«Llevo el humor en el ADN»
Risas con calor ·
«Indomable y muy punky», no concibe la vida sin la risa ni el trabajo como un ejercicio que no sea el de «salir a jugar». Y en ese juego, se entrega «a muerte»Ana Pérez-Bryan
Domingo, 8 de agosto 2021, 00:16
Con faja, con traje de superheroína o con vestido de gala, a Silvia Abril hay una prenda que le pega con todo: la carcajada. «A veces me tienen que parar los pies porque no me doy cuenta», bromea esta cómica que funciona en todos los formatos y lo mismo en solitario que en pareja. Con la suya, Andreu Buenafuente, ha logrado además romper la 'maldición' de los Premios Goya, en parte porque no lo asume «como un marrón» y porque sale al escenario con el mismo espíritu con el que se come la vida.
-Mujer y cómica, ¿tuvo que romper muchas barreras?
-La verdad es que he sido una tipa tan afortunada siempre y he trabajado tantos años rodeada de hombres que igual soy una imbécil, pero no me he dado cuenta de que alguna vez me hayan relegado por ser mujer. A veces cuesta liderar proyectos, pero yo he ido forjando mi carrera en este campo de nabos y me ha ido bien.
-Hace humor incluso cuando no es consciente. ¿Es consciente?
-No (risas), es más, a veces cuando salía a cenar con mis amigas me decían: «Frénate, frénate tía, que el camarero se nos va a mear en el postre». En cualquier lugar tengo que meter el humor, ¡hasta en un entierro!
-¿También en entierros?
-Sí, el día del entierro de mi abuela o el día en que me había imaginado que el muerto era otro, y cuando lo vi entrar por la puerta casi me muero... pero de la risa. Llevo el humor en el ADN, no me doy cuenta de que lo hago.
-¿Cuántas veces le han preguntado si en casa están todo el día de risas?
-Buff, cientos... pero no es así.
-¿Cuándo se pone seria?
-Muchas veces. Yo me subo en el coche y no estoy jiji-jaja. A lo mejor me pongo mi clase de voz y hago mis ejercicios, y ahí no me voy partiendo la caja: el que me vea desde fuera en ese momento pensará que sí, porque voy poniendo unas caras... Y hay que tener en cuenta también que convivo con otro cómico que es más payaso en casa que en la tele.
-¿Quién gana entonces?
-En casa gana él porque yo me pongo en modo 'estoy educando a una niña de 8 años'. Tienes que ir con cuidado porque lo gestionamos todo con el humor, pero hay que enseñar los límites.
-¿Les ha salido la niña seria?
-Yo no diría que es seria, sino que es exigente con el humor, que es diferente. No se ríe con todo, es muy selectiva... pero claro, lo ha mamado desde pequeña.
-Antes de hacer la entrevista alguien me ha dicho «Silvia siempre funciona»...
-Es que yo me entrego siempre a muerte. Yo me vacío: cuando salgo de un plató o del teatro, salgo hueca por dentro porque me lo he dejado todo ahí.
-Funciona tanto que siguen presentando los Goya. ¿Sienten que han roto la maldición?
-Yo creo que sí, pero también porque nos quitamos mucha presión de encima siendo nosotros mismos. Intentamos no pensar en las críticas y vamos a jugar y a pasarlo bien. La presión es la justa para estar alerta y hacer el trabajo, que tampoco somos idiotas.
-¿Y hacerlo en pareja une?
-Uy, a mí me une, ¡a mí encanta hacerlo con Andreu, chica! Es que él tiene una experiencia que por edad -y esto le fastidia mucho que lo diga- yo no voy a tener jamás. Cuando él me dice «esto, mejor así», yo me resisto y me rejode, pero luego me doy cuenta de que funciona mejor como él dice. De todas formas yo soy muy punky y bastante indomable, pero adoro trabajar con él porque lo adoro a él. Esa es también la base de que sigamos enamorados.
-Salir en faja en una de las galas, ¿de qué la desnudó?
-¡De complejos! Fue un acto a favor del feminismo, yo quería reírme de mí misma y también de esta mierda a la que nos sometemos las mujeres a través de eso. Yo soy una actriz a la que la imagen le ha preocupado muy poco.
-Con 'La niña de Shrek' se ve que no va usted por la imagen.
-Justo eso, es que un personaje que trabajo desde el feísmo y que resulta hasta tierno porque consigue saltar la barrera que separa la imagen de lo importante.
-Y con ese personaje le dio usted su primer beso real a Andreu
-Sí (risas). Al final fue ese bicho feo; eso es lo maravilloso...