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El Satisfyer se hizo famoso en 2019 y quitó el velo de misterio sobre la masturbación femenina. Noelia de Alda
¿Afecta el Satisfyer a mi clítoris?

Sexo (uso del succionador de clítoris)

¿Afecta el Satisfyer a mi clítoris?

Algunas usuarias dicen que ya no disfrutan como antes. Dos expertas nos ayudan a analizar qué pasa

Julia Fernández

Miércoles, 1 de noviembre 2023

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Aunque parece que lleva con nosotros toda una vida, el Satisfyer apenas tiene cinco años. Se convirtió en el regalo estrella de las navidades de 2019 y ha revolucionado el disfrute sexual de miles de mujeres. Luego vinieron un montón más de succionadores de clítoris. Pero como pasa con todo, con el tiempo empiezan a vérseles las 'costuras'. O al menos, eso creen algunas personas.

Elia, nombre ficticio, está preocupada. Cada vez le cuesta más llegar al orgasmo con estos aparatos. «Necesito ponerlo al máximo». Y tampoco encuentra en otras prácticas estímulo suficiente para conseguirlo. Tal es su inquietud que en el grupo de WhatsApp de sus amigas ha preguntado si alguna más siente lo mismo. «Me preocupa».

No sabemos la respuesta del resto de integrantes, pero sí es cierto que expertos en este campo atienden dudas como la de Elia. Una de ellas es la psicóloga y sexóloga Almudena Naharro. «Por supuesto que recibo preguntas sobre si es bueno usarlo mucho o si crea dependencia», confirma la experta.

El Satisfyer, o cualquier otro juguete sexual, es una herramienta para conseguir placer. «A nivel social ha sido una revolución. La autoestimulación femenina es un tema del que históricamente no se ha hablado, al contrario que de la masculina: ellos tienen el permiso social para hacerlo desde la adolescencia o incluso antes», explica Naharro. Así que sacarle pegas a un artefacto que ha logrado quitar el velo de invisibilidad a la masturbación femenina parece tener más aristas que la médica.

Las cifras

65 %

de las mujeres españolas ha usado algún juguete sexual mientras que enel caso de los hombres es del 50%, según el portal alemán Statista.

2 de cada 10

personas no se masturba, según un estudio de la marca Womanizer.

70 veces al año de media

es el número de masturbaciones de una mujer según esa misma encuesta.En el caso de los hombres se eleva a 166.

«No hay nada bueno o malo. Todo depende del contexto y del uso. No hay que patologizar las cosas sin estudiar lo que las rodea», apoya la ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib.

– ¿Puede el succionador provocar esa incapacidad para disfrutar del sexo de otra manera?

– Cuando ocurre esta incapacidad no tiene que ver con un problema mécanico, sino de otro tipo.

Es decir, que los succionadores no 'insensibilizan' el clítoris, como ha llegado a pensar Elia. O al menos, no hay estudios que demuestren ese efecto físico. Esa 'insensibilización' tiene otro origen, casi con seguridad, mental. «Cualquier práctica puede generar este tipo de efecto: por ejemplo, si ves cine porno y solo encuentras el placer a través de esta práctica», prosigue la doctora, que atiende en sus centros de Madrid, Marbella y Almendralejo.

Ambas expertas advierten que una sexualidad sana es una sexualidad rica y eso supone traspasar ciertos límites o barreras que todos nos interponemos. Para empezar, «las mujeres no sólo somos un clítoris», recuerda Al Adib. Y por tanto, no podemos basar todo en estimularlo cada vez con más potencia.

Naharro, que tiene su propio centro de psicología en Badajoz y trabaja sobre todo online, precisa aún más: «Lo queremos todo de manera inmediata, vivimos hacia afuera, en la era de la sobreestimulación y de la productividad ante todo y eso también afecta al sexo».

- Vamos, que recurrimos al succionador como solución rápida...

- Que no está mal si es lo que queremos en un momento dado, el problema viene cuando lo que queremos es ampliar opciones y sensaciones. Es una cuestión de hábitos. Hemos perdido la capacidad de conexión con nosotras mismas.

Hábitos

«Lo queremos todo de manera inmediata, vivimos hacia afuera, en la era de la sobreestimulación y de la productividad ante todo y eso también afecta al sexo»

Almudena Naharro

Psicóloga y sexóloga

El ritmo de vida que llevamos incita a recibir una recompensa rápida. Y en nuestro día a día muchas veces actuamos así: queremos soluciones ya, resultados ya y gratificaciones ya. «Te pasas con prisas y estrés toda la semana y luego le pides al cerebro que pare, cambie el chip y se concentre en las sensaciones... ¡Pero ya no sabe cómo!», explica la sexóloga. Hay que volver a entrenarlo. Y no se trata de hacer meditación, hay que trabajarse el sexo o lo que la experta llama retomar la «labor de autoconocimiento erótico».

- ¿Es complicado?

- Se trata de dedicarnos tiempo, de indagar en nuestras fantasías, y preferencias, ver con qué disfrutamos más, qué músicas nos estimulan...

A veces, incluso, recomienda a sus pacientes que tengan un cuaderno y vayan apuntado todas esas sensaciones.

El sexo de 'sota, caballo y rey' debería superarse: es un terreno en el que tenemos que explorar. Y para eso hace falta tiempo, pero hay ocasiones en las que la era de la inmediatez nos boicotea. «A veces creemos que solo existen los genitales, pero el cerebro es el órgano sexual más importante y la piel, el más grande», concluye Naharro.

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Malentendido

Recientemente, saltó a los titulares de muchos medios un curso de verano de la Universidad de Cantabria que no recomendaba los succionadores de clítoris. Hubo mucha polémica con él. ¿Son realmente malos? «Si solo consigo llegar al orgasmo mediante penetración o sexo oral nadie protesta, pero cuando se sale de la norma es cuando se empieza a atacar», recrimina la sexóloga Almudena Naharro. En el caso del curso de Cantabria, había que leer la letra pequeña. La fisioterapeuta que lo impartía se refería a él como herramienta para tratar y rehabilitarse de determinados trastornos que afectan al suelo pélvico. En ese caso, «hace que lleguemos al orgasmo muy rápido y en corto periodo de tiempo, pero lo que buscamos es lo contrario».

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