Un 'ahijado' llamado las Cuevas de Ajuy
patrimonio geológico ·
La fundación Telesforo Bravo-Juan Coello apadrina el Lugar de Interés Geológico situado en Ajuy, en el municipio de Pájara, «bastante amenazado por la afluencia de visitantes»La fundación Telesforo Bravo-Juan Coello tiene por ahora dos ahijados, que son dos Lugares de Interés Geológico (LIG): en Tenerife, el Teide; y en Fuerteventura, el delta de lava plioceno de Ajuy-Ensenada de La Herradura, donde se localizan las Cuevas de Ajuy. Esta fundación familiar de divulgación y proteccion de los valores naturales de Canarias se ha acogido al programa nacional 'Apadrina una roca' con el fin de velar por su conservación e informar sobre cualquier amenaza que conlleve su deterioro. En el caso del ahijado geológico majorero, el impacto mayor proviene de las casi 2.000 personas que, a diario, visitan las Cuevas de Ajuy que lo hacen sin control y sin vigilancia.
El Instituto Geológico y Minero de España, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, impulsa esta campaña de protección del Patrimonio geológico a la que Jaime Coello Bravo, director de la fundación, anunció que se acogió en la presentación de la adquisición de la finca de Ajuy por el Ayuntamiento de Pájara.
El ahijado de este colectivo es el LIG IC2019, que mide unas 63 hectáreas (donde se situarían las citadas cuevas) y que tiene un nombre largo: delta de lava plioceno de Ajuy-Ensenada de La Herradura, que va desde El Cantil hasta El Golfete.
Este delta de lava tiene una edad de 5,8 millones de años aproximadamente y una parte está dentro del Monumento Natural de Ajuy. Se trata de un delta de lava formado a la llegada de las coladas de la erupción del cercano Morro Valdés al mar. «Al llegar a la costa, las lavas ocuparon la plataforma marina de abrasión, extendiéndose por ella hacia el norte y sur, en forma de abanico. Esto dio lugar al desarrollo de estructuras de tipo pillow-lava en la base de las coladas, al encontrarse la rasa sumergida, que hoy pueden observarse en el acantilado costero, al quedar las coladas levantadas entre 15 y 20 metros por encima del nivel actual del mar», describe el Instituto Geológico y Minero de España.
Jaime Coello resume que en Ajuy se pueden ver los materiales más antiguos de Canarias, que son del Cretácico, pero tambien otros más recientes.
Dentro del ahijado de la fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, la mayor amenaza proviene de la afluencia de público de las Cuevas de Ajuy, destaca su director, que aboga por la elaboración de un estudio de su capacidad de carga con el fin de establecer un control del acceso de los visitantes.
Jaime Coello Bravo incluso apunta al cobro de la entrada como forma de vigilancia permanente del Lugar de Interés Geológico y de creación de puestos de trabajo entre los vecinos de Ajuy, a modo de «intérpretes del lugar, que canalizarían las visitas y que dijeran lo que se debe hacer o no».
Ante el descontrol, los residuos proliferan por todas partes, sobre todo toallitas, «incluso se usan de ceniceros las grietas de la duna holocena. La ausencia de baños en el trayecto provoca la utilización como tal de los hornos de cal y las propias cuevas». La falta de carteles indicativos también ha provocado la creación de un camino no autorizado por toda la duna holocena cuando los visitantes regresan de visitar las cuevas y los hornos de cal.
Después de Ajuy-La Herradura, la fundación ya tiene la vista puesta en apadrinar otros lugares en Fuerteventura, el primero sería el barranco de los Enamorados, en Lajares, en el municipio de La Oliva. «Las agresiones diarias que sufre este lugar casi obliga a ello. No sólo los grabados de los desaprensivos, también el paso de bicicletas y motos que lo arrasan todo».