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A las personas que caminan por la calle absortas en sus teléfonos, ensimismadas en algún intercambio de mensajes o en contabilizar los 'me gusta' de alguna red social, se las suele conocer como 'zombis del móvil', pero no cabe duda de que esa denominación es injusta y un poco insultante. Los zombis, pese a las limitaciones de la muerte a medias, demuestran más conciencia de su entorno y se mueven con más ligereza que muchos de esos adictos al 'smartphone', que a menudo emprenden trayectorias erráticas de lado a lado de la acera, se detienen bruscamente para teclear con mayor comodidad, embisten a otros peatones y se aventuran a la calzada sin levantar la vista de la pantalla. Y lo peor es que casi todos nos hemos convertido alguna vez en uno de esos zombis hiperconectados y a la vez penosamente desconectados del mundo que nos rodea.
Esta manera distraída de moverse por la calle no solo puede resultar muy molesta para otras personas, al interrumpir el flujo natural de los peatones, sino que además plantea riesgos obvios: en un estudio de Ponle Freno y Axa, el 37% de los encuestados reconocieron que suelen cruzar mirando el móvil, y las noticias de atropellos en los que la víctima iba pendiente de su terminal se han vuelto habituales. Sin embargo, las medidas para atenuar en lo posible este peligro son todavía escasas. En Seúl, una de las ciudades del mundo con mayor proporción de teléfonos, las autoridades de tráfico decidieron colocar en 2014 señales específicas dirigidas a los 'zombis del móvil', tanto del tipo convencional (en lo alto de un poste) como pintadas en el pavimento, más adaptadas al campo de visión de la persona que 'textea'. Lo hicieron después de que los accidentes anuales relacionados con esta práctica casi se triplicasen en un lustro, de 437 a más de 1.100. Ciudades alemanas como Augsburgo fueron pioneras en instalar semáforos en el suelo, mientras que, en Estados Unidos, algunos ayuntamientos han establecido multas específicas para quienes cruzan la calle mientras consultan su teléfono.
De todas las iniciativas relacionadas con el 'tránsito distraído', la más llamativa son los carriles para peatones atentos al móvil, que dejan el resto de la acera libre para quienes avanzan al ritmo normal. Aunque siempre levantan cierto revuelo, en realidad todos los que se han puesto en marcha tenían intención publicitaria o irónica, cuando no ambas a la vez. Es el caso de la Utah Valley University, que dividió sus escaleras en tres secciones: una para gente que camina, otra para gente que corre y la tercera para gente que escribe en su móvil. También se han instalado carriles temporales para usuarios de celulares en Washington D.C. (estaba detrás un programa de National Geographic), en Chongqing (cosa de un parque temático), en una arteria comercial de Mánchester (una empresa de telefonía) y en Amberes (una cadena de reparación de móviles).
Quizá fuesen un éxito como estrategia promocional, pero si algo demostraron estos carriles para 'zombis del móvil' es que no servían para mucho. «Mucha gente que iba con su teléfono ni siquiera vio las marcas en la acera. Cómo iban a hacerlo, si estaban mirando las pantallas, ajenos a todo, con ojos vidriosos», escribió un cronista sobre la experiencia estadounidense. En China, empeoró la congestión, ya que muchos transeúntes se detenían para tomar fotos de la novedad urbana. Los que no llevaban el móvil en la mano se apresuraban a sacarlo para inmortalizar la ocurrencia.
«Los peatones concentrados en sus móviles muestran comportamientos menos seguros, con rasgos como caminar más despacio, comprobar menos a menudo el tráfico y los obstáculos y andar con menos consistencia entre zancada y zancada», resume un estudio de la consultora Exponent, especializada en el factor humano en los accidentes. Sus autores han revisado la literatura científica sobre el asunto y han llegado a la conclusión de que la tecnología ha cambiado nuestra manera de movernos, aunque puede ser la propia tecnología la que mitigue nuestro déficit de atención. Se han diseñado 'apps' para el móvil (con efectos como volverlo 'transparente', usando de fondo lo que registra la cámara, o avisar cuando se acerca un vehículo) y dispositivos como AiCross, el «paso de cebra inteligente» desarrollado por una empresa española: se trata de una plataforma vibratoria que se coloca «en la calzada, en la acera o entre ambas» y se activa cuando hay luz roja, coche cerca y peatón encima.
Claro que la solución idónea la tenemos nosotros mismos: bastaría con dosificar el uso del móvil y andar por la calle a la manera clásica, con la vista levantada, atentos a las cosas buenas del mundo y también a sus peligros. Es mejor no ir como zombis para no acabar muertos del todo.
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