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Golpe al tráfico de subsaharianos

Golpe al tráfico de subsaharianos

La Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad (Ucrif 3) de la Policía Nacional desmantela la única red delictiva que traía hasta las islas pateras desde Marruecos con 37 detenidos, entre ellos sus dos cabecillas

Jueves, 1 de enero 1970

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A mediados del 2014 la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad (Ucrif 3) arrancaba la investigación que logró a finales de septiembre de 2017 la desarticulación por completo de la única red delictiva, y por tanto la más importante, dedicada al tráfico de personas de origen subsahariano desde la costa de Marruecos hasta las islas. Una exitosa investigación policial que llevó a salvar la vida a 1.500 personas, a la detención de los 35 integrantes de la red delictiva y al reconocimiento del trabajo con la concesión al inspector de Ucrif 3 de la orden del mérito policial con distintivo rojo.

La unidad se dedica a la investigación del crimen de tráfico de personas de organizaciones criminales desde África hasta Canarias. «Nuestro objetivo policial es dar y detener a los responsables y ponerlos a disposición judicial, pero se trata de vidas humanas, y desde que sabemos que hay una patera tratamos de localizarla para salvarles la vida», afirma el inspector de la Ucrif 3 de la Policía Nacional.

El testimonio de 65 supervivientes de las travesías organizadas por la red, y ahora testigos protegidos, han sido vitales para lograr la identificación de varios miembros de la organización. Sobre todo el de 13 supervivientes del naufragio de una patera en marzo de 2014 en el que murieron ocho personas. Su relato espoleó la investigación.

Los agentes detuvieron a 37 miembros de dicha red, entre ellos a los presuntos cabecillas, de origen subsahariano, que manejaban hasta cinco identidades falsas cada uno y que permanecen en prisión en Marruecos a la espera de su extradición para comparecer ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Telde.

Tras años investigando la llegada de patera desde la costa africana, a mediados de 2014 los agentes se percataron de coincidencias que hicieron saltar las alarmas. «Empezamos a ver que siempre llegaba el mismo tipo de patera, con el mismo perfil de inmigrante, de origen subsahariano, y con patrones siempre de una nacionalidad en concreto. Eso nos dio pie a pensar que había una organización específica detrás de estas llegada», explica.

«Trajeron a las islas a 1.500 personas en patera entre 2014 y 2017»

La red trabajaba con una organización totalmente jerarquizada con base en El Aaiún donde contaban con varios domicilios para dar cobijo a los subsaharianos enviados por los captadores, que se compartimentaba por nacionalidades y que viajaban hasta sus países, como Malí o Senegal, para ofrecer el viaje hasta España. Unos viajes que hacían de forma constante y que costaban entre 200 y 2.000 euros. Una vez en suelo marroquí, podían pasar hasta cuatro meses para embarcar en las pateras que salían desde Borjador o Dakla. Para llegar hasta allí la red tenía varios todoterrenos, facilitados por la ramificación marroquí de esta red, que desmontaban al completo para trasladar a la costa al mayor número de personas, hasta 20 en cada viaje.

Al llegar al destino, y al ser las pateras de calado alto y no poder fondear cerca de la orilla, los inmigrantes se agarraban, en grupos de hasta seis personas a la vez, a neumáticos atados con cuerdas con los que eran arrastrados hasta la patera. Se subían completamente mojados.

Cuando viajaban bebés, estos iban sobre una lona puesta en el hueco del neumático junto a su madre. «Iban sin chaleco salvavidas. Buscaban rentabilizar al máximo la patera, cuánto más gente más dinero ganaban. Para ellos eran simple mercancía», añade el agente. Si se intentaba echar para atrás, al ver la intensidad del oleaje o el mar por primera vez, los integrantes de la red les obligaban a subir a punta de pistola o de machete. «Les daba igual como están las condiciones del tiempo, si ya han pagado y tienen montada toda la logística salían», subraya. Los viajes duraban 24 horas si salían desde Dakla o 48 horas si lo hacían desde Borjador, siempre y cuando el patrón fuese un marinero experimentado. Si no lo eran, podía prolongarse hasta seis días, con el consiguiente desabastecimiento de agua, comida y combustible. «Venían totalmente destrozados», explica.

Los agentes tienen constancia de al menos el naufragio de dos pateras enviadas por la organización que le costaron la vida a 150 personas. Tras la desarticulación de esta red no han llegado más pateras son subsaharianos a las islas.

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