¿Haces un uso saludable de la tecnología?

Situaciones como la descrita son las que, para los expertos, resultan indicativas de una relación malsana con los gadgets conectados. Algo que en último término afecta a nuestro llamado bienestar digital. Para Javier Lombardi, mentor de la organización sin ánimo de lucro 'Argentina Cibersegura', el 'digital wellbeing' (como se refiere en inglés) consiste en «desarrollar una relación saludable con la tecnología, para que podamos disfrutar de todos sus beneficios y, a la vez, mantener el control. [...] Se trata esencialmente de tener una conciencia de cómo estar en línea puede hacernos sentir, cuidar de nosotros mismos y de los demás».

María H., gaditana de 39 años, sospechó que algo andaba mal cuando varios conocidos le reprocharon el tiempo que pasaba consultando el smartphone durante las reuniones sociales: «A nadie le gusta que le pongan la cara roja y eso me hizo reaccionar. Miré el tiempo de uso diario en los ajustes del teléfono y descubrí que la situación era peor de lo que pensaba. Hacía tiempo que no era capaz de hacer algo sin estar mirando el móvil a la vez: comer, ver una serie...».

El tiempo es, precisamente, una de las claves en que incide Lombardi respecto al bienestar digital: «Al usar la tecnología debemos cumplir con nuestro ideal de tiempo bien invertido, para lo cual es necesario ser conscientes de cuáles son nuestros hábitos online». El experto nos invita así a responder a estos interrogantes clave: «¿Cómo pasamos el tiempo on-line? ¿Cómo nos hace sentir? ¿Suma algo valioso a nuestra vida? ¿Qué nos gustaría cambiar de nuestros vínculos e interacciones digitales? ¿Qué opinan las personas que nos rodean acerca de nuestros hábitos online?¿Qué lugar quiero darle a la tecnología en mi vida diaria? ¿Qué hábitos quiero dejar fuera y qué aspectos me resultan frustrantes de la tecnología?».

La conclusión lógica es que la tecnología debe mejorar y simplificar nuestra vida en lugar de distraernos, preocuparnos o generarnos malestar, motivo por el que María recurrió a un terapeuta especializado. Igualmente, uno puede adoptar diferentes pautas para evitar entrar en un círculo vicioso del que le resulte imposible salir sin ayuda profesional. No en vano, un estudio de la ONG 'SWGfL' determinó que cuanto más tiempo pasamos online, mayores son las probabilidades de visualizar contenidos abusivos, recibir comentarios dañinos o enviarlos. Punto en que coincide Andrés Macario, autor del libro 'La digitalización invisible', para quien «el exceso de tiempo pasado frente a pantallas puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental, como el aislamiento social, la ansiedad y la depresión».

Macario recomienda primeramente la fijación de límites, esto es, definir períodos de tiempo específicos para el uso de cualquier aparato tecnológico: «Respetarlos te permitirá equilibrar tu tiempo entre actividades online y fuera de las pantallas, reduciendo así la dependencia tecnológica».

El experto también insta a practicar la desconexión digital y cultivar las relaciones personales: «Desconecta completamente de la tecnología días enteros, así recargarás energías y reconectarás tanto contigo mismo como con las personas que te rodean. En este sentido, no deben descuidarse las relaciones cara a cara; dedica tiempo de calidad a interactuar con familiares y amigos, fortaleciendo así tus lazos emocionales y tu bienestar mental».

Finalmente estaría la cuestión del autocuidado; el uso de la tecnología de manera consciente para apoyar nuestro bienestar mental: «Existen numerosas aplicaciones y recursos en línea que ofrecen meditaciones guiadas, ejercicios de relajación, programas de ejercicios físicos y herramientas para el manejo del estrés. Aprovecha estas opciones para cuidar tu salud mental y emocional, algo a lo que ayuda no exponerse en exceso a noticias negativas». No pocos estudios han probado, de hecho, que consultar titulares pesimistas a primera hora de la mañana termina condicionando nuestro estado de ánimo para el resto de la jornada.

Aunque las pautas descritas se han probado efectivas para mejorar nuestro bienestar digital, lo cierto es que las aplicaciones que usamos a diario cuentan con mecanismos de defensa férreos. Las redes sociales más populares se han diseñado para resultar lo más adictivas posible, algo que el ex diseñador ético de Google, Tristan Harris, puso de manifiesto hará unos años: «Las notificaciones buscan llamar nuestra atención y obligarnos a estar pendientes del móvil; el empleo de colores intensos activa determinadas áreas de nuestro cerebro y el llamado 'scroll infinito' -que los contenidos se muestren uno detrás de otro, de forma ilimitada- hace que resulte muy difícil apagar el dispositivo».

Nuestro smartphone se transforma así en una suerte de máquina tragaperras: deslizar el dedo por la pantalla se asemeja a tirar de la palanca para probar suerte una vez más, si bien en este caso el premio es sentirnos parte de los temas de conversación y las vidas digitales de nuestros conocidos«. Afortunadamente, el menú de ajustes de nuestro sistema operativo cuenta con opciones para minimizar el componente adictivo de las aplicaciones: 'Tiempo de uso' en iOS y 'Bienestar digital' en Android permiten programar horarios de descanso, definir límites de tiempo para apps concretas y restringir comunicaciones.

Los entendidos también recomiendan desactivar las notificaciones, las vibraciones y los tonos del móvil; fijar el color de la pantalla en tonos grises y no ubicar los accesos directos a las aplicaciones que más utilizamos en el menú principal del dispositivo.