Mercedes Segura | Animadora de camping
Mercedes Segura ·
Esta animadora de camping catalana es una de las miles de personas que se dedican cada verano a entretener a quienes eligen pasar sus vacaciones en estos lugaresPuede que al escuchar la palabra camping alguno se imagine tiendas de campaña en medio de un bosque y gentes haciendo vida de superviviente. Poco ... o nada que ver con la realidad. Irse de vacaciones a uno de estos espacios es, hoy por hoy, una opción que ofrece muchas más comodidades de las que se pueda pensar. Piscinas, espacio para caravanas, zona de bungalows, electricidad y hasta servicio de animadores. Distintos talleres, hinchables, teatro, espectáculos de magia, fiestas de espuma, aquagym o discotecas son solo algunas de las actividades que ofrecen muchos de los camping distribuidos por toda España. Mercedes Segura, catalana de una edad que nadie ve necesario conocer, es una de las miles de personas que se dedican a entretener a los campistas y sabe muy bien cómo divertirles.
– Todos de relax y usted currando. ¿No le da un poco de rabia?
– Debería decirte que no, pero mentiría. El otro día tuvimos una fiesta en la piscina, un calor horrible, el agua maravillosa, todos los papás y mamás sentados con su pica-pica y mi compañera y yo pensando en que en cuanto acabásemos teníamos que salir pitando hacia otro sitio. Y lo que queríamos era tomarnos un mojito...
– ¿Sus vacaciones para cuándo?
– Después, en una isla lejana.
– Cuando un animador tiene un mal día, ¿quién lo anima?
– Sonreímos, sonreímos y sonreímos. Cuando me pongo la camiseta de Chispitas, mi empresa, vengo a disfrutarlo.
– ¿El público de un camping es distinto, por ejemplo, al de un hotel?
– Es igual. Todos están de vacaciones.
– ¿Relajados, desinhibidos?
– Eso es. Tú ves que están haciendo un baile o un juego y te unes porque te da igual todo. En verano hay adultos que vienen ya muy animados, jajaja...
– ¿Y cómo se anima a alguien que ya está 'muy arriba'?
– Muy sencillo, subiéndolo más. El reto es conseguir agotarlos para que cuando yo me marche se acuerden de mí.
– ¿Qué prefiere, adultos o niños?
– No me hagas elegir, que es muy difícil.
– ¿Alguna diferencia habrá?
– Al adulto le cuesta mucho arrancar.
– ¡Ay! esas vergüenzas.
– Pesa mucho el sentido del ridículo. Estamos acostumbrados a estar serios, trabajando, a mantener la compostura y cuesta soltarse.
– Tiene actividades específicas para adultos, ¿no?
– Si te dijera que hacemos prácticamente lo mismo que en una fiesta infantil pero adaptada a las edades de lo que tenemos delante, ¿cómo te quedarías?
– ¡Muerta!
– Jajaja. Prometo que hacemos lo mismo. Simplemente variamos el diálogo y la energía. Pueden cambiar detalles, como la música por ejemplo, pero la estructura de las actividades es la misma.
– ¿Cómo logra la atención de los peques en estos tiempos de pantallas?
– Sobre todo este último año hemos visto realmente que hacen mucho daño.
– ¿Para tanto es el enganche?
– Se nota mucho en la falta de imaginación y también a la hora de interactuar. Les cuesta. Se las quitas y no saben qué hacer, cómo usar herramientas para entretenerse, dibujar, inventar historietas... A un camping viene gente de diversas ciudades, cada uno con su historia y sus cosas, pero ahora el lazo común son las pantallas. Nosotros intentamos que cuando aparecemos, se olviden de ellas.
– En el caso de algunos adolescentes, lograrlo parece tan milagroso como ver a un elefante volar.
– Hay que invitarles a ser mayores, que es como ellos se sienten. «Oye necesito ayuda con esto». Al final, entran y se lo pasan bien, pero cuesta.
– ¿Alguna vez fracasa en eso de entretener a todos?
– Hay con quien no conectas, pero para eso están nuestras dotes artísticas, nuestros recursos.
–¿El colmo de un animador es un campista aburrido?
– Si alguien no quiere participar no pasa nada. En el caso de los niños, yo soy de respetar mucho sus ritmos. Si uno no se anima, te pones a su lado para darle seguridad pero sin presionar. Una vez que se ven seguros acaban animándose. Y si de entrada se niegan por la pantallita, logramos que primero miren de reojo y al final, en algún momento, se unen.
– Y los adultos. ¿Algún boicoteador?
– En los campings no me han tocado. La gente va a disfrutar. Esos aparecen más, por ejemplo, en las bodas, jajaja.
– ¿Cuál es su primer recuerdo como animadora?
– Iba vestida de dinosaurio, sola, con 30 niños.
– Eso es un trabajo de riesgo.
– Sí, y entonces no había pluses de peligrosidad, bueno, ahora tampoco, pero debería, jajajaja.
– Pese a todo, repitió y repitió y siguió en ello.
– Sí, y aquí estoy, con mi propia empresa y cerrando actuaciones.
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