En un bufé libre ingerimos más del doble de calorías que en casa
Para evitar que los desayunos, comidas o cenas en el hotel se conviertan en una especie de Disneylandia para nosotros, apunta
Ay, el bufé libre de los hoteles, ese invento del demonio en el que terminas comiendo sin hambre y sin pensar: dos primeros, cuatro segundos, ... tres postres... ¿Y la cantidad? Qué más da... es gratis. ¿Os suena, verdad? Llama la atención cómo hasta la gente más sensata y adulta puede caer en semejante caos. ¿Dónde están el autocontrol y la fuerza de voluntad? En primer lugar, calma. No nos fustiguemos, hasta los expertos en nutrición reconocen que es muy fácil sucumbir.
«Nos ponen delante un montón de comida preparada, no tenemos que cocinar ni planificar... cero esfuerzo. Y como en vacaciones cambian nuestras rutinas y horarios y nos relajamos, extendemos este cambio también a nuestra forma de comer y lo entendemos como nada de restricciones», apuntan en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
¿El resultado? «Que, a veces, sólo con el desayuno del bufé ya hemos ingerido las mismas calorías que uno de nuestros días normales», apuntan los expertos. Para evitar que los desayunos, comidas o cenas en el hotel se conviertan en una especie de Disneylandia para nosotros, apunta: vajilla pequeñita, porque cuanto más grandes son los platos, más cantidad comemos. Al entrar, date primero una vuelta por el bufé sin coger nada. Luego, planifica tu comida y sírvete. No te sirvas todo a la vez, haciendo una especie de montaña en el plato. Es mejor hacer varios viajes.
Y, recuerda, las cantidades deben ser pequeñas y no repetir. También es interesante hacer una pausa entre plato y plato, y buscar el placer. «Si engullimos de todo sin disfrutar, comeremos mucho más. Pero si elegimos y optamos por comidas que nos den mucho placer y las saboreamos... necesitaremos menos cantidad», argumentan los expertos.
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