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La propietaria de una de las antiguas casitas marineras en blanco y azul pide al Ayuntamiento de La Oliva la reubicación del punto de recogida selectiva de residuos en el casco histórico de la hoy localidad turística. La vecina alude no sólo a razones estéticas sino a la salud pública y al catálogo de patrimonio municipal aprobado en 2024 que protege a más de 200 viviendasA una de las pocas casitas del Corralejo antiguo y marinero que sobreviven en blanco y azul, el Ayuntamiento de La Oliva le ha colocado al lado ocho contenedores. Su propietaria protesta y solicita la reubicación de este punto de recogida selectiva de residuos lejos del casco histórico.
«Lo que antes era una imagen digna de una postal —casas blancas con zócalos azules, viento marino y sabor a historia— ha quedado sepultado bajo bolsas rebosantes, olores y el zumbido constante del ir y venir de camiones y usuarios», se queja la vecina.
La propietaria de la casa situada en primera línea del mar argumenta que no es sólo una cuestión de estética sino que alude a la salud pública. «La acumulación de residuos en esta localización favorece la proliferación de insectos y roedores, poniendo en riesgo la salubridad del entorno residencial».
También trae a colación el Plan General de Ordenación (PGO) de La Oliva, que protege explícitamente construcciones con valor histórico-paisajístico. Todavía más: alude el catálogo de patrimonio cultural que protege a más de 200 viviendas en el municipio, aprobado en julio de 2024, convirtiendo a La Oliva en el segundo del Ayuntamiento de Fuerteventura en crearlo y en protección del patrimonio. «Esta calle de Corralejo lo es. Mi casa lo es. Pero parece que al Ayuntamiento le cuesta ver más allá del gris de los cubos y el azul del contenedor de residuos».
La propietaria de la antigua vivienda sostiene que la colocación del punto de recogida selectiva de residuos en lo poco que queda del Corralejo viejo «vulnera múltiples normativas de ámbito local y autonómico». Y cita el Reglamento de Servicios de las Entidades Locales, la Ley 7/2021 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, la Ley del Ruido (37/2003) «e incluso la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias».
Por todas esas razones, solicita la reubicación «inmediata» de este punto de residuos. «No se puede hablar de sostenibilidad mientras se destrozan los entornos que deberían ser ejemplo de conservación. No se puede abanderar el cuidado medio ambiental cuando se le da la espalda a quienes lo viven, lo respiran y lo protegen día a día».
Los residuos deben ser gestionados con responsabilidad, recuerda la propietaria de la casa tradicional marinera. «Lo que no puede hacer un Ayuntamiento es dejarlos plantados, literalmente, en la puerta de quienes aún apostamos por preservar lo auténtico».
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