¿El fin de las tarjetas SIM? El iPhone 17 Air puede haber acelerado la cuenta atrás
El nuevo teléfono extrafino de Apple solo admite eSiM, lo que fuerza a sus usuarios a tener que contactar con las operadoras para poder usuarlo
Desde la aparición del primer iPhone en 2007, Apple siempre ha creado tendencia en el sector de la telefonía. Incluso hoy en día la mayoría ... de fabricantes cogen las características e ideas que la multinacional de la manzana mordida imprimen en sus móviles para replicarlas. Este año, tras la presentación del nuevo iPhone 17 Air, su delgadísimo smartphone que ha vuelto a enamorar a los amantes del diseño, podría pasar lo mismo. Y el cambio sería muy importante para los usuarios si se generaliza: la desaparición de las tarjetas SIM.
Resulta que el iPhone 17 Air es tan delgado que Apple ha decidido prescindir de las SIM físicas para ahorrar espacio. Algo que, por otro lado, no resulta extraño en la empresa de Cupertino. De hecho, los móviles de la manzana mordida llevan siendo incompatibles con las tarjetas de las operadoras desde septiembre de 2022 en EE UU. En concreto, los iPhone 14 ya no la soportaban con el objetivo de ganar espacio para otros componentes, como la batería. En el resto del mundo, sí se ha habilitado una bandeja de entrada para ella.
La diferencia este año es que el iPhone 17 Air ha sido lanzado a nivel global para ser utilizado solo con una eSIM. En ese sentido, si no se cuenta con una tarjeta virtual, que normalmente se usa para contratar una línea cuando se viaja a un país extranjero fuera de las tarifas planas de las operadoras, no se puede usar. De esta forma, Apple puede mantener la delgadez de su producto ahorrándose el hueco para albergar una bandeja entrada al mismo tiempo que se gana en espacio para la bateria. En teoría, todo el mundo gana gracias a la implementación de esta nueva tecnología.
La decisión de Apple de vender un teléfono con solo eSIM en el mercado global podría tener una consecuencia inesperada. Podría ser el primer paso para hacer lo mismo que en EE UU y a partir del próximo año lanzar teléfonos sin estos trozos de plástico con chip integrado. Si eso sucediera, se produciría un efecto de copia-pega en la industria y, como ha sucedido otras veces, muchos fabricantes, sobre todo los más grandes, seguirían sus pasos. Y lo harían, prácticamente, de un año para otro.
Precedentes
Ya pasó antes cuando Apple decidió prescindir de la entrada jack para los auriculares con el lanzamiento del iPhone 7 en 2016. La propuesta de la compañía fundada por Steve Jobs fue, en su momento, muy criticada, ya que forzaba al usuario a usar auriculares inalámbricos con conexión a Bluetooth, algo nada habitual por aquel entonces. La multinacional estadounidense presentaría meses después su primer AirPod, que supondría un antes y despues en este tipo de dispositivos por su espectacular diseño, gran comodidad de uso y calidad de sonido. Una jugada ganadora.
Y, como no podía ser de otra forma, el resto de fabricantes se sumaron en seguida a la eliminación de la entrada jack al mismo tiempo que lanzaban sus propios auriculares inalámbricos, en muchos casos imitando a los de Apple. En la actualidad, prácticamente todos los teléfonos son solo compatibles con cascos con conexión por Bluetooh, algo que todo el mundo ya considera normal.
Otro precedente: la eliminación de las baterías intercambiables. Cuando nació el primer iPhone, Apple dejó claro que si se quería cambiar la pila, había que llevar el teléfono a su servicio técnico, lo que supuso una entrada extra de ingresos. Muchos usuarios ni contaban con las herramientas adecuadas, ni los componentes ni los conocimientos necesarios para hacerlo. Además de que, en caso de intentarlo, se anulaba la garantía de un teléfono que nunca ha sido especialmente barato.
Como sucedió con los auriculares, el resto de fabricantes, que hasta entonces permitían en sus productos las baterías intercambiables, copió la idea argumentando que, gracias a ella, se podía asumir la estanqueidad de sus productos para protegerlos del polvo o del agua. Curiosamente, muchos años después, el Parlamento Europeo ha aprobado una ley para que las baterías de los móviles se puedan sacar y sustituir «fácilmente» después de hacer obligatorio el puerto USB-C. Pero esa es otra historia.
Y un ejemplo más: las tarjetas microSD que aumentaban el disco duro de los teléfonos. Apple decidió desde el primer momento no incluirla en su primer iPhone. Como en los ejemplos anteriores, se lograba ganar espacio y, al mismo tiempo, empujar a los usuarios a elegir los teléfonos con más memoria, y más caros que el modelo base, si querian tener espacio suficiente para para guardar sus fotos y demás datos. Muchos fabricantes decidieron mantenerlas en un primer momento como forma de diferenciarse de la multinacional norteamericana pero con el tiempo vieron que su eliminación también constituía un buen negocio para ellas.
Adopción a marchas forzadas
El caso es que tras la llegada del iPhone 17 Air muchas operadoras están trabajando para que la transición de la tarjeta física a la virtual, que cuenta con una década de existencia, no sea dramática. Eso sí, hay que recordar que no todas cuentan con esta tecnología para ofrecérselas a sus clientes, por lo que es conveniente que antes de comprar este teléfono se debe consultar antes a las 'telecos' su disponibilidad. ¿Quienes cuentan con ella? Empresas tan conocidas como Telefónica, O2, Vodafone, Lowi, Orange, Digi, MásMovil, Pepephone, Euskaltel o Yoigo, por ejemplo.
Lo que sucede es que hay otras operadoras, normalmente virtuales, que directamente no contemplan las eSIM. Otras, por el contrario, la soportan pero su proceso de instalación no es precisamente amigable. En vez de utilizar un código QR para ser escaneado por el propio móvil y configurar la eSIM, estas empresas exigen pasar antes por el teléfono de atención al cliente. Incluso algunas de ellas cobran cada vez que se realiza el cambio de un móvil a otro. Por cierto, Apple permite que este paso de uno a otro modelo sea automático. Un paso a seguir por el resto de fabricantes.
Hay que recordar que las teleoperadoras ya tuvieron que soportar un movimiento similar por parte de Apple relacionado con las tarjetas SIM. De nuevo, con el objetivo de ahorrar espacio en sus teléfonos, la compañía de Jobs decidió apostar por las Micro-Sim en 2010 y, poco después, por las Nano-Sim, aún más pequeñas que las anteriores. Su uso se estandarizó en seguida tras ser adoptadas tanto por la competencia como las propias 'telecos'. De hecho, son las que usamos hoy en día en la gran mayoría de smartphones. A tenor de todos estos precedentes, todo parece indicar que la cuenta atrás para su definitiva desaparición acaba de comenzar.
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