Un arma que se usó en los tres ataques

Los agentes de Homicidios y la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía revisaron durante la noche del lunes al martes toda la casa y, en primera instancia, no hallaron más cuchillos con marcas de sangre que el que tenía clavado en su espalda José Miguel López Esquerdo. Por este motivo y según fuentes de la investigación, la primera hipótesis indica que el mismo arma blanca que usó José Miguel para acabar con la vida de su madre, es el que también utilizó para pinchar a su sobrino y, tras dejarlo en el suelo, lo cogió el propio Marcos cuando salió de la habitación en la que estaba atrincherado para clavárselo por la espalda a su tío mientras se encontraba de cara a la puerta con los agentes en el exterior intentando entrar en la vivienda.

El detenido, tras ser curado de sus heridas, pasará previsiblemente el jueves a disposición judicial y no se descarta que se lleve a cabo una reconstrucción de los hechos dada la arquitectura del crimen.

Los investigadores también hallaron en el inmueble unas marcas de pisadas con sangre en el camino que llevaba de la habitación al baño de alguien que iba con los pies descalzos y, en principio, se presupone que eran del detenido ya que José Miguel estaba calzado cuando fue apuñalado de muerte. La tesis que barajan los agentes es que Marcos fue a limpiarse las manos al baño con una toalla blanca que hallaron, pero se desconoce aún en qué momento lo hizo.

También resultó de interés para los investigadores que, según fuentes cercanas al caso, Marcos apuñaló a su tío en la espalda con la hoja del cuchillo al revés, lo que indica que probablemente fue un ataque rápido y ni se preocupó en ese momento en agarrar bien el arma. Buscaron a su vez alrededor del fallecido algún objeto con el que pudiera haberse defendido del ataque para buscar el motivo de ese apuñalamiento, pero no había nada de ese estilo. Incluso, el martillo manchado de sangre que se usó en la presunta pelea previa entre ambos se encontraba en otra habitación.

Según los primeros testimonios que recabaron los policías que actuaron en este doble homicidio, el ambiente familiar que se respiraba en esa casa era bastante tirante con broncas habituales debido al carácter de José Miguel, un viejo conocido de la Justicia que acumulaba varias condenas penales por delitos relacionados con el narcotráfico. Marcos, que es de Fuerteventura y vivía en Gran Tarajal con sus padres, se había mudado a Gran Canaria por motivos de estudio y por eso estaba viviendo en la casa de su abuela.

En ese inmueble vivían Josefina, José Miguel y Marcos únicamente, el número 34 de la calle Pérez del Toro que fue el escenario de una auténtica desgracia que destrozó una familia para siempre.