lava incandescente. La colada, por fortuna, ficticia, baja ladera abajo dibujando una senda azabache que, esta vez, al menos en el belén, no ha sido tan destructiva. Las pocas casas que se encuentra en su camino al mar parecen haber resistido. Sus autores, empleados municipales, prefirieron que la magia de la Navidad, y de la ficción, evitara el lado oscuro del volcán. Y salieron airosos del reto. Tuvieron un buen maestro. Aprendieron durante años de Pepe Sánchez, el artesano que hizo de este belén una referencia para Gran Canaria durante nada menos que 52 ediciones. También incluyeron unas figuras de la mítica tradición festiva de Los Enanos de La Palma.
No es el único nacimiento en el que se deja notar la presencia del volcán. Dámaso Suárez colocó ceniza del cono en su belén de la iglesia de San José Obrero, en el Cruce de Arinaga (Agüimes). Se la trajeron algunos fieles y la usó para decorar el rincón en el que colocó a un ángel. Este año recuperó el espacio de siempre y su propuesta ocupa toda la nave derecha del templo. Como ya es tradición, la orilla que da al público la constituye una hilera de cultivos, surcos incluidos, que han sembrado con semillas de alpiste los niños que acudieron a una de las misas de domingo de adviento. Ahora lucen plantados, como un vergel verde que contrasta con los tonos tierra de los metros y metros de papel con los que Suárez diseña los cantiles que hacen tan característico a este nacimiento, la base de un paisaje escarpado que se eleva varios metros de altura en su fondo.
Estas podrían ser dos de las estaciones de la ruta que por los belenes ofrece todos los años Gran Canaria y que incluye varios con homenajes a La Palma, como el de arena de Las Canteras, en la capital, y otro hecho con goma eva en Arucas. En este tránsito del 2021 al 2022 esta tradición vuelve a contar con mayor protagonismo en los municipios del norte de la isla, desde la capital a Arucas, que cada vez apuesta más, y a Gáldar. Con todo, es este último municipio el que ha desbancado a Moya en su afán por la difusión y conservación de esta costumbre de origen católico. Si en septiembre todos los caminos llevan a Teror, en Navidad conducen a Gáldar, que mantiene y promueve una propuesta municipal de ruta por nacimientos con nada menos que 16 paradas, desde los más institucionales a los que exponen varios colectivos vecinales y particulares.
Entre los más singulares sobresalen dos valores seguros. Uno de ellos es el belén municipal de José Luis Tacoronte, que se expone en la Sala Sabor de las Casas Consistoriales. Lo confecciona junto a su mujer, María González, y se distingue siempre por que la escena del misterio, «que por ser la más importante, la protagonista», es muy grande respecto al resto. No en vano, a partir de esa estructura diseñan lo demás y a través de ella, de vanos abiertos en ella, se atisban curiosas vistas del nacimiento. Es un belén hebreo, tradicional, en el que los ganados y los mercados son otra marca de la casa. En ninguno son tan realistas y detallistas como en este.
Y el otro destino ineludible en esta ruta, por su originalidad, es el de Radio Gáldar, justo detrás de la iglesia. Es una joya, pequeña, pero única: un nacimiento inspirado en el pintor galdense Antonio Padrón por el 50 aniversario de la creación de su casa museo. Su autor, maestro de belenistas, Vicente Díaz, ha creado un paisaje agrícola de cuevas, riscos, cucañas, cultivos y palmeras, un muestrario etnográfico homenaje a las raíces identitarias de los canarios que, además, comparte protagonismo con otra singularidad. Sus figuras no son figuras al uso. Son todas piezas artesanales hechas de lana fieltrada por Fabiola Santana que, y aquí está otro de sus atractivos, están basados en personajes y animales que salieron de la creatividad de Padrón, de tal suerte que este belén es también un recorrido por algunos de sus cuadros. De hecho, hay uno, el de los niños jugando a la cometa, que está recreado y en el que, por cierto, la cometa se mueve.
En Moya apenas sobreviven nacimientos de particulares, que eran casi su emblema. Las bajas se han sucedido con los años, hasta el punto de que el Ayuntamiento ha dejado de proponer una ruta. Quedan en la resistencia, casi numantina, dos referencias para los amantes de los belenes. El de Ciona Almeida, que este año lo ha sacado de su casa y lo ha expuesto tras el escaparate de un local, justo enfrente, en el mismo barrio de Carretería. Y otro, el de barro de José Luis Díaz, una propuesta siempre interesante y original que bien merece el paseo hasta el Camino de San Fernando. Una carpintería, una herrería, un mercado de especias... son algunas de sus escenas que podrán disfrutarse.
Arucas tiene la ventaja de que concentra sus belenes en un solo espacio, en el Museo Municipal. Vuelve el de arena de Óscar Rodríguez, uno muy curioso hecho a partir de goma eva, otro tradicional al uso, otro de figuras gigantes de playmobil y otro que tiene la particularidad de haber sido participativo, confeccionado por alumnos de un curso promovido por el Ayuntamiento e impartido por otro maestro, Jorge Guzmán, que este año se dio un descanso y quiso dedicarlo a hacer cantera. Lo hicieron sus 16 alumnos. De las 8 clases que les brindó salió este nacimiento en el que todo, o casi todo, menos las figuras, es artesanal.
Guzmán se esfuerza por fomentar un legado cultural de siglos que hoy solo cultivan personas de mediana edad, salvo casos excepcionales, como el de Nacho Maya, un jovencísimo belenista que complementa esta afición con sus estudios y que regresa a la Casa Saturninita, en San Fernando (San Bartolomé de Tirajana), con un belén hebreo, con iluminación propia, en el que, un año más, demuestra su habilidad para recrear la profundidad. Junto con el ornamental de la iglesia de San Antonio, en Mogán, son una buena excusa para incluir al sur en esta particular ruta por la Navidad más tradicional.
En este recorrido por los belenes de Gran Canaria no pueden faltar los de Fernando Benítez, el autor más prolífico de la isla. Este año expone en la capital los del Hiperdino de Miller Bajo, el Cabildo, San Telmo, Castillo de Mata y las Casas Consistoriales, los municipales de Moya y Santa Lucía, y el del centro comercial Vecindario. Por su parte, el récord de visitas lo tiene el belén de arena de Las Canteras, en la capital. Hasta el 13 de diciembre lo habían visitado 20.000 personas.