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BELLOTA
Azadas que no se 'giran' y rastrillos más altos que no machacan la espalda

Azadas que no se 'giran' y rastrillos más altos que no machacan la espalda

Así ha evolucionado la pequeña herramienta del campo para facilitar el trabajo a los profesionales

Viernes, 14 de mayo 2021, 23:07

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«Durante la pandemia la gente se ha volcado en sus jardines y en sus terrenos. Hemos vendido un 20% más de tijeras, que es la herramienta clave. La utilizan tanto los que tienen plantitas aromáticas en el balcón para añadirlas a las salsas o a los gintonics, como el que tiene un limonero», cuenta Beatriz Rodríguez, responsable de agricultura y jardinería de Bellota Herramientas de Mano, empresa centenaria (se fundó en 1908) y una referencia en la fabricación de herramienta agrícola.

Llevan cien años vendiendo azadas y rastrillos. Los mismos, pero adaptados al campo de hoy. «Los rastrillos que tenemos ahora en el mercado miden 1,50 y son más largos que los de antes (1,20). No es solo que la estatura media de los españoles haya aumentado, es que la gente del campo tiende a agacharse enseguida, pero con un palo más largo pueden mantener una posición más cómoda y forzar menos la espalda», explica.

La versión más moderna de las hachas que venden «llenan mejor la mano en la zona del mango, lo que hace que te duela menos y que puedas transmitir mejor la fuerza al no 'bailarte' la herramienta». Con las azadas el reto era que no se giraran, y le han dado solución con un sistema de doble pestaña en el mando y en la cabeza. «La madera es un elemento vivo que reacciona a la variación de temperatura y humedad. Cuando los agricultores iban a usar la azada solían meterla la noche anterior en un balde de agua para que se 'hinchara' la madera y, de ese modo, no se girara al manejarla. Y aún así tenían que acabar fijando el mango con trapos, trozos de cuero, cuñas... Con este sistema de pestañas el efecto es que ambas partes encajan como en un puzzle y no se mueve». Y a esas tijeras que tanto les piden les han aplicado un «doble material, más rugoso por exterior, de manera que se agarran mejor», explica Rodríguez.

Cambios «pequeños» y testados con los clientes. «Antes de modificar los modelos hablamos con los agricultores, que nos dicen qué partes del cuerpo duelen o se resienten más con el trabajo del campo y, sobre ese 'mapa' de dolores, se diseñan modelos más ergonómicos».

– ¿Lo más nuevo en herramienta que esté vendiendo?

– Unas horcas que permiten 'romper' la tierra para que se renueve y se airee pero manteniendo las capas y, por tanto, los microorganismos. Se coge con ambas manos, en posición erguida y haciendo el esfuerzo con los dos brazos. En España todavía se utilizan poco.

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