
La víctima: «No me fui porque tenía miedo, no era dueña de mi cuerpo ni de mi cabeza»
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Los tres investigados por la presunta violación de una joven en un hotel de Santa Catalina, en libertad con cargosLos tres hombres que fueron detenidos el pasado 16 de marzo por haber, presuntamente, violado a una joven en la habitación de un hotel cercano al parque Santa Catalina, han quedado en libertad con cargos de agresión sexual por decisión del Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria y a petición del Ministerio Fiscal. Este viernes, la víctima compareció en sede judicial para prestar declaración y durante el interrogatorio manifestó que no se había marchado lejos de sus supuestos agresores «porque tenía miedo, no era dueña de mi cuerpo ni de mi cabeza», reflejó.
En este escenario, los alemanes Christoph I.K. y Philipp Jonas O. y el italiano Alexander T. –que estaban trabajando esos días en la isla como técnicos de una empresa portuaria– no podrán salir de la isla, se les ha retirado el pasaporte, tendrán que comparecer cada quince días en sede judicial y, además, tienen una orden de alejamiento a menos de 300 metros y la prohibición de comunicación con respecto a la víctima mientras se tramite la causa.
El testimonio de esta estudiante fue coincidente con el que ofreció cuando fue auxiliada por la Policía Nacional. Refirió que le habían obligado a beber alcohol y como consecuencia d ello, «no era dueña de mi cuerpo ni de mi cabeza». Dijo que no se había ido «porque tenía miedo», que se «encontraba sometida» y que «recordaba pocas cosas, solo frases», insistiendo que pasó «miedo al estar con tres hombres adultos, era sumisa» y tampoco sabía cómo había llegado desde Las Canteras hasta el hotel donde se produjeron los hechos.
Que estas tres personas la «desnudaron y me tumbaron en la cama» y la agredieron sexualmente, a la vez que recibió mordiscos y bofetotes.
Sobre cómo conoció a estas tres personas, indicó que sobre las 9.50 horas abandonó su domicilio para ir a dar un paseo a Las Canteras. Ya por la zona del Reina Isabel, se encontró con los investigados quienes le ofrecieron tomar una bebida alcohólica, si bien inicialmente declinó la invitación, finalmente la aceptó ya que ellos –declaró– le comentaron que era de «mala educación» rechazar esa oferta.
Durante esos minutos, dijo que Alexander T. se fue a comprar una botella de Jägermeister y cuando regresó, se tomó «dos o tres vasos» –aunque en el hospital declaró que fueron cuatro–. Al poco tiempo dijo que empezó a «no encontrarme bien» y recuerda vagamente ir «caminando» junto a ellos en dirección a su hotel.
Llegaron al mismo a las 11.28 horas, según se refleja en las cámaras de seguridad, que captaron a los tres hombres entrando por el hall y a la chica con ellos, pero tambaleándose.
Luego, a las 11.31 se aprecia en las imágenes como Philipp Jonás O. le toca una nalga y, tres minutos después, la misma persona le da un beso en la boca mientras Alexander T. la agarra de la mano en la puerta del ascensor.
Al entrar en la habitación número 514 donde se alojaba Alexander T., esta joven manifestó que la tumbaron en la cama y comenzaron a penetrarla vaginalmente, la obligaron a practicar sexo oral y a masturbar a los investigados, a la vez que recibía cachetadas en la cara y las nalgas. «Solo recuerdo flashes», confesó a preguntas de la fiscal, mientras corroboraba que llegó a escuchar decir a Alexander T. «esto no significa nada para mi» y a Philipp Jonas O. que «no quería meterme en problemas».
Transcurrido el tiempo, contó que los dos alemanes «se fueron de la habitación» y se quedó solo con el italiano media dormida hasta que le sonó su teléfono móvil y la despertó. Era su tía que le preguntó dónde se encontraba y ella dijo «me han violado». Su familiar le respondió «sal de ahí».
En ese momento, pudo ser consciente de la situación y aprovechó que Alexander T. estaba en el baño para huir totalmente desnuda, solo con su móvil y dejando atrás sus pertenencias.
En las imágenes de las cámaras del hotel se aprecia como a las 13.05 salen de la habitación Christoph I.K. sin camisa y Philipp Jonás descalzo hasta que, a las 13.31, se ve a la víctima como va al pasillo como ella declaró, «desnuda y solo con mi móvil».
Atrás se había dejado su ropa, unas sandalias y la cartera con su documentación y 45 euros en su interior. Corrió hacia la escalera donde se encontró con una empleada del hotel, que la acompañó hasta la recepción donde le dieron una bata para poder taparse.
En ese instante, llamaron a los servicios de emergencia y llegaron minutos después una ambulancia y agentes de la Policía Nacional. Tras preguntarle a la víctima, fueron a las habitaciones de los investigados: en la 112 estaba Philipp Jonas O. que se encontraba desnudo en el momento de ser detenido, al igual que Alexander T., que abrió la puerta de la 514 a los agentes. Por último, Christoph I.K., que moraba en la 604, también fue engrilletado. Todos manifestaron en ese momento inicial que habían estado con la joven, que habían bebido y mantenido relaciones sexuales, pero que en ningún caso hubo penetración y que siempre fue de forma consentida y a iniciativa de la víctima, como así reiteraron ante la autoridad judicial.
Con estos testimonios, la autoridad judicial decretó la libertad con cargos para estos tres investigados al entender que no existe riesgo de reiteración delictiva, de fuga además de que son ciudadanos europeos, de destrucción de pruebas y de volver a atentar contra la víctima, alineándose con las tesis planteadas por Fiscalía y defensas. Por su parte, la acusación particular pidió el ingreso en prisión.
«Es inapropiada la libertad porque estos señores han terminado la temporada de trabajo en la isla, son técnicos de buques cualificados que viajan por todo el mundo y la fiscal entendía que no existía riesgo de fuga», dijo el letrado de la víctima. «No tienen arraigo ni en Canarias ni en España, no han dado domicilio conocido sino un hotel del que los han echado y cuentan con una elevada capacidad económica», añadió. «Por mucho que se les retire el pasaporte, trabajan en buques y se pueden embarcar hacia otro país pasando su cartilla», se quejó el abogado.
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