En cuestiones de fiesta, Spain 4-USA 1
Triunfa la 'Macarena', pero a pesar de la barra libre, se van pronto a dormir
Iratxe López
Jueves, 31 de julio 2025, 18:01
Me he enterado de que somos pocos porque un grupo se dio de baja a última hora, así que el servicio más que exclusivo es ... selecto, ya sabía yo que esta escapadita estaba tocada por la fortuna. El balance numérico juega a favor; nueve pasajeros frente a once miembros de la tripulación, sin contar al maquinista y demás técnicos. Ustedes dirán, los niños consentidos de mamá. Así es más fácil hacer familia, aunque en mi caso me hayan tocado los tíos de América. Y la familia se va de fiesta. Servidora luce un vestido monísimo, se suelta la melena y parte junto al resto del pasaje, más discreto en sus ropas. Aquí es cuando se nota lo que decía en mis confesiones anteriores, no parecen ricachos. No veo alhajas llamativas, ni lentejuelas, veo gente con poder adquisitivo mayor que el nuestro. Solo Michigan-hija coloca brillos plateados y botas altas blancas sobre sus 18 años, bien guapa está.
Le comento que con ese traje hay que bailar, porque en la velada de violín, por mucho que la concertista tocara a los Beatles para animar a que cantaran solo se escucharon las voces del país de acogida, la mía y la de parte de la tripulación, vamos, que tratábamos de crear ambiente. De vez en cuando, alguno parecía querer arrancarse con cierta timidez, pero el espejismo no duraba demasiado, aunque entre mis parientes estadounidenses hay tíos y primos que tocan instrumentos, pero nada, son muy para adentro. Por eso voy presionando al personal, a este, el que conforma el equipo del tren muestra otro remango, alguien se moverá seguro, los latinos llevamos el ritmo en la sangre, incluso los del norte.
Descolocados
Toca cena en Querida Margarita, cuidada al detalle por el chef Valentin Binisti. La peña alucina cuando sirven la presa ibérica al carbón con crema de chirivía. El juego visual pasa por que parezca una pieza de mineral, negra por fuera. La miran descolocados. A estas alturas del viaje, hasta me enternece su perplejidad. Nuestras acompañantes explican que aquí, en Navidad, cuando los niños han sido malos se les amenaza con regalarles carbón, estoy a punto de soltarles que, como dejen la carne en el plato, es eso precisamente lo que van a recibir de la Reyes Magos, personajes de cuya existencia también saben ya. Pero el miedo a parecer maleducados acaba siendo más eficaz que la intimidación, descubren la gastronomía como arte plástico, acompañada no obstante de grandes dosis de pan con mantequilla, no se estresen si falta.
A pesar del Rueda y el Rioja, de la proximidad del jolgorio, el regreso al tren se hace en silencio, nadie canta aquello de «El señor conductor no se ríe…» (un encanto el conductor). Tal vez sea porque durante la cena nos han pedido que votemos por la Miss Costa Verde Express y el Mr. Costa Verde Expres; quizá ser elegidos, o lo contrario, les intimide, como cuando en un espectáculo buscan voluntarios para salir al escenario y los espectadores agachan la cabeza. En el salón engalanado a base de globos, el equipo nos recibe con cava. Se marca un 'Chacachá del tren' estilo El Consorcio, en fila y brindando con cada uno. Explico a la concurrencia, ayudada por gestos, que el chacachá es la onomatopeya del ritmo del tren, porque no lo habían pillado, y sus exclamaciones confirman que ahora sí lo han entendido, pobrecitos míos.
Es el típico momento que con unas copas de más acabaría en exaltación de la amistad, pero no hemos bebido mucho, aunque esta noche hay barra libre
Redoble de tambores para anunciar a los ganadores del concurso, deberán portar la banda cruzada esta noche. Las apuestas se confirman, vencen quienes debían hacerlo. Ella, la de Florida, una mujer vital, chistosa y entusiasta, de las que más exclama durante las visitas, con inclinaciones culturales y que, además, suele comer la comida, punto extra dado el percal. Él, de Nuevo Méjico, típico cowboy al menos de aspecto, hasta su voz profunda concuerda, podría protagonizar una película junto a John Wayne sin desentonar, pero distinguido por su discreción, la manera educada de manejarse propia de un hombre viajado y el interés por la arquitectura, también de los que mejor mastican. La Miss saluda entusiasmada, sin rastro de timidez, el Mr. se disculpa tímidamente porque lo único que ha aprendido a decir en español es «no sé hablar español». Para inmortalizar el momento con foto, la de Florida se sienta sobre las rodillas del de Nuevo Méjico, mientras el resto de concurrencia aplaude. La mujer del Mr. toma la iniciativa, agradece a la tripulación las atenciones durante el viaje y ellos agradecen a su vez que lo hayamos puesto tan fácil. Es el típico momento que con unas copas de más acabaría en exaltación de la amistad, pero no hemos bebido mucho, aunque esta noche hay barra libre.
