¿Qué colágeno tomas? Cinco tipos para cinco necesidades
Aprende a elegir el que más te conviene y a potenciar sus efectos combinándolo bien
Nos acercamos a una farmacia o parafarmacia con la intención de comprar colágeno –así, en genérico– porque hemos leído mucho sobre sus bondades y porque, ... a la vuelta del verano, notamos el pelo y la piel un poco apagados y el cuerpo algo oxidado... y, cuando llegamos al mostrador y nos atienden, pueden pasar dos cosas: que nos encasqueten el primero que pillen –o el que tengan o el más caro, simplemente– o que nos pregunten para qué lo queremos exactamente (si es que son mínimamente profesionales), ya que se venden distintos tipos y cada uno sirve para algo diferente.
Aunque el cuerpo genera abundante colágeno de manera natural hasta los 25-30 años, a partir de los 30-35 esa producción comienza a descender, en torno a un 1% cada año. Y con la menopausia esta caída se intensifica: de hecho, se estima que se puede llegar a perder hasta un 30% de colágeno en los cinco primeros años tras la retirada de la menstruación. Y, aunque el colágeno puede encontrarse en alimentos –caldos de huesos y cartílagos, gelatina natural, piel y partes gelatinosas del pollo y el pescado–, muchas personas prefieren 'asegurarlo' con suplementos.
«Su papel es fundamental, porque da estructura, resistencia y elasticidad a los tejidos: por eso se le denomina 'el andamio del organismo'», explica Jorge Ángel, especialista en Medicina Integrativa y director médico de Equisalud. Por ello, añade el experto, tiene efectos sobre la elasticidad y la firmeza de la piel, la resistencia y flexibilidad de los tendones, el refuerzo de huesos y músculos y, a nivel más interno, hasta en el buen funcionamiento de vasos sanguíneos y órganos... De ahí que haya variedades de colágeno que inciden más sobre unos aspectos que en otros.
«Los más habituales en el mercado son cinco: los de tipo I (si se busca mejorar la elasticidad cutánea y fortalecer los huesos), tipo II (útil para dolor articular y artrosis), tipo III ( complementa al tipo I en piel y vasos sanguíneos), tipo V (cabello y córnea) y tipo X (asociado a formación ósea y reparación de fracturas)», detalla.
Para potenciarlo
¿Algo más a tener en cuenta? Sí. A la hora de escoger un suplemento nos pueden preguntar si lo queremos hidrolizado o, lo que es lo mismo, que se presente como péptidos de colágeno. Esto significa que ha sido sometido a hidrólisis, un proceso que lo descompone en moléculas más pequeñas que facilitan su absorción y lo hacen más biodisponible. Si no es hidrolizado, la molécula de colágeno es muy grande y no se absorbe bien, «excepto el tipo II no desnaturalizado, que actúa sobre el sistema inmune para mejorar la tolerancia articular».
La cifra
8-12 semanas
tardan en notarse los efectos, según las evidencias científicas, aunque los mejores resultados se ven en 3-6 meses.
Bien. Pongamos que ya nos han aconsejado el tipo de colágeno que nos conviene y si es hidrolizado o no y que ya lo tenemos en casa. ¿Cómo podemos hacer para optimizar sus efectos? Porque hay maneras de echarlo a perder por muy adecuada que haya sido nuestra elección... El consejo principal en este sentido es no tomarlo con un exceso de café o de alcohol, porque dificultan su absorción. Sin embargo, sí podemos acompañarlo de ciertas sustancias que lo potencian. «Vitamina C, zinc y cobre: estos tres componentes contribuyen a la síntesis de colágeno, a estabilizar y reforzar su estructura y a la reparación de tejidos», resume el experto. Por ejemplo, si lo combinamos con silicio, se estimula la formación de colágeno en tendones y cartílago. Por otra parte, si lo hacemos con calcio, vitamina D y magnesio, lo que mejora los huesos.
Y ahora que sabemos qué colágeno tomar y cómo sacarle partido, vamos a derribar un mito: el de que no se puede tomar de continuo porque hay que descansar. «A las dosis habituales (2,5 - 10 g de colágeno hidrolizado por día, o 40 mg de UC-II) el colágeno hidrolizado se puede tomar de forma continua, sin necesidad de descanso, ya que la mayoría de los estudios se hacen de forma continua (8-24 semanas o más) sin reportar efectos adversos», aclara Ángel. De todos modos, añade, el colágeno se suele tolerar bien –ojo a las alergias e intolerancias, eso sí, porque lo hay de origen bovino, porcino, de pollo o pescado– y como mucho causa molestias digestivas leves. Si las percibimos, lo que debemos hacer es reducir la dosis y aumentarla progresivamente o tomarlo más diluido en agua.
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