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A nadie –o a casi nadie– le gustan las tareas del hogar, pero pocas cosas causan una sensación más satisfactoria y placentera que tener la casa limpia y ordenada. Cuando ves que todo está en su sitio, que las encimeras y los grifos brillan, que huele a limpio, que no te tropiezas con ropa o juguetes por todas partes, que la cama está hecha... «Lo que pasa es que muchas veces se nos hace un mundo el ponernos a limpiar: no disponemos de demasiado tiempo, llegamos cansados del trabajo o simplemente no nos apetece. Y es normal, lo raro sería que llegases a casa con ganas de fregar el baño», reconoce la organizadora profesional Leticia Pérez Serrano.
La autora de 'Ordena tu casa, tu mente y tu vida' (Ed. Alienta) insiste en que no debemos frustrarnos si no podemos limpiar durante dos días seguidos. «El mundo no se va a acabar por eso, pero sí es importante que nos amoldemos lo mejor posible a una rutina. Y para esto las tareas diarias son la clave del éxito», añade la experta. Ventilar la habitación, hacer la cama, recoger el desayuno al momento o despejar las encimeras cada mañana «puede costarnos un poco al principio, pero si conseguimos incorporar todos estos quehaceres a nuestro día a día, cada vez los haremos más rápido y con menos esfuerzo». La experta mantiene que para hacer una limpieza diaria exprés no se necesita más de media hora. «Si nos levantamos un rato antes por la mañana, podemos dejar todo hecho antes incluso de empezar nuestro día», aconseja la experta.
Abrir ventanas, ventilar la casa y airear la cama es el primer paso de esta limpieza. «Puedes aprovechar ese rato para desayunar, por ejemplo», aconseja la experta. Después vuelve al dormitorio y haz la cama –cada miembro de la familia la suya–. «De esta manera, aunque te tengas que ir de casa por un imprevisto ya da la impresión de que está todo en orden». Una vez hecha la cama, recoge muy por encima lo que no esté en su sitio, pasa la aspiradora de mano sin cable, cierra la ventana, echa ambientador y listo.
Esta tarea te llevará solo tres minutos. «El truco para ahorrar tiempo en la limpieza del baño es que la encimera del lavabo esté muy despejada. Lo recomendable es tener únicamente el jabón de manos y el vaso con los cepillos de dientes. Si no es así, es probable que te lleve más tiempo porque tendrás que ir levantando botes, cestas y neceseres para poder limpiar bien toda la superficie», señala Leticia Pérez en su libro.
Otra de las claves para ahorrar tiempo es guardar los productos de limpieza en el propio cuarto de baño para evitar paseos innecesarios. «Lo primero que hago es echar un chorro de limpiador en el retrete y así le damos tiempo para que actúe mientras nos ponemos con otra cosa. Por la misma razón, lo segundo que hago es echar el producto de limpieza en el lavamanos. Limpio el espejo con un limpiacristales y un trozo de papel y después cojo una bayeta y enjuago con ella el lavabo. A continuación, paso otro trapo por fuera del retrete y uso la escobilla para el interior. Tiro de la cadena y listo».
La experta insiste en que es muy importante que no nos saltemos este paso ningún día, sobre todo si tenemos niños o mascotas. «Es una tarea en la que no se tarda más de dos minutos y cambia la casa por completo. Para este paso recomiendo usar una aspiradora de mano sin cable porque es mucho más cómoda. Si no tienes, puedes utilizar una mopa de las de spray. Lo que no recomiendo es pasar la escoba, solo sirve para mover y levantar el polvo», advierte.
Dice la experta que con la encimera de la cocina ocurre lo mismo que con el baño: la clave para limpiarla rápido es tenerla lo más despejada posible. «Una vez hayas terminado el desayuno, friega platos y tazas o mételos en el lavavajillas. A continuación, guarda aquellos pequeños electrodomésticos que hayas usado como, por ejemplo, la tostadora o el exprimidor y limpia la encimera con una bayeta «con multiusos o vinagre».
Pasa la aspiradora por el suelo para recoger las migas y cocina terminada. «Por supuesto, tendrás que repetir esta tarea cada vez que cocines. Un truco: empieza siempre por la vitrocerámica para evitar que la comida que se nos haya podido caer se reseque o quede pegada».
Dice una regla muy conocida en el ámbito de la organización y la limpieza del hogar, que hay que hacer en el momento todas esas tareas que se pueden solucionar en menos de dos minutos como, por ejemplo, recoger los platos después de comer. «Si no lo hacemos así, cuántos más cacharros veamos acumulados en el fregadero, más pereza nos dará ponernos a fregarlos o meterlos en el lavaplatos y acabaremos creando un círculo vicioso», advierte la experta.
La mayoría de los papeles que llegan a casa se pueden tirar perfectamente. No hace falta acumular las ofertas de todos los restaurante y tiendas de la zona, ni todos los tiquets del supermercado. «Siempre lo dejamos para más tarde y acabamos con una montaña de cartas en la entrada de nuestra casa. Para evitar esto lo que debemos hacer es revisar el correo nada más lo recojamos del buzón. Coges los papeles, los lees y, según la importancia, los archivas o directamente los tiras a la basura».
Y en último lugar el paso más importante para la organizadora Leticia Pérez: el orden general. «Esta premisa se basa en una regla muy sencilla: cada vez que cojas algo, vuelve a dejarlo en su sitio. Es la única fórmula para que no se desordene la casa. Puedes aprovechar el ratito de antes de la cena para recoger todo lo que no esté en su lugar. Cuanta más gente se implique, mejor.
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