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Veranear de prestado: las 'sorpresas' de los créditos para las vacaciones

Cómo pedir un crédito para las vacaciones

Veranear de prestado: las 'sorpresas' de los créditos para las vacaciones

Crece el número de personas que prefiere pedir uno a renunciar a un viaje sin leer la letra pequeña

AIratxe Bernal

Miércoles, 14 de agosto 2024, 18:08

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Sabría decir cuáles son los motivos por los que más frecuentemente nos endeudamos los españoles a través de créditos personales? Según el barómetro anual de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), el primero es lidiar con el día a día, ya sea para cubrir necesidades puntuales que nos pillan sin colchoncillo o para afrontar la subida generalizada de los precios y las hipotecas. Le siguen la refinanciación de deudas, la compra de vehículos, los estudios y, en quinto lugar, por delante de la realización de obras en casa, las vacaciones. Ésta resulta ser la categoría que mayor incremento ha registrado con respecto al año pasado, una evolución que muestra un cambio de hábitos:cada vez viajamos más y nos importan menos las distancias. Visto así, hay una pregunta en el aire: ¿merece la pena pagar intereses durante meses por el disfrute de unos pocos días?

Obviamente no hay una respuesta válida para todo el mundo. Cada quien –y cada momento en la vida– tiene sus prioridades, aunque lo recomendable siempre es salvaguardar nuestra estabilidad financiera y tratar de presentar un buen historial crediticio, por lo que pueda pasar. Así que, si piensa gastar lo que no tiene en unas vacaciones, hágalo con cabeza.

Capacidad de endeudamiento

El primer consejo sería conocer su capacidad de endeudamiento. Esto es, pedir un crédito sólo cuando estemos plenamente seguros de que podremos devolverlo en el plazo acordado. La precaución generalizada es evitar que la suma de las cuotas de todos los préstamos que tengamos supere el 30% de nuestros ingresos mensuales para que pagarlas no suponga un sobreesfuerzo ni nos impida contraer nuevas deudas que puedan resultar imprescindibles. En el caso de las vacaciones habría que tener en cuenta, además, que en septiembre y Navidad, sobre todo si tenemos hijos pequeños, quizá resulte complicado moderar el consumo y reunir el dinero necesario para ir pagando el crédito al día.

El dato

12,2 %

es el porcentaje de personas que piden financiación para costear sus vacaciones. Según el último barómetro de Asufin, se ha elevado en 2,3 puntos porcentuales en el último año.

Un poco unido a esto: evite encarecer la financiación por redondear alegremente. No debemos interpretar que por tener crédito tenemos barra libre para gastar. Presupueste y pida sólo lo necesario, comprobando antes en algún simulador –el Banco de España tiene uno– a cuánto ascenderán las cuotas mensuales del crédito en función del capital que finalmente solicite.

Después toca estudiar bien todas las opciones que hoy ofrece el mercado y a las que, según nuestra situación económica, podemos tener acceso; desde los préstamos preconcedidos que muchas entidades tradicionales brindan a sus clientes más solventes sin preguntar a qué van a destinar el dinero a los créditos que podemos solicitar a través de las agencias de viajes o aerolíneas. Eso sí, conviene dejar como última opción los microcréditos rápidos. Los intereses entre la primera opción y esta última pueden pasar de un ya elevado 11% a un escalofriante 70%. También hay que valorar la posibilidad de fraccionar el pago –algo que hoy muchas empresas ofrecen gratuitamente porque les permite incrementar las ventas– o de emplear nuestra tarjeta de crédito. Si elige la primera opción asegúrese de que no hay comisiones o condiciones de tapadillo y entérese de qué financiera está detrás para buscar opiniones de otros usuarios. Si, en cambio, nos decantamos por la segunda, debemos estar seguros de que la nuestra no es una tarjeta 'revolving', que son las que suman al capital inicial los intereses impagados generando una deuda cada vez mayor.

Mirar la TAE, no el TIN

Una vez elegida la modalidad de financiación, toca comparar entre entidades y prestar atención a los detalles. Por ejemplo, no es obligatorio contratar seguros ni ningún otro servicio asociado. A la hora de analizar cada oferta, lo más sencillo es fijarnos en un dato objetivo: la TAE (tasa anual equivalente), que agrupa el tipo de interés nominal (el TIN, el porcentaje que la entidad añade al precio del dinero), las comisiones y otros posibles costes. Es decir, la TAE es el total que se va a pagar por el dinero solicitado. No puede haber al margen conceptos como estudios de solvencia o gastos de administración.

Cuidado con los microcréditos rápidos. Sus intereses pueden llegar al escalofriante 70%

También es importante ajustar el plazo de devolución a nuestras posibilidades. Resulta muy tentador estirarlo para pagar unas cuotas mensuales más bajas, pero esa 'comodidad' también suma intereses. En cambio, asumir pagos muy elevados puede derivar en retrasos e intereses de demora, que pueden aumentan de forma desproporcionada la deuda original. En cualquier caso, consulte cuánto le costaría liquidar la deuda de forma anticipada e intente liberarse de ella cuanto antes. Imagínese lo triste que tiene que resultar llegar a las vacaciones de 2025 sin haber terminado de pagar las de 2024.

El último consejo sería no convertir la práctica en una especie de tradición estival. Mírelo así: si al regresar podemos reunir mes a mes el dinero de las cuotas, también podemos ahorrarlo durante todo el año.

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