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Una visita a un supermercado, si la hacemos con afán científico, nos puede dar mucha información sobre una sociedad y su forma de comer. En este sentido, hay una verdad incontestable: en los últimos años, el espacio dedicado a la comida vegana es cada vez mayor.Al principio era alguna estantería con cuatro cosas que costaba hasta encontrar, pero ahora estos lineales han reclamado mucho espacio en los locales comerciales. «Se ha convertido en un auténtico tsunami», confirma Clara Joaquín, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Y entre las incorporaciones al modo de vida vegano –bien entendido, es más que una dieta–, hay, como en todo, personas muy bien informadas, pero también muchas que carecen de los conocimientos básicos para hacer las cosas bien y que siguen cayendo en el habitual error de pensar que todo lo vegano es sano. Además, abundan las personas flexitarianas –que prácticamente no comen productos de origen animal– que cada vez toman más alimentos veganos y que tampoco son conscientes de que, entre ellos, hay mucha comida basura. De hecho, según recientes estudios de la Comisión Europea, son los flexitarianos –aquellos que han limitado la ingesta de carne a algo esporádico– quienes consumen el 90% de los productos alternativos a la carne. Y lo hacen por motivos de salud, claro. «En muchas ocasiones, la gente no es consciente de que vegano no significa sano», lamenta Joaquín, quien señala que el principal error es consumir «ultraprocesados veganos, ya que son de inferior calidad nutricional y suelen poseer muchas calorías concentradas».
«Si consumimos alimentos veganos no procesados ni aditivados, pueden ser una muy buena opción para complementar una dieta omnívora», sugiere la experta, quien pone como ejemplo las mil combinaciones de legumbres y frutos secos. Tal y como destaca la especialista de la SEEN, «lo recomendable es basar la dieta vegana en alimentos frescos y de temporada». Si decidimos comprar alimentos veganos preparados, es importante hacerlo de modo puntual y leer siempre bien la etiqueta para saber qué nos llevamos a la boca.
Estas son las sorpresas que esconden algunos alimentos que llevan etiquetas vistosas comercialmente como 'veg friendly', '0% carne', '100% vegan'...
Las grasas hidrogenadas o trans están presentes en muchos productos 'veggies'. Aunque son vegetales, al estar tratadas industrialmente –para mejorar el sabor y la conservación, entre otras cosas–, dentro de nuestro organismo se comportan como las de origen animal y, por tanto, aumentan el colesterol y los triglicéridos. Ocurre, por ejemplo, con las galletas y la bollería vegana. «Contienen, además, harinas refinadas», advierte Joaquín. Así que mejor que dejemos estas cosas para un capricho.
Las empresas alimentarias y las cadenas de comida rápida han decidido crear nuevas versiones vegetarianas de muchos de sus productos de origen animal. No obstante, los productos no cárnicos de este tipo, en la mayoría de casos, contienen las mismas calorías y aditivos que los 'originales' que intentan imitar. En ocasiones llevan gran cantidad de almidones, un exceso de carbohidratos y muy poca proteína (a veces solo un 25%). Suelen llevar demasiado sodio y azúcares. «¿Qué hay más vegano que el azúcar? Y, sin embargo, es uno de los principales problemas para llevar una dieta saludable», apunta Tellería.
Saborizar ultraprocesados veganos es una tarea que requiere gran cantidad de aditivos. «Esto es absurdo, dejar de comer productos de origen animal y luego buscar alimentos que sepan parecido...», desliza Tellería. A base de química, claro. Lo mismo pasa con los snacks comerciales supuestamente saludables y 'veggies' con sabor a embutido, a queso...
Si nos da por mirar la etiqueta y no entendemos muchas cosas... «Pues eso es un signo que nos tiene que hacer desconfiar.Si vemos ingredientes que no esperamos o que no nos resultan reconocibles (muchos emulgentes, ácido láctico, químicos...), debemos estar alerta», indica Tellería. La doctora añade otra pista muy de andar por casa: si un producto tiene 20 o 30 ingredientes..., raro. Será vegano, pero quizá no muy sano.
Veganos al alza En los últimos dos años, esta opción ha crecido un 60% (el 0,8% de la población es vegana), aunque sigue habiendo más flexitarianos (10,8%), la opción predominante. Donde se ha notado un descenso es en los vegetarianos (576.000 menos).
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