Melissa Herrero, cuya marca es Melmacramel, enseña sus diseños en el taller de Corralejo.Javier Melián/ Acfi Press
Cuando Juan Duyos te anuncia: «Melissa, me falta el crochet-macramé para mi desfile»
Diseño ·
La artesanía de Melissa Herrero subió a la pasarela en dos piezas de la colección 'Islas Canarias. Invierno' del diseñador, auspiciada por Turismo del Gobierno autónomo. Desde hace unos cinco años, imparte clases en su taller de Corralejo. A los doce años, empezó a hacer macramé y terminó llenando su casa de diseños. Titulada en Dirección de Empresas, su madre le decía: de pulseras no se va a vivir
Son dos piezas: una blusa en gris plata realizada en crochet; y otra en negro que mezcla el macramé con el ganchillo. La artesana Melissa Herrero las tejió en su taller de Corralejo para la colección 'Islas Canarias. Invierno' del diseñador Juan Duyos en la pasarela de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, en febrero.
Turismo de Canarias patrocinó esta colección que difundió, en la pasarela de moda más importante de España, complementos de artesanía del archipiélago. Cada isla estuvo representada por un artesano y Melissa, con su marca Melmacramel, fue la elegida por Fuerteventura.
Todavía hoy se ríe cuando recuerda el día que la llamó Juan Duyos. «Se identificó y me dijo, me falta el macramé-crochet para mi colección sobre Canarias y me dijo que si me animaba a colaborar, que sabía que tenía el carnet de artesana. Hasta el último momento, cuando viajé a Lanzarote a conocer al diseñador, pensé que era una broma de algún amigo porque justo en esas fechas era mi cumpleaños».
La blusa de crochet de Juan Duyos realizada por la artesana Melissa Herrero en color gris, a la que en el desfile de Madrid se le añadió incluso polvo de plata.
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El diseño de las dos piezas artesanas lo firma Duyos. «El me pasó el boceto y me iba diciendo lo que quería, íbamos hilando con el material que yo tenía. Juan fue en todo momento cercano y es verdad que te daba autonomía para tu creatividad final. El ponía la base, pero me decía que, si yo creía que iba quedar mejor de una manera, pues que lo hiciera. Fue en todo momento flexible y permisible a la hora de poder jugar con el estado final de la pieza».
Melissa, una asturiana nacida en Francia, asistió en Madrid al desfile. «Ver tu trabajo, ver cómo las prendas tenían ese movimiento encima de las modelos, resultó espectacular. Cómo me iba a perder yo eso. Fue un cúmulo de sensaciones: pasé de ansiedad a emoción, a llorar y a gritar de alegría».
El diseño en negro de crochet con un añadido de macramé, en la pasarela de Madrid.
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Melissa, que estudió Dirección de Empresas, conoció las islas «una a una, y me enamoré de Fuerteventura, a donde comencé a venir dos veces al año desde los 18», por lo que decidió convertir a Corralejo en su hogar. Lo hizo hace cinco años. El cambio de residencia coincidió con su idea de montar un taller de artesanía del macramé que aprendió el verano de sus doce años: primero haciendo una pulsera, luego un llavero, después se pasó a los pendientes «y después de haces mayor, te ves con 30 años y estás decorando toda tu casa, con cojines, mantas. Nunca lo enfoqué a nivel laboral».
Su madre la veía haciendo macramé y le decía: de pulseras no se va a vivir. Pero, desde que pudo, dejó la carrera atrás y cumplió su sueño de ser artesana. Por complementar el macramé, «para darle un toque a mis prendas», se inició en el crochet hace unos diez años y, desde hace poco, en la cerámica.
En La casa de los Talleres, en Corralejo, donde imparte clases, además de con el Ayuntamiento de La Oliva por varios pueblos. También se desplaza a Morro Jable una vez más al mes y a Puerto del Rosario.
Javier Melián / Acfi Press
Con las tres técnicas artesanas se siente cómoda, «pero como con el macramé llevo toda mi vida, lo puedo hacer con los ojos cerrados. Me digo: quiero hacer esto y lo hago. El crochet lleva algo más de patronaje, también lo hago desde hace relativamente poco tiempo»
En su estudio la Casa de los Talleres, en Corralejo, imparte clases por cuenta propia. También en Morro Jable, en la otra punta de la isla, en el municipio de Pájara, una vez al mes «con mis muchachas» y en Puerto del Rosario. Con el Ayuntamiento de La Oliva, enseña en El Cotillo, Lajares, La Oliva y Tindaya. Sus alumnas y alumnos tienen desde cinco años hasta la edad que ellos quieran.
Tras la pasarela de Madrid, proyecta habilitar una tienda en el taller y está tejiendo pedidos para una boda y para una primera comunión. Hasta tikis, vasos de los mojitos, está moldeando por encargo para un bar.
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