¿Tu pareja tiene depresión? Aquí tienes unas claves para ayudarla
Acompañar, sin prisas ni presión y dando pequeñas alegrías es el camino para que la situación mejore
Nadie está libre de caer en una depresión. Como tantas cosas que nos pasan, no entra en nuestros planes, pero llega, así, de improviso. ¿Qué ... hacer cuando le toca a nuestra pareja? Nos duele su dolor y corremos el riesgo de improvisar y meter prisas para verla bien. Los expertos nos dan una clave: acompañar sin presionar. Y un mantra que podemos trasladarle para empezar: «Puedes llorar todo lo que necesites; no me voy a asustar».
Empecemos por el comienzo. ¿Tenemos dudas de si lo que le pasa es una depresión? ¿Cómo detectar los síntomas? «No es fácil. Todo el mundo puede tener días o épocas en que estamos más tristes pero no es lo mismo eso que tener síntomas depresivos», explica la psicóloga Mercedes Muñoz. Hay unas fronteras muy claras. Lo más evidente es «un cambio que perdura en el tiempo». ¿En qué se concreta? «Problemas con el sueño, cansancio excesivo, falta de apetito porque cuesta disfrutar de la comida, molestias digestivas y una tristeza muy continuada, con más apatía y una mayor incapacidad para disfrutar de las pequeñas cosas». ¿Le suena?
«Muchos despistes y falta de concentración» suelen acompañar a esa foto general. También pueden aparecer síntomas muy evidentes. «Más llanto del habitual y un diálogo pesimista. Es habitual empezar a hablar de forma más negativa, con algo de dramatización y una tendencia a ponerse en lo peor», apunta la experta de Capital Psicólogos. Parte del trabajo de los especialistas es precisamente «trabajar con esos pensamientos que suelen ser muy negativos, muy pesimistas y que suelen estar muy fuera de la realidad. Pero es importante ayudar a la persona a gestionar esas ideas para salir de la depresión».
¿Cuánto dura realmente? «Varía muchísimo y depende de si se trabaja en consulta o no, si se acompaña o no.Si se deja estar puede durar meses y hay personas que están años», advierte Muñoz. Los casos leves pueden ser cosa de «dos o tres meses y, cuando hace falta recurrir a tratamiento psicológico, la media sería de unos cuatro meses». Uno de los aspectos que denota la gravedad es cuánto incapacita para seguir con la vida normal. «Aunque haya mucha desgana y tristeza, si la persona puede levantarse e ir a trabajar», suele ser más leve.Cuando no logramos «levantarnos o controlar el llanto», toca acudir al psiquiatra y no tener miedo a tomar medicación para paliar los síntomas.
La cosa parece que está clara. Tenemos un diagnóstico profesional de depresión de nuestra pareja y un tratamiento. ¿Cómo debemos actuar? «No es una labor sencilla. Depende mucho de cómo sea la persona depresiva. Algunos expresan mucho su malestar y otros suelen estar 'hacia adentro' y es difícil que muestren apatía o tristeza», apunta la especialista. «Lo primero es mostrar que estamos ahí para la otra persona. Trasladarle que entendemos que pueda estar triste, dejarle espacio y no querer resolverlo enseguida». Como en casi todo, las prisas no son buenas. «Si, queriendo ayudar, vamos a empujar para que salga rápido de la depresión, lo único que vamos a lograr es meter más presión». Hay que tener en cuenta que, durante este tiempo, esa persona no tiene la misma capacidad de «hacer cosas y disfrutar».
La preocupación, a raya
Cualquiera mínimamente empático se preocupa si su pareja entra en una depresión. Pero no es buena idea que nos vean «excesivamente» consternados porque lo vivirán como otra carga más. También hay que evitar hundirse para evitar una especie de depresiones en cadena en el hogar.
¿Qué podemos hacer, entonces? «Ofrecer pequeñas dosis de bienestar y disfrute porque es una de las capacidades que se pierden», explica la psicóloga. Toca hacerlo «sin grandes exigencias ni pedir grandes esfuerzos». Por ejemplo, «si le gusta estar al aire libre, acompañarles a dar un paseo por el campo para que se sientan acompañados y para que el cerebro tenga esos estímulos» que echan en falta. «Basta acompañar muchas veces», recalca. En general, se recomienda a la pareja que acuda a alguna de las sesiones con el psicólogo para entender lo que le pasa.
¿Y si hay niños? Los enanos necesitan explicaciones y, si no las tienen, las inventan. «No le podemos dejar al niño que esté adivinando lo que pasa porque va a tener mucha incertidumbre y ansiedad. Hay que explicarle, a su nivel, que papá o mamá están enfermos y que por ese motivo igual le vemos en la cama o llorar más.Que es una enfermedad y se va a curar». El problema de no hacerlo es que los niños necesitan respuestas y suelen ponerse en lo peor y pueden imaginar que alguien de la casa va morir o incluso culpabilizarse. «También pueden volverse muy cuidadores», advierte la experta. Siempre sin alarmar, basta una pincelada de lo que pasa para darles calma.
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