Ni la del cole, ni una de tela: así debe ser la mochila para el monte
Ahora que todo el mundo quiere hacer senderismo, conviene prestar atención a dónde llevamos todo lo necesario para pasar la mañana en el monte... sin hacernos daño
Julia Fernández
Domingo, 24 de agosto 2025, 23:03
Con los calores del verano, todos buscamos donde estar fresquitos. Está la playa, con la posibilidad de bañarse. Pero cada vez nos interesa más la ... montaña. A raíz de la pandemia, somos más las personas nos hemos echado al monte... Y a los novatillos se nos reconoce por las pintas. Porque esto no es como irse a una cala, donde lo único que necesitas son unas chanclas, un bañador cualquiera y la cartera para el chiringuito. Salir a hacer una ruta por la naturaleza, incluso si es corta, requiere de cierta preparación previa y algo de material.
A ver, tampoco es que necesites todo el catálogo de montaña de una tienda de deportes, ¡ni mucho menos!, pero sí unos mínimos. ¿Cuáles? Ropa técnica, calzado adecuado y mochila. Quien más quien menos tiene algún pantalón de deporte y camiseta adecuada para el primer requerimiento. Para el segundo... empiezan los problemas. No valen las chanclas ni las zapatillas de lona. Se necesita algo más adecuado. «Lo mínimo es que tenga una buena suela, resistente y con dibujo», apunta Emilio López, director de la Escuela Madrileña de Alta Montaña (Emam).
Y por último llega el momento mochila... Y ¡ay!, eso es harina de otro costal. «Ni bolsas de la compra, ni 'gymsac' de esas con correas que son como una cuerda finita... ni la que lleva tu hijo al cole», enumera César Moro, guía de montaña y barranquista, más conocido en el ambiente como Kekar, que ha visto «de todo» en sus rutas. Da igual si te vas a ir a un refugio a dormir o si solo quieres pasear tres horas por un bosque en Ordesa.
– Entonces, ¿qué necesito?
Emilio López: Lo primero es una mochila que sea de tu talla y que tenga la espalda acolchada.
Luego hay que fijarse en el tamaño. Y aquí hay que medir bien: ni una muy pequeña en la que tengamos problemas para meter lo que necesitamos, «ni muy grande y que sobresalga por todos lados», precisa Kekar. A principiantes en excursión de verano de un día lo que les recomienda él es que tenga una capacidad de 20 o 30 litros. También importa la forma que haga el bulto: «Lo ideal es que sea tubular», acompaña López.
Y un tip de pro: fíjate bien en que puedas atarla a la cadera Las de monte suelen tener cinchas para que te la ajustes a esa zona.
–¿Por qué es tan importante?
César Moro: El peso lo tienes que sujetar primero en las caderas, ajustando ese cinturón que traen. Eso mucha gente no lo sabe y no se lo ata o lo lleva muy flojo. Luego, también apoya en los hombros.
De esta manera, el peso se reparte entre todo nuestro cuerpo y no sufre solo una parte que, si no estamos muy acostumbrados, nos puede dar guerra con el paso de las horas. «También es recomendable atar la cincha que traen a la altura del pecho. Así, evitas que el peso haga palanca, sobre todo si está mal organizado», añade el guía.
Una vez que tenemos claro el continente, llega el momento del contenido. Y ojo, porque aquí hay más enjundia de lo que parece. A todos se nos ocurre que al monte hay que llevar bebida y comida. Pero ¿cuánta? Ambos especialistas apuestan porque mejor que sobre que falte. «En el caso del agua, «mínimo dos litros» ahora que estamos en verano. Si en nuestra ruta no nos vamos a encontrar fuentes, no seamos rácanos, advierten.
El chubasquero que no falte
Luego, hay que llevar ropa extra. «En verano es muy habitual que a la mañana haga bueno y a la tarde haya tormenta. Si nos pilla el aguacero, hay que tener con qué abrigarse», advierte López. Así que apunten: chubasquero sí o sí. Y luego, podemos también añadir un cortavientos o una camiseta de manga larga, un forro polar finito... Lo siguiente en la lista es un pequeño botiquín en el que hay que meter una manta de supervivencia, «que son muy baratas, pero sirven de mucho», un antiséptico para heridas, vendas, esparadrapo, tiritas... y también tampones o compresas. «Se trata de llevar lo básico por si sufrimos cualquier percance, pero que sepamos usar».
Y por último, aunque eso no quiere decir que sea menos importante, llega el turno del material de orientación. Al monte no se sale a improvisar. «El día anterior es recomendable estudiar la ruta que queremos hacer», señala López. «Y avisar a alguien de a dónde queremos ir por si tuviéramos algún problema». Podemos encontrar las rutas en muchas webs pero lo conveniente es descargar el track en nuestro móvil porque muchas veces nos quedaremos sin cobertura. «Y también descargarnos el mapa de la zona para tener acceso en este caso porque si no vamos a ser solo un punto azul en una pantalla verde», añade Kekar.
– ¿Y un mapa en papel?
Emilio López: Pues estaría bien, y la brújula... pero claro, no todo el mundo sabe usarlos.
César Moro: Si solo tiramos del móvil, echa en la mochila una batería externa para que nunca te quedes sin él.
Por cierto, a la hora de meterlo todo en la bolsa, hay que hacerlo por orden: primero lo más pesado y por arriba lo ligero. Aunque hay que tener en cuenta cuánto lo vamos a usar. La cantimplora, por ejemplo, «no la escondas mucho».
En 'crocs' por la nieve de la sierra de Gredos
Antes, los que subían montañas eran, sobre todo, personas expertas. Ahora, como hay más gente, la proporción de novatos es mayor. Eso da lugar a que se vean comportamientos que llaman la atención. «Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido ver a gente en 'crocs' en una ruta con nieve por Gredos», señala el guía César Moro, alias Kekar. Sin embargo, cree que nadie nace enseñado y por eso él prefiere tomarlo por el lado constructivo: en sus redes se dedica a divulgar cómo hacer las cosas bien. «Mira la previsión del tiempo el día anterior siempre. Si vas a cruzar un río, no te descalces y no pises las piedras más oscuras. Y si vas a deslizarte sentado por la nieve en una pendiente, asegúrate de que no hay un precipicio al fondo por si no puedes frenarte». Suena a perogrullada, pero no lo es.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión