África, la gran injusticia climática
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250 revistas científicas se unen para publicar el mismo editorial donde reclaman ayuda para quienes menos contribuyen al cambio climático y más lo padecenNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Más de 250 revistas de salud de todo el mundo se han unido para publicar de forma simultánea un editorial en el que se insta a los líderes mundiales a hacer justicia climática por África antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se celebrará en Egipto en noviembre.
El editorial, del que son autores los editores de 50 importantes revistas biomédicas de toda África, como el African Journal of Current Medical Research, el African Journal of Primary Health Care & Family Medicine y el East African Medical Journal, se publica de forma simultánea en importantes revistas médicas internacionales como The BMJ, The Lancet, el New England Journal of Medicine, el National Medical Journal of India y el Medical Journal of Australia.
Nunca se habían reunido tantas revistas para hacer la misma petición, lo que refleja la gravedad de la emergencia del cambio climático a la que se está enfrentando el mundo.
Los autores afirman que África ha sufrido de forma desproporcionada, aunque no ha hecho gran cosa para provocar la crisis, e instan a las naciones ricas a intensificar el apoyo a África y a los países vulnerables de cara a los impactos pasados, presentes y futuros del cambio climático.
Las cifras de esta injusticia son claras: las emisiones globales acumuladas, que están impulsando la crisis climática y sus efectos cada vez más graves, proceden en un 62% de América del Norte y Europa desde la revolución industrial. Mientras que África ha contribuido solo con un 3% a esta acumulación de dióxido de carbono.
La crisis climática tiene un impacto sobre los determinantes ambientales y sociales de la salud en toda África, lo que ha provocado efectos devastadores en la salud, explican los autores.
En África Occidental y Central, por ejemplo, las graves inundaciones provocaron mortalidad y migraciones forzadas por la pérdida de refugios, tierras de cultivo y ganado, mientras que las condiciones meteorológicas extremas dañan el agua y el suministro de alimentos, aumentando la inseguridad alimentaria y la malnutrición, que causa 1,7 millones de muertes anuales en África.
Los cambios en la ecología provocados por las inundaciones y los daños a la higiene ambiental también han provocado un aumento de la malaria, el dengue, el virus del Ébola y otras enfermedades infecciosas en toda el África subsahariana.
En total, se calcula que la crisis climática ha destruido una quinta parte del producto interno bruto (PIB) de los países más vulnerables a las crisis climáticas.
Los daños sufridos por este continente deberían ser motivo de gran preocupación para todas las naciones, afirman en el editorial, ya que, en un mundo interconectado, dejar a los países a merced de las perturbaciones medioambientales crea una inestabilidad que tiene graves consecuencias para todas las naciones. Algo que se ha puesto en evidencia, recuerdan, con la pandemia de Covid-19.
Afirman que alcanzar el objetivo de 100.000 millones de dólares anuales de financiación para el clima es ahora «globalmente crítico si queremos prevenir los riesgos sistémicos de dejar a las sociedades en crisis», y dicen que ahora también deben introducirse recursos adicionales para pérdidas y daños.
Aunque reconocen que ya se han hecho algunos progresos, como los sistemas de alerta temprana y las infraestructuras de defensa contra los fenómenos extremos, señalan que los países en primera línea no reciben compensación por los impactos de una crisis que no han provocado.
Esto no solo es injusto, sino que también impulsa la espiral de desestabilización mundial, ya que los países invierten dinero en responder a los desastres, pero ya no pueden permitirse pagar por una mayor resiliencia o por reducir el problema de fondo mediante la reducción de emisiones, advierten.
«La crisis climática es producto de la inacción mundial, y tiene un gran coste no solo para los países africanos desproporcionadamente afectados, sino para todo el mundo», escriben.
África se une a otras regiones en primera línea para instar a los países ricos a que den por fin un paso al frente, aunque solo sea por el hecho de que la crisis en África se extenderá más pronto que tarde y envolverá todos los rincones del planeta, y para entonces puede ser demasiado tarde para responder de forma eficaz. Si hasta ahora no se han dejado convencer por los argumentos morales, es de esperar que ahora prevalezca su propio interés», concluyen.
El enfoque principal de las cumbres del clima sigue siendo reducir las emisiones de C02 para mantener el calentamiento global en 1,5 grados. Sin embargo, los autores del editorial dicen que esto podría limitar los daños, pero recuerdan que en África estos ya son graves. De ahí que reclaman que los recursos económicos que han calculado como necesarios para que el continente haga frente a la gran variación del clima sean dispuestos en forma de subvenciones, no de créditos.
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