'Dancing queens'
¡Llega el DJ! ¡Suena la música! Todos saltan enfervorecidos a la pista para marcarse un 'Fiebre del sábado noche' desatado. Brincan, perpetran el voguing a lo Madonna, dibujan olas con los brazos… Más quisiera. Las previsiones se cumplen, pocos se mueven. Suena la 'Macarena' y, en contra de mis principios (odio esa canción), bailo yo, baila parte de la tripulación y al resto hay que sacarles casi a la fuerza, salvo a la de Florida, que tendrá algún antepasado latino. Como están aleccionadas, en cuanto señalo a las de Michigan con cara de 'come on, my friends' despegan el pompis del sofá y se unen al grupo de 'dancing queens'. El resto mantiene sus traseros pegados con Loctite Super. Al menos piden unas copas, aunque tampoco se han abalanzado a la barra como los invitados de una boda.
Yo escojo el Aperol Spritz , testigo en muchos de mis saraos, la Miss exclama «¡mi bebida favorita, tú y yo tenemos una conexión!». Ella mueve su vestido con volantes (es la que más se ha arreglado entre los que no se han arreglado) y yo muevo mi Adolfo Domínguez de segunda mano (me declaro activa recicladora de ropa). La vida pasa una vez y además muy rápida, hay que aprovechar los momentos divertidos. Para eso se viaja y se conoce mundo, para eso se inventaron las vacaciones y los trenes de lujo. Lo damos todo en un 'follow the leader, leader, leader, follow the leader'. Por turnos. Somos ahora mismo cuatro lideresas recorriendo el coche de atrás a adelante. Los hombres permanecen en los sofás aferrados a sus vasos, ni siquiera se acodan en la barra como por estas tierras. Michigan-hija no quiere ir la primera, le da vergüenza, pero la vergüenza se supera a base de enfrentarse a ella, como las fobias. Así que con la connivencia de Michigan-madre la ponemos al frente. ¡Tira pa'lante mujer, que aquí estamos solo los de casa!
Transcurridos unos tragos (yo sigo con el mismo Aperol) escucho confesiones íntimas de diverso calado y recibo una propuesta que toreo haciéndome la tonta. Tendrán ustedes que disculparlo, pero permanecerá en secreto para siempre, 'off the record', como decimos los periodistas. También veo en un móvil una placa de la pierna perteneciente a la neoyorquina, repleta de metal, un momento raro de esos que suceden en todas las jaranas. Antes de la hora cenicienta, el Mr. y Sra. se despiden primero, sin haber movido tibia ni peroné, para contradecir a Alaska. Después marchan la Miss y Sr., que han regalando escena de baile con besito final, muy tiernos. Me han contado que cada jueves desde que se casaron comparten una copa de espumoso, esta vez les ha tocado en miércoles. Seguidos van sus colegas neoyorquinos, pasito a pasito, suave suavecito por culpa de esa pierna metalizada. Y poco después las michiguenses, más cumplidoras con el compromiso festivo. A la hora que ellos parten comenzaría la fiesta para nosotros, así que me quedo un rato con los más resistentes de la tripulación, pero abandono mi puesto poco después porque todavía les queda recoger, y aunque yo también esté trabajando, mañana no tendré que rendir cuentas a nadie salvo a mí misma.
Cocina de autor y de fusión para el paladar
El chef Binisti elige pocos ingredientes, pero con sabores francos y marcados para su cocina creativa, de autor y de fusión. En 2018 fue reconocido con el Bib Gourmand por la Guía Michelin. Lo más aplaudido: presa ibérica al carbón con crema de chirivía.
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