Operación Sombra Negra: trajeron 5.000 kilos de coca a Canarias en un barco nodriza
Un grupo de 17 investigados ingresó en prisión provisional. Repartieron la droga en tres lanchas rápidas para transportarla a tierra firme
Los cerca de 50 detenidos en el marco de la Operación Sombra Negra participaban, según el Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, en una presunta organización criminal que llegó a transportar un total de 5.000 kilos de cocaína a Canarias en un barco nodriza, que luego fueron trasladados a tierra firme a bordo de lanchas de alta velocidad o denominadas 'gomas' en el argot criminal.
Se trata, dada la importantísima cantidad de droga aprehendida por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, en la mayor operación antidroga desarrollada en las islas en los últimos años y que dio un paso definitivo este jueves con el pase a disposición judicial de los aún detenidos en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Comparecieron 26 detenidos y de ellos 16 lo hicieron en Arrecife, dos en Puerto del Rosario y ocho en Las Palmas de Gran Canaria. La autoridad judicial ordenó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para 17 de ellos por la presunta comisión de un delito contra la salud pública -tráfico de drogas- relativo a sustancias que causan grave daño a la salud, en cantidad de notoria importancia, de gravedad extrema y cometido en el seno de una organización criminal.
Según ha podido saber este periódico, la Operación Sombra Negra nació a partir de informaciones proporcionadas a España por la National Crime Agency (NCA) del Reino Unido a finales de 2024, sobre una organización criminal que presuntamente se dedicaba a introducir grandes cantidades de cocaína en territorio nacional, utilizando para ello una logística sofisticada, tanto marítima como terrestre.
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Según los informes policiales, la organización mostraba una estructura jerarquizada y diferenciada en niveles de responsabilidad. En la base, se situaban los encargados de las operaciones marítimas: marineros, patrones y técnicos que se ocupaban del traslado físico de la droga desde un punto de carga -ubicado en la costa de un país sudamericano- hasta aguas próximas al archipiélago canario. Para ello, el grupo empleó un buque nodriza, de apariencia discreta (velero, yate, pesquero o incluso un semisumergible), que transportó una carga total estimada en 5.000 kilos de cocaína.
Una vez cruzado el Atlántico, la organización activó un sistema de transbordo: en concreto, utilizaron presuntamente varias lanchas rápidas (tipo gofast o semirrígidas), en ocasiones acompañadas por otra embarcación de apoyo encargada exclusivamente de transportar combustible para facilitar el regreso. El contacto en alta mar se realizó en puntos previamente acordados, utilizando sistemas de navegación y comunicaciones difíciles de rastrear como terminales telefónicos usados por este tipo de bandas de narcotraficantes, tecnología satelital, comunicaciones vía wifi y teléfonos marroquíes.
La operación finalizaba con el desembarco en playas de las islas poco vigiladas o zonas portuarias secundarias.
Los investigadores accedieron a los datos procedentes de las comunicaciones, geolocalizaciones y sonorizaciones, así como las vigilancias directas y el análisis de la documentación de las actividades relacionadas con los detenidos y su posible implicación en el tráfico ilícito como sus movimientos en las zonas portuarias, acopio de combustible y otros suministros de las embarcaciones, etcétera. También detectaron diferentes operativas de la organización investigada y procedieron el éxito a la interceptación e incautación de importantes cantidades de cocaína que habían transportado en dichas 'gomas' a las islas.
La investigación, dirigida desde el Juzgado Central de Instrucción número 3, reveló también la existencia de un módulo logístico en tierra que resultaba indispensable para la viabilidad de cada envío. Este segundo nivel se encargaba de tareas de apoyo, supervisión, financiación, blanqueo de capitales y contravigilancia.
La organización contaba con supuestos notarios de los suministradores de la cocaína en los lugares de origen, presuntos testaferros y contactos en otros países del Este de Europa, lo que le otorgaba un carácter transnacional. Las vigilancias y registros permitieron recoger imágenes y audios de encuentros entre los investigados, además del acceso a datos de geolocalización, comunicaciones intervenidas, movimientos en zonas portuarias y documentación vinculada a embarcaciones.
Alijo en Tenerife
Como adelantó CANARIAS7, uno de los hitos más importantes de la operación fue la incautación, el 4 de marzo de 2025, de 2.600 kilos de clorhidrato de cocaína en una embarcación semirrígida interceptada en el sur de Tenerife. A raíz de esa intervención se detuvo a varios presuntos miembros de la red. En los días siguientes, nuevas vigilancias captaron reuniones entre otros investigados y presuntos colaboradores extranjeros.
El 3 de junio de 2025 se llevaron a cabo entradas y registros en distintos domicilios, culminando en decenas de detenciones. La causa sigue secreta y las diligencias continúan abiertas para esclarecer la dimensión total de la estructura criminal.