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¿Por qué debes leer a tu hijo en voz alta desde bebé?

¿Por qué debes leer a tu hijo en voz alta desde bebé?

Los pediatras coinciden en que favorece el lenguaje y repercute en su rendimiento académico

Lunes, 22 de abril 2024

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En la mayoría de casas con niños pequeños, la hora del cuento antes de dormir es una rutina innegociable. Unos minutos de lectura que no solo relajan al niño sino que también le ayudan a estimular la imaginación y a afianzar la lectoescritura, una de las habilidades más importantes desde el punto de vista académico. Todo ventajas. Pues bien, un estudio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) publicado con motivo del Día del Libro que se celebra este martes, recomienda a los padres leer en voz alta a sus hijos desde mucho antes de que aprendan a hacerlo por ellos mismos porque se trata de una actividad que estimula su desarrollo cerebral, cognitivo y afectivo.

«La lectura en voz alta desde edades precoces, incluso desde los primeros días de vida del bebé, tiene numerosos beneficios para los niños. Además de favorecer la adquisición del lenguaje, que es una capacidad que repercute directamente en su desempeño escolar, también permite trabajar las emociones e influye en el desarrollo del crío al darle la oportunidad de escuchar, sentir, pensar, preguntar...», enumera la doctora Ana Garach, una de las responsables del estudio y miembro del Grupo de Prevención en la Infancia y la Adolescencia (PrevInfad). Otro de los beneficios de la lectura compartida es que «se trata de un tipo de comunicación que promueve el contacto humano y la relación afectiva de los menores con sus padres», añaden en la AEPAP.

Los expertos insisten en que leer cuentos en voz alta a los niños durante sus tres primeros años de vida «mejora los resultados de su desarrollo en la primera infancia, independientemente del nivel socioeconómico de la familia. Es decir, el efecto beneficioso de este hábito no tiene nada que ver con el poder adquisitivo de los padres, como ocurre con otras actividades. De hecho, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria anima a todos sus miembros a que promocionen entre los padres que acuden a sus consultas el hábito de la lectura en voz alta desde las primeras semanas de vida del niño.

Contarles cuentos a viva voz también ayuda a los críos a «adentrarse en la lengua materna de un modo pausado y respetuoso, una forma de iniciarse en el lenguaje que no puede ser reemplazada por las pantallas. En otras palabras, un vídeo o un audio nunca sustituirán a un cuento leído por la madre o el padre, por mucho que se trate de un producto audiovisual adapatado a la edad del pequeño», precisa el doctor José Mengual, coordinador del Grupo PrevInfad.

Hasta en neonatos

El poder de la lectura compartida no se queda en la intimidad de los hogares. El Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) ha incorporado desde hace un tiempo la actividad de cuentacuentos como una herramienta más para estimular a los bebés prematuros.

Según explican los responsables de la unidad, este hábito «favorece de forma significativa el desarrollo cerebral del recién nacido. La lectura en voz alta beneficia especialmente el área del lenguaje en bebés con un peso inferior a los 1.500 gramos».

Érase una vez...

La edad ideal para iniciarse en la lectura son los seis años

Esta es una de la polémicas más habituales en la educación, ¿a qué edad deben empezar a leer los niños? Hasta hace pocos años, los colegios comenzaban este proceso en Infantil –entre los tres y los cinco años–, pero ahora hay unanimidad entre los expertos: se debe esperar al primer curso de Primaria (seis años).

«En los últimos diez o quince años, la mejora de las investigaciones neurocientíficas, basadas en imágenes de resonancia magnética de la actividad cerebral, ha podido demostrar que muchos niños hasta los cinco o seis años no están cognitivamente preparados para el proceso lectoescritor», apunta Asier Romero, profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Aprender a leer «no es un acto espontáneo como puede ser el de hablar, en el que otras personas sirven de modelo y los niños actúan por imitación.

Leer requiere unas prácticas educativas concretas, por lo que hay que cumplir unos requisitos previos de maduración neurológica», ahonda la psicoterapeuta infantil Amalia Gordóvil. Y sin esa maduración de las áreas cerebrales vinculadas a las funciones del lenguaje, memoria y atención, no pueden hacer frente al reto lector y corren el riesgo de «generar frustración, falta de autoestima y ausencia de motivación por el aprendizaje», alerta Romero.

Estos argumentos científicos motivaron que los responsables educativos decidieran retrasar el proceso hasta el primer curso de Primaria, aunque aún algunos colegios lo mantienen en Infantil como gancho. «Hay centros que lanzan mensajes garantizando que los alumnos acabarán la etapa de Infantil sabiendo leer perfectamente, lo que atrae a muchos padres, pero no se debe forzar una maquinaria cuando no está a punto», insiste Gordóvil, docente en la Universitat Oberta de Catalunya. En cualquier caso, los expertos insisten en que aprender a leer antes o después no tienen nada que ver con la inteligencia.

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