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Desde que Elon Musk adquirió Twitter y la rebautizó como X, la red social ha sido protagonista de numerosas polémicas: primero por el despido de casi todos los empleados, luego por la introducción de un sistema de pago para cuentas verificadas, y ahora por la proliferación de cuentas ultras que difunden desinformación y promueven discursos de odio.
El propio Musk aprovecha la atalaya que le proporcionan sus casi 200 millones de seguidores para mostrar su rotundo apoyo al populismo de figuras como Donald Trump o Javier Milei y certificar su giro hacia la derecha. «Nunca me había metido activamente en política, pero ahora creo que la civilización está al borde del colapso», ha justificado esta semana. «Si queremos libertad y meritocracia, Trump debe ganar».
Con cada una de estas polémicas, miles de usuarios ponen el grito en el cielo y demandan un boicot a X. Incluso muchos de sus anunciantes han decidido marcharse, y Musk los ha despedido con un elegante «que les jodan».
Truth
Es el caldo de cultivo perfecto para que aparezcan otras redes sociales que se presentan como alternativas a X. Curiosamente, fue Trump -cuya cuenta de Twitter fue suspendida tras el asalto al Capitolio y antes de que Musk adquiriese la empresa- quien lanzó una de las primeras piedras con la fundación de Truth (Verdad), un clon de la red social en la que prometía un espacio sin censura alguna. Y se ha convertido en un nido de negacionismo, bulos y medias verdades valorado en unos 4.000 millones de euros. Pero empresarialmente no tiene gran tirón: solo ingresó 837.000 dólares en el segundo trimestre del año, cuando su número de usuarios rozó los 800.000.
Mastodon
Algo más de éxito ha tenido Mastodon, una red social descentralizada en la que los usuarios forman parte de diferentes grupos, cada uno de los cuales gestiona su propio servidor -y moderación, por lo que alguno puede sentirse más censurado que en X-, aunque pueden interactuar con cualquiera. Hasta finales de octubre de 2022, Mastodon era una red de nicho con menos de cuatro millones de usuarios. Pero cuando Musk adquirió Twitter, el trasvase fue sustancial: en un año multiplicó esa cifra por 2,5, llegando a triplicarla el pasado mes de febrero.
A pesar de ello, son cifras muy discretas para las grandes plataformas, y muchos de quienes migraron cabreados solo se dieron de alta por si acaso, razón por la que no se ha llegado a crear la masa crítica suficiente como para que el crecimiento y el interés se mantengan. De hecho, el número de usuarios y de servidores se mantiene plano, pero el de usuarios activos ha caído considerablemente en una curva descendente que amenaza con llegar al punto del que partió. Al final, una red generalista necesita de gran diversidad para ser atractiva, y Mastodon apela al nicho.
Bluesky
Otro competidor que está dando bastante de qué hablar es Bluesky, que nació en el seno de Twitter como experimento de red descentralizada, similar a Mastodon, y que acabó abandonando el barco para seguir su propio rumbo con la llegada de Musk. Su interfaz y la forma de uso son muy similares a las del original, tanto que un ojo no experto puede confundirla perfectamente.
Y quienes lleven mucho tiempo utilizando Twitter se sentirán como en los inicios de la red social, ya que Bluesky muestra los mensajes de forma cronológica y sin algoritmo que elija lo que vemos. También es más simple y tiene carencias evidentes como la posibilidad de publicar vídeos o de enviar mensajes directos.
En cualquier caso, nunca tuvo la intención de ser una alternativa masiva a Twitter, y muestra de ello es que solo se podía acceder a través de invitación. El pasado 7 de febrero se eliminó este requisito y el número de registros diarios pasó de 62.000 a casi 900.000 en solo dos días. Ahora, el bloqueo de X en Brasil ha supuesto un impulso similar: en tres días ha sumado un millón de usuarios.
Threads
De los problemas de X no solo se benefician pequeñas redes sociales de código abierto. También competidores de los que Musk se rió pescan en sus aguas revueltas. Es el caso de Mark Zuckerberg y su Threads, la red social que lanzó dentro de Instagram copiando el ejemplo de Twitter. Y esa es una de sus principales diferencias: ambas están unidas, de forma que no se puede tener Threads sin Instagram. Además, la primera es una plataforma que solo pueden seguir los seguidores en la segunda, por lo que resulta más íntima, y solo se puede acceder a través de dispositivos móviles. Pero, a cambio, ofrece posts de hasta 500 caracteres y videos de hasta cinco minutos de duración, ambos el doble que X.
De momento, es la única copia de Twitter que puede hacerle sombra, ya que cuenta con unos 33 millones de usuarios activos al día y ha duplicado los mensuales entre octubre de 2023 y agosto de 2024, hasta llegar a los 200 millones. Es una cifra todavía muy alejada de los 550 milones de los que acceden a X cada mes.
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