Fuga de película en Villa Cisneros
La fuga de los deportados a Villa Cisneros fue la principal acción de guerra relacionada con Canarias durante la Guerra Civil. Pero, pese a su importancia histórica, este episodio no había sido analizado con el rigor que merece. José Manuel Hernández hace una minuciosa investigación de aquel acontecimiento del que ahora se cumplen 81 años.
Rosa Rodríguez y / Santa Cruz de Tenerife
Domingo, 25 de marzo 2018, 13:14
El 14 de marzo de 1937, más de un centenar de hombres protagonizó la que se considera «la mayor acción de guerra durante la Guerra Civil relacionada con Canarias»: la fuga de Villa Cisneros. Hasta aquella plaza militar española en el Sáhara se deportó a 37 dirigentes políticos y destacados sindicalistas detenidos el 18 de julio de 1936 y los días sucesivos en Tenerife, La Palma y La Gomera. Ocho meses después, junto a los soldados de reemplazo del destacamento y todos los tripulantes del correíllo Viera y Clavijo lograron huir a Senegal.
El historiador José Manuel Hernández, autor de La fuga de Villa Cisneros, 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios, que acaba de publicar, editado por Le Canarien, relata que los 37 hombres que llegaron a Villa Cisneros fueron «debidamente seleccionados» e inmediatamente deportados tras el Golpe de Estado. El 23 de agosto de 1936 tocaron tierra en la península de Río de Oro.
Desde el primer día, a los soldados de reemplazo del destacamento, «todos de Tenerife, conocidos de los presos y con un nivel de conciencia política muy alto», se les prohibió cualquier contacto con los presos, explica Hernández. Los vigilaban las tropas nómadas del Sáhara.
Solo un error, el envío de los mercenarios saharuis a solventar un conflicto en la frontera con Mauritania, propició el contacto entre los soldados y los presos gubernativos que de inmediato fraguaron un plan de fuga casi de película, sin derramamiento de sangre. «Aprovecharon las circunstancias y esperaron el momento óptimo para la evasión: la llegada del Viera y Clavijo con provisiones», relata Hernández. Salir del desierto solo era viable por mar.
En la toma del destacamento participaron todos los soldados, salvo los mandos, y, tras asaltar el barco, se les unió toda la tripulación. Los 152 evadidos cogieron rumbo a Dakar, capital de Senegal y colonia francesa. Ese fue el primer destino de un largo periplo.