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«El volcán nos habla, pero no tenemos conocimientos suficientes para entenderlo»

La directora del Observatorio Geofísico Central del IGN, Carmen López, confía en que el caudal de datos sobre esta erupción dé para muchas investigaciones

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 12 de diciembre 2021, 08:43

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La geofísica Carmen López lleva tres meses con un pie en Madrid y otro en La Palma. Dice que es preciso estar a las faldas del volcán para tomarle el pulso y atender a sus lecciones diarias de vulcanismo.

-El presidente del Gobierno de Canarias dice que hay indicios de que la erupción acabará este año. ¿Está movido por el deseo de que termine o realmente existen estos indicios?

- Creo que los buenos deseos los tenemos todos, incluyendo al presidente. Pero todavía hay unos valores altos en algunos de los parámetros que miden la evolución de la erupción; uno es del dióxido de azufre, que mantiene niveles alejados de los que tiene que tener para que sea pronosticable a corto plazo el fin de la erupción. Hace unos días, el 30 noviembre, hubo el mayor número de terremotos registrados en un día. No hay una tendencia sostenida que pueda servirnos para hacer este pronóstico a corto plazo. Hay que esperar y estudiar el proceso.

«El registro de la erupción será objeto de estudio para una futura generación de volcanólogos»

- ¿Se esperaba alguien que el volcán fuera de esta envergadura?

- Realmente, cuando se inicia el proceso, solo tenemos información de las erupciones históricas de La Palma, que son seis, la más corta de 24 días y la más larga, con 84. La última erupción en la isla fue la del Teneguía, que fue especialmente corta, y la anterior en Canarias, la de El Hierro, que duró cinco meses, empezó el 1 octubre de 2011 y terminó a primeros de marzo de 2012m, sirve de referencia como proceso previo. Ya estábamos avisados de que las erupciones en Canarias pueden tener una duración que vaya desde los 24 días del Teneguía a varios meses.

- Esta va para tres meses. ¿Cómo son sus jornadas de trabajo?

- Trabajamos mucho. El grupo del IGN es grande y lo que hacemos es rotar. Tenemos un sistema de vigilancia muy robusto. Vigilamos la erupción desde el centro de datos y desde el centro de atención de Tajuya. Allí tenemos a entre 6 y 8 personas rotando y un sistema programado para que atendamos este proceso el tiempo que haga falta con descansos para recuperar fuerzas. Nuestro único objetivo es trabajar y una cosa bonita que nos está pasando es que podemos compartir nuestro trabajo con todo el que se acerca por Tajuya. Se ha creado una convivencia con toda la gente que trabaja para la emergencia y con la población. Lo mejor que podemos hacer en estas jornadas es trabajar e ir satisfechos a la cama.

- ¿Qué señales da el volcán de cuánto magma queda en su interior?

- No es un parámetro que se pueda saber. Sabemos cuánto magma sale porque se puede medir el volumen de tefra y lava. También se puede hacer una medición del cono y de la fajana. Son indicios indirectos. No conocemos lo que está por salir.

- Hay muchas preguntas que ustedes no pueden contestar, sobre todo cuándo se extinguirá. Si el volcán hablara ¿qué preguntas le formularía?

- Sería una maravilla. El volcán está hablando pero necesitamos tiempo para entenderle. Lo importante para todos y para la población es que se acabe la erupción para poder trabajar en la recuperación. Los científicos empezaremos a estudiar estos datos durante muchos años, décadas, y entenderemos mejor el volcán. Hay una labor científica para estrujar los datos y entenderlos en profundidad que hará avanzar muchísimo el conocimiento de este tipo de volcanismo. Nos hará estar mejor preparados para el siguiente evento. El volcán todo el rato nos está hablando, pero no tenemos los conocimientos suficientemente desarrollados para entenderlo. Tienes que vivir muchas experiencias para acabar de hacer una traslación de lo que le ocurre a la lengua de la ciencia. La base de datos que se está creando, ese registro de la actividad desde tierra, mar y aire, con muchísimas disciplinas implicadas, servirá de base para las investigaciones de una futura generación de volcanólogos.

- ¿Cuál está siendo su trabajo?

- La coordinación de las tareas Instituto Geográfico Nacional en La Palma y, en general, crear, mantener y mejorar este servicio de vigilancia. Cuando vengo a La Palma, me integro en el trabajo del Pevolca. También, cuando no estoy en La Palma, sigo las reuniones de forma telemática. Me integro en el grupo de mis compañeros y vivo el día a día en La Palma. Hay que estar aquí. No es lo mismo ver un vídeo que ver el volcán. Cuando lo ves y observas sus cambios, comprendes mejor lo que se está registrando en las estaciones sísmicas con sus cambios de morfología y de su registro eruptivo. Verlo es una lección. Si para la actividad, ves que baja el tremor. Si sube el tremor, ves más detonaciones, que se abre otra boca, que empieza a emitir ceniza... Esa experiencia te hace comprenderlo mejor. Es imprescindible estar cerca. Esta erupción es un laboratorio científico.

- Parece que el trabajo con otras entidades científicas está siendo más cómodo que en la erupción de El Hierro. ¿Hay más colaboración?

- Es una realidad. Somos varias instituciones trabajando y todas ponen lo mejor de sí mismas; los recursos, conocimientos, la observación... Trabajamos con total transparencia y hacemos una labor inusual. En la competición científica, uno no es tan generoso y, en este caso, estamos todos priorizando la emergencia y trabajando para que el Pevolca tenga la garantía de que se está aplicando el máximo de recursos y conocimientos. Nadie escatima ni un pequeño dato ni un pequeño pensamiento y todo con mucha humildad. Reconocemos cuando no sabemos algo, avanzamos propuestas y las discutimos. Es una experiencia profesional única. La erupción está siendo una jornada muy larga de puesta en común de conocimiento y todas las instituciones están haciendo un trabajo excepcional, con un despliegue técnico sin precedentes.

- Otra novedad es la cantidad de mujeres que hay en el equipo científico.

- Es verdad, pero también es una cuestión de visibilidad. Ya estuvimos como gestoras de la vigilancia en El Hierro. Inés Galindo y Nieves Fernández también estuvieron en el Instituto Geológico y Minero de España. Ha habido siempre mujeres en todos los ámbitos de las ciencias, pero ahora somos más visibles. Este mundo no se hace solo con hombres. Ahora, en el Puesto de Mando Avanzado hay dos mujeres, con lo cual suma más, me alegro, pero ya estábamos de antes.

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