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El Juzgado de Guardia en Telde -Instrucción nº2- investiga desde anoche en diligencias previas las circunstancias en las que falleció el mismo sábado en el entorno del aeropuerto de Gran Canaria la persona que fue abatida por la policía.
De momento, el órgano judicial recopila las imágenes de las múltiples grabaciones de cámaras fuera y dentro del aeropuerto para establecer una reconstrucción de los hechos. Según comunicado del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, se confirma que el cuerpo recibió cinco disparos, uno de ellos en el cuello.
En dicha nota, también se informa que «los vídeos evidencian que el fallecido aparentemente se encontraba fuera de sí portando un cuchillo de dimensiones considerables, que después de atacar a un taxista derribó a un agente de la autoridad, intentó derribar a otro y que deambulaba armado en una zona con un gran número de personas, generando peligro real para la integridad física de éstas«.
Cabe recordar que el cuerpo del joven, nacido en Gambia en 2006 -llegó de manera irregular a Canarias en 2021, siendo menor- quedó inerte junto a la parada de guaguas que está en el vial de servicio interior del aeropuerto, en sentido norte. Al menos cinco agentes de la Policía Nacional participaron en el dispositivo que se montó para interceptarlo.
Por los datos recabados este sábado, uno de los policías tropezó, el individuo se abalanzó sobre él para agredirlo y uno o varios de sus compañeros le dispararon para evitarlo. El suceso se produjo en torno a las 16.45 horas en presencia de numerosos testigos, muchos de ellos pasajeros que esperaban la guagua.
El cadáver no fue retirado hasta poco antes de las 8 de la tarde, después de la inspección del lugar y del fallecido por la jueza de guardia, y de que la forense y la policía judicial recabaran todos los datos necesarios para la investigación.
El sindicato mayoritario de la Policía Nacional, JUPOL, se manifestó este domingo en sus redes sociales asegurando que «nuestros compañeros de Gran Canaria se vieron obligados a neutralizar a una persona armada que arremetió contra ellos», retierando con ello que los agentes intervinientes «tienen todo nuestro apoyo. Simplemente hicieron uso de sus medios de dotación de forma proporcional ante un riesgo racionalmente grave para sus propia vidas. Una intervención ajustada a derecho y a la regla de Tueller».
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