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El pasado domingo, una patrulla de la Guardia Civil de San Mateo se vio obligada a disparar sus armas reglamentarias en defensa propia, después de que un hombre con graves problemas de salud mental intentara agredirles con un cuchillo de grandes dimensiones. La situación, según relata la familia del implicado, fue el desenlace de años de conflictos, amenazas y episodios violentos.
Los hechos se iniciaron el sábado, cuando una discusión doméstica encendió de nuevo las alarmas. La familia intentó entonces contactar con las fuerzas de seguridad para solicitar mediación, pero la celebración del Rally Islas Canarias 2025 por la zona, impidió que se desplazara una patrulla al lugar. De esta forma, decidieron esperar al día siguiente para presentar una denuncia formal en el cuartel del Instituto Armado de San Mateo.
Ya el domingo por la tarde, dos agentes acudieron al domicilio. Al llegar, fueron recibidos por el implicado con una actitud extremadamente agresiva. Portando un cuchillo, ignoró las órdenes de los guardias que intentaban calmarlo y desarmarlo: «¡Adrián, el cuchillo al suelo!». Ante la negativa del hombre y su avance amenazante, el binomio se vio obligado a disparar a una de sus piernas en legítima defensa y lograr quitarle el arma. Acto seguido fue asistido hasta la llegada de una ambulancia medicalizada.
La familia asegura que este tipo de situaciones no son aisladas ante los problemas de salud mental que padece el implicado. Desde hace más de dos décadas, conviven con una dinámica de miedo, violencia y tensión constante. Denuncian que las medidas adoptadas hasta ahora, principalmente ingresos temporales en centros psiquiátricos, no han sido efectivas. «Cada vez que vuelve a casa, regresa peor y con más rencor», afirman.
Además del miedo físico, subrayan el profundo impacto psicológico que la situación ha causado en el resto de los miembros del núcleo familiar. «No tenemos vida ni paz», lamentan. Algunos hermanos han abandonado el hogar desde jóvenes, mientras otros siguen expuestos diariamente a una convivencia insostenible.
Por eso, reclaman ahora una medida más contundente como la incapacitación legal del implicado y su ingreso permanente en un centro especializado. «Queremos encontrar la paz», dicen. Aseguran que solo así podrán recuperar la tranquilidad y dejar de temer por su integridad física y emocional.
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