El Valle de Agaete vivió este jueves uno de los momentos más grandes de sus fiestas de San Pedro, la Bajada de La Rama. Los romeros, menos que en años anteriores, acompañados de papahuevos y de las bandas de Agaete y Guayedra Norteña, bajaron bien temprano del Pinar de Tamadaba donde como es tradición hicieron acopio de las ramas. El aroma a poleo, pino, eucalipto y retama lo impregnaba todo a medida que los romeros hacían el camino, uniéndose vecinos y forasteros a la popular fiesta.
No faltaron la música de las bandas, imprescindibles en esta fiesta, y los sonidos de los bucios. Padres e hijos de la mano demostraron que hay recambio en el Valle de Agaete para continuar con costumbres que forman parte del acervo cultural del lugar.
Además, la Rama del Valle se caracterizó este año por el tiempo clemente con los asistentes; aunque brilló un sol radiante, el aire y alguna nube pasajera hizo que el calor no fuera protagonista. Sí lo fueron los devotos, romeros y fiesteros, todos ellos deseosos de bailar con calma y alegría una Rama inolvidable.