En la comunicación 'Los servicios de inteligencia en el mundo contemporáneo', la doctora Marta García tratará de realizar una aproximación a la relación existente entre la inteligencia, el espionaje y las relaciones internacionales a lo largo de la historia. Se dedicará especial atención a la etapa contemporánea de la historia, sin descartar tampoco algunos episodios recientes que hacen de la inteligencia un concepto de rabiosa actualidad.
«Tal y como argumentan investigadores como Gustavo Díaz Mateo y Marcelo Javier de los Reyes Giménez, normalmente suele observarse a la inteligencia y a las relaciones internacionales como disciplinas que transitan por caminos separados e incluso inconexos. No obstante, su relación es profunda y compleja, siendo esta una constante a lo largo de la historia», aclarará la profesora. Por tanto, la comunicación incluirá una breve revisión del papel jugado por la inteligencia, el espionaje y las relaciones internacionales hasta el siglo XVIII, para posteriormente analizar, con más detalle, su impronta a lo largo de los siglos XIX y XX.
Espías, una profesión ancestral
«La labor de los espías, que es solo una parte de lo que usualmente se conoce como inteligencia, está considerada como una de las profesiones más viejas del mundo», asegura. «Existen evidencias de la recogida clandestina de información desde la antigüedad, aunque las actividades de espionaje e inteligencia en sentido estricto fueron formalizándose especialmente a raíz del surgimiento del estado moderno.
Durante el siglo XVIII, el espionaje alcanzó un nivel de sofisticación mucho mayor, que fue aún más intensificado a lo largo del siglo XIX, cuando el mundo fue testigo de la aparición de las primeras agencias de inteligencia relativamente formales».
No obstante, sería en el siglo XX cuando el mundo fue testigo del dramático incremento de las operaciones de inteligencia, con la progresiva configuración de servicios secretos mucho más potentes y estatalizados. «El impulso de la inteligencia a lo largo del siglo XX se realizó al calor de los avances tecnológicos, con el estallido de dos guerras mundiales y, especialmente, con la configuración de un sistema internacional bipolar que dio forma a toda la Guerra Fría. La descolonización y los diferentes movimientos de independencia también influyeron en la movilización de campañas informativas y de inteligencia».
A medida que avanzaba el siglo XX y se instauraba el siglo XXI, se extendieron también nuevas preocupaciones internacionales, como el terrorismo, las guerras asimétricas y el ciberespacio, entre otras amenazas. «Además, las rivalidades geopolíticas siguieron formando parte del escenario internacional. Aunque ya no existe una confrontación directa entre dos superpotencias, como ocurriría durante la Guerra Fría clásica, todavía existen tensiones y rivalidades que algunos analistas comparan con una nueva Guerra Fría. En este sentido, por ejemplo, en la comunicación se dedicará una atención especial al concepto de inteligencia global, una noción estrechamente vinculada con aspectos como el de la vigilancia masiva y la desinformación», avanza la profesora.
Un servicio de inteligencia ocupa una posición estratégica clave en el ámbito de la seguridad nacional y las relaciones internacionales. Los servicios de inteligencia tienen la capacidad de recopilar información altamente sensible y valiosa sobre amenazas potenciales, tanto a nivel interno como externo, recuerda la doctora Cabrera. Esto incluye actividades de grupos terroristas, movimientos de países hostiles, organizaciones criminales y otros actores que pueden representar una amenaza para la seguridad nacional. No obstante, «los informes y análisis de los servicios de inteligencia son fundamentales para determinar políticas y acciones en asuntos de diplomacia y política exterior; de ahí la importante y constante relación existente entre inteligencia y relaciones internacionales».
Además de mirar hacia afuera, los servicios de inteligencia también se ocupan de las amenazas internas. «En este sentido, la contrainteligencia es crucial para detectar y prevenir actividades de espionaje, traición y sabotaje dentro de un país, aunque esta también suele ser aplicada en contextos internacionales a través de operaciones encubiertas y de contrainteligencia frente a actividades de espionaje enemigas».
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