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Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife
Domingo, 24 de septiembre 2017, 12:32
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Trichodesmium spp. vive de forma natural en todos los océanos del mundo, pero es en las aguas de la banda tropical y subtropical del planeta donde las acumulaciones masivas o blooms de esta cianobacteria son habituales. Tal es así que ni la población ni los gobiernos los consideran «ni siquiera un fenómeno» o «algo extremo como un terremoto o un huracán», sino que, por contra, son algo «normal», asegura Mar Benavides, oceanógrafa del Instituto de Investigación para el Desarrollo del Instituto de Oceanografía del Mediterráneo, en Francia.
Trichodesmium está presente en Canarias durante todo el año, como filamentos (tricomas) aislados en las aguas turbulentas frecuentes en las islas y forma colonias más abundantes y densas cuando las condiciones son adecuadas (calor, calima y aguas estratificadas). El aumento anómalo de temperatura del agua, la disminución de viento y el aporte de polvo sahariano favorece, como ha ocurrido este verano, que se produzcan acumulaciones de millones de tricomas por litro.
En lugares como el Caribe, Hawai, Brasil, el este de Australia e islas como Fiji o Tonga, de aguas cálidas y abundantes nutrientes (hierro y fósforo) los bloom de Trichodesmium se suceden durante todo el año, de manera que las autoridades locales tienen establecidos protocolos de actuación que básicamente consisten en informar a la población de la presencia de mareas marrón verdosas y, por tanto, desaconsejando el baño en donde hayan llegado. En Nueva Caledonia y otros territorios ultramar no hay aviso alguno porque los bloom no tocan la costa.
Los países donde se producen de manera habitual los afloramientos masivos de organismos marinos tóxicas están adheridos a la red de alerta de blooms de algas nocivas que la Unesco tiene establecida a escala global, que en el argot internacional se llaman HAB (Harmful Algae Blooms), de manera que gobiernos y población tienen información continua gracias, entre otras cosas, a las imágenes de satélites de los blooms.
El afloramiento masivo de cianobacterias este verano en aguas de Canarias creó una situación casi de psicosis entre los usuarios de las playas a donde llegaron las mareas de Trichodesmium. Según los expertos, no se conocen casos registrados de toxicidad directa sobre personas, más allá de procesos de dermatitis, irritación de mucosas o estrés respiratorio. Por eso, como en lugares donde los blooms son normales, la recomendación era no bañarse cerca de la mancha.
Además, casi de inmediato se relacionó cianobacterias con vertidos residuales, algo que también rechazan los expertos, aunque quieren ver si tienen alguna influencia sobre el metabolismo basal de estas cianobacterias o el crecimiento de otros organismos.
Mar Benavides es una de las mayores expertas a nivel internacional en organismos marinos fijadores de nitrógeno (N2) en el agua y ha sido una de las expertas que ha participado en el informe sobre la presencia de Trichodesmium spp. en aguas Canarias este verano junto Javier Arístegui y Antonio González. No descarta que, en la fase terminal de los blooms, en Canarias puedan proliferar especies tóxicas de otros tipos de fitoplancton (mareas rojas de dinoflagelados), como ocurre en Florida, pero sí afirma que «que esto ocurra en Florida no implica que pueda ocurrir en Canarias; primero habrá que saber cuál es la abundancia y dinámica de la población de fitoplancton tóxico en aguas de las islas».
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