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El poder de tocarnos: estos son los beneficios demostrados para la salud

El poder de tocarnos: estos son los beneficios demostrados para la salud

Un abrazo, una caricia e incluso arroparse con una manta tienen ventajas saludables. ¿Dónde es mejor acariciar a alguien para transmitirle cariño?

Viernes, 12 de abril 2024

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«No toques, ¿por qué tocas?», suele preguntar con cara de pocos amigos Amador Rivas, el personaje de 'La que se avecina', cada vez que alguien, normalmente Leo, le toca por la razón que sea. Puede que les resulte raro empezar un artículo sobre una investigación científica mencionando la popular serie televisiva -no se crean, hay estudios universitarios que analizan sus frases más manidas-, pero en seguida verán que tiene sentido. Porque la ciencia ha demostrado hace tiempo que el contacto físico es beneficioso para la salud, tanto la física como la mental. Un abrazo, un masaje, una carantoña… ayudan a los adultos a rebajar la ansiedad o mejorar cuando se está deprimido. En los bebés se sabe que aumentan de peso, por ejemplo. Por sorprendente que parezca, vale incluso que sea un robot el que nos toque. Hasta sirve una manta gruesa, esa que nos da calor y arropa hasta que nos dormimos.

Todo esto lo han confirmado investigadores del Instituto holandés de Neurociencia y del Hospital Universitario de Essen, en Alemania, en un artículo publicado en la revista Nature Human Behaviour. El trabajo ha consistido en revisar más de 200 estudios sobre el tema en los que habían participado casi 13.000 personas. Hasta la fecha había investigaciones que indicaban que era así, pero en ocasiones resultaban contradictorias. En este metaanálisis -en ciencia se considera normalmente que estos resultados son más sólidos que los de una única investigación- han comprobado que «las intervenciones táctiles son beneficiosas para la salud física y mental tanto de las personas sanas como enfermas de cualquier edad. Es un trabajo serio y alto impacto científico, asegura Carlos Matute, presidente de la Sociedad Española de Neurociencias (SENC).

Las ventajas son muchas. «En los adultos reducien el dolor, los sentimientos de depresión y el estado de ansiedad», explican los autores. También hay beneficios, aunque menores, en el sueño, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. En los recién nacidos, como queda dicho, aumentan de peso «y regulan los niveles de cortisol», la 'hormona del estrés'.

¿Y si es una máquina la que nos toca?

Establecido esto, se plantean una serie de preguntas: ¿tiene que ser la pareja, un amigo o un ser querido el que nos toque o vale cualquier persona? ¿Y un robot? ¿Con qué frecuencia tiene que darse el contacto físico? Puede resultar sorprendente, pero quién nos toca es irrelevante. No importa si es nuestra pareja, el médico del hospital o nuestro 'fisio' de confianza. «No se encontraron beneficios para la salud en adultos al comparar el tacto aplicado por una persona familiar o un profesional de la salud», afirman con rotundidad. Con los bebés es diferente. En su caso, lo suyo es que tengan contacto físico con los padres. ¿Y si nos toca una fría máquina? Puede ser, sí, fría, pero al menos desde el punto de vista de los beneficios físicos no hay diferencia, según estos investigadores.

Reduce el dolor, rebajar la ansiedad, alivia la depresión y los bebés aumentan de peso

Esto puede tener un lado bueno. «Hay muchas personas que necesitan mejoras en su bienestar, tal vez porque se sienten solas pero también porque pueden verse afectadas por condiciones clínicas. Estos resultados indican que un robot táctil, o incluso una simple manta pesada, tiene el potencial de ayudar a esas personas», aseguran. Otra cosa es para el bienestar mental. Ahí sí que es mejor el contacto humano: «Los trastornos de salud mental como la ansiedad o la depresión podrían requerir el contacto humano, quizás sugiriendo la importancia de un componente emocional asociado con el contacto«.

¿Y los animales? Hay terapias, con perros, caballos y hasta delfines, pero en este caso no hay una conclusión clara por falta de estudios. «Sería útil ver si el contacto con un animal o una mascota podría mejorar su bienestar y, a la inversa, si también se benefician de ello, pero lamentablemente simplemente no hay suficientes estudios, ni adecuadamente controlados, para que podamos sacar conclusiones generales sobre estos aspectos».

Mejor en la cara que en el brazo o el torso

La mejor carantoña o masaje que podemos recibir es en la cara y el cuero cabelludo, mucho mejor que en el torso o el brazo. Y sobre la frecuencia, mejor un abrazo breve de forma frecuente que un reconfortante pero esporádico masaje. «Un mayor número de sesiones se asociaron positivamente con la mejora de los resultados de rasgos como la depresión y la ansiedad, pero también con la reducción del dolor en los adultos. A diferencia del número de sesiones, aumentar la duración de estas -la media de los casos estudiados era de 20 minutos- no mejoró los efectos sobre la salud. De hecho, encontramos algunos indicios de relaciones negativas en adultos entre el cortisol y la presión arterial». En resumen, Amador, «recibir contacto es de vital importancia. Tocarnos puede emplearse sistemáticamente en toda la población para preservar y mejorar nuestra salud».

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