Jesús Cáceres: «El Mojón es la única cerámica tradicional pintada»
Arqueología ·
Hasta en el Museo del Muelle Branly de París lucen las piezas loceras de Lanzarote que llevó Rene Verneau en el XIX. La charla del arqueólogo abrió el ciclo cultural Erbania del Museo Arqueológico de Fuerteventura, que confirma 160 fragmentos inventaridos de esta cerámica, muchos de ellos provenientes de La Oliva y, novedad, del yacimiento de La Culata, en Tetir
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Licenciado en Historia y Máster en Gestión de Patrimonio Cultural, Jesus Cáceres Rodríguez es coautor de 'La loza pintada de El Mojón. Lanzarote. Estudio histórico, etnográfico y arqueológico', publicado por el Instituto Canario de Desarrollo Cultural y la Dirección de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias. Firman también esta investigación Toño Armas Acuña, José Farray Barreto, José Ángel Hernández Marrero, Antonio Manuel Jiménez Medina, Pedro Carmelo Quintana Andrés y Juan Manuel Zamora Maldonado. El estudio inauguró el ciclo cultural Erbania del Museo Arqueológico de Fuerteventura (MAF), en Betancuria, una programación a desarrollar un miércoles al mes y que tiene como objetivo acercar a los visitantes a la arqueología, presentando las últimas publicaciones acerca de las culturas indígenas canarias, además de dar a conocer a los bienes muebles de la colección que custodia en sus fondos
– ¿Qué hace única a la cerámica tradicional de El Mojón (Tequise), fabricada entre los siglos XVI y mediados del XX?
– Lo que la hace única es que se trata de cerámica que está pintada. Para llegar a ese punto de cerámica pintada hay que coger una tierra que se llama tegue, de color blanquecino y que se encuentra tanto en Lanzarote como en Fuerteventura. Con el tegue, se le hace un bañado a la pieza, lo que le da esa pátina naranja-blanquecina. Por la parte superior, se le pintan los motivos vegetales, animales, iniciales de las personas que compran la pieza, motivos geométricos. Esa pátina se le da con un almagre, que es una tierra rojiza que también encontramos en varias islas, mezclada con aceite de pescado, que es con lo que se puede aplicar esta pátina para lograr esos motivos.
– Al igual que la cerámica prehispánica, El Mojón es a mano, no con torno.
– Sí, es con torno. Es una cerámica tradicional, no preeuropea, que tenemos encajada entre los siglos XVI en adelante, hasta mitad del XX, cuando todavia sigue habiendo loceras desempeñando el trabajo.
– ¿Trasciende del uso doméstico con el regalo de Verneau, que llevó la cerámica de El Mojón a lucir en un museo de París?
– El uso de esta cerámica de El Mojón es totalmente doméstico. Dentro de las viviendas, hay lebrillos, gánigos, platos, sahumerios, soperas, escupideras también hay, escurrideros. Sí es cierto que el investigador francés René Verneau pasó sobre el siglo XIX por Canarias, entre ellas Lanzarote, donde le regalaron una serie de piezas de El Mojón por unos favores que hizo a un chico enfermo. Son unas veinte piezas que se conservan en el antes Museo del Hombre de París, que hoy se llama Musée du Quai Branly (Museo del Muelle Branly).
– ¿Cómo surgen estos centros loceros en una localidad tan pequeña de Lanzarote?
– Sí, El Mojón es una localidad pequeña que pertenece al muncipio lanzaroteño de Teguise y que está dentro de las cercanías del municipio. Es un pequeño pago de pocas casas. Entendemos que ese centro locero es el último que se mantiene por la cercanía de los materiales, por las personas que allí se afincan y porque los trabajos van pasando de madre a hijas, de suegras a nueras, de manera familiar.
– Entre las piezas de El Mojón, existen pequeños dromedarios, a modo de juguetes, que junto a las soperas y otras piezas indican un uso entre las clases con más recursos económicos.
– Los juguetes son los dromedarios con las sillitas por arriba y sólo los he visto en las colecciones de Lanzarote. Y sí, sabemos que hay un red de comercio en torno a esa cerámica de El Mojón y las calidades de esas cerámicas también dan esa relación de status social. Por ejemplo, las piezas que están pintadas con las iniciales de los compradores son exclusivas de esas personas.
– ¿Qué relación tienen estos centros loceros de El Mojón con la cerámica de Al Andalus, la cultura amazigh o la de Talavera de la Reina (Toledo)?
– En nuestro libro hemos trabajado con esas posibles raíces donde se funden la cerámica tradicional de Lanzarote y se encuentran esas relaciones con Al Andalus, la cerámica de Talavera y también con la del norte de Africa. Tenemos que entender que estamos dentro de un mismo arco geográfico y que todo está relacionado entre sí.
– Llama la atención que la decoración de las piezas de El Mojón sean figurativas, es decir que sean flores, pájaros, etc.
–Eso es lo que la hace realmente llamativa. Hay burros, pájaros, gallos, hay muchos motivos por la que es notoria.
– ¿Cómo surgió su interés por esta tradición cerámica?
–En realidad, nos interesamos, porque somos un grupo de investigación amplio donde estamos seis investigadores. No se había hecho antes un trabajo en profundidad alrededor de esta cerámica, sólo pequeños trabajos, y nunca se había puesto en valor una cerámica de tanta importancia como esta. Yo me sentía de alguna manera en deuda con estas loceras porque nunca se había hecho ningún trabajo alrededor de ellas.
– ¿Dónde y cuándo aparecen restos de esta cerámica tradicional de El Mojón en Fuerteventura?
– En las prospecciones que se llevaron a cabo durante 2020 en el norte de Fuerteventura, se detectan restos de cerámica de El Mojón, sobre todo en la zona de La Oliva. Dentro de los fondos del Museo Arqueológico, también se encuentran bastantes fragmentos de estos talleres loceros. En algunos puntos más al sur de Fuerteventura, igualmente se han descubierto restos.
– ¿Es consecuencia del trasiego comercial entre las dos islas?
– Claro, se justifica por el trasiego entre las dos islas, por las erupciones volcánicas de Timanfaya que provocaron que muchos lanzaroteños se mudaran a Fuerteventura, por la unión entre las familias potentadas, por la emigración desde Lanzarote en el entorno de la Casa de los Coroneles, en La Oliva.
– ¿No cabría la posibilidad de que existiera un centro locero similar en Fuerteventura en aquellos siglos?
- De momento, no tenemos constatado nada en este punto de nuestra investigación, pero podría ser que, en algún momento, algunas de esas loceras, al emigrar a Fuerteventura, siguieran con su negocio alfarero dentro la isla, pero no hay nada por ahora.
- ¿Ha encontrado restos, datos o pruebas documentales de la existencia de otros centros loceros en Lanzarote durante estos siglos?
- Estamos trabajando en una línea de investigación, que todavía está en sus inicios, sobre un posible centro locero al sur de Lanzarote, en la zona de Las Breñas. Allí estamos encontrando cerámica similar, pero que no llega las calidades de las producciones de El Mojón. Sería un punto de inicio de una nueva investigación.
